sábado, 29 de março de 2014

La Ojeda: el nacionalismo catalán (1)



           El nacionalismo catalán es algo inaudito, tanto porque sus dirigentes mienten tergiversando la Historia de España [coincidentemente siempre a su favor], como porque es una comunidad autónoma (¡?) que no acepta ser lo que es -‘como si de una adolescente inmatura y rebelde se tratara’-, y ha sido siempre un antro de insatisfacción y anarquía durante muchos y muchos años, por no decir la vida entera. A este respecto, recorto algunos comentarios no de un bloguero cualquier, sino de un hombre culto, de un ingeniero asociado a Massimo Moratti, propietario de la mayor refinería del Mediterráneo, Merhav-Group of Companies = una corporación transnacional localizada en Israel, y especializada en el desarrollo y financiamiento de proyectos de gran escala y/o alta complejidad. Por tanto, su autoridad es incuestionable, sobre todo si comparada con eses dirigentes catalanes descabezados y de poca capacidad intelectual, Artur Mas (licenciado en ciencias económicas por la Universidad de Barcelona) y Francesc  Homs, (licenciado en economía también por la misma universidad), ‘dos traidores  y dirigentes corruptos del nacionalismo catalán que, en los 10 últimos años, han desmantelado las grandes empresas españolas’, nos dice Roberto Centeno (foto). En realidad, son demagogos baratos que conducen a Cataluña, como refería Albert Boadella, ‘al suicidio colectivo y hay que dejarles que se suiciden, porque llevan años diciendo que se van a tirar del puente’. Pues bien, Roberto Centeno González (salmantino, 1962)) = doctor ingeniero y catedrático en economía por la Universidad Complutense de Madrid, y que tiene por compañero a otra gran personalidad española, Ramón Tamames (Madrid, 1933), catedrático de estructura económica por la Universidad Autónoma de Madrid, nos hablan sobre el nacionalismo catalán. Desde lo alto de su argucia y argumentos consistentes, Roberto Centeno nos dice taxativamente: ‘estos incultos payeses [= campesinos catalanes] sufragan con el dinero de los españoles, que tan generosamente entrega Rajoy a los enemigos de España, un simposio dictado por el odio y la mentira, bajo el lema ‘España contra Cataluña’, cuando la realidad es justo lo contrario: ‘El nacionalismo catalán contra España’. En los últimos 10 años la responsabilidad del desmantelamiento de las grandes empresas españolas recae sobre los corruptos dirigentes del nacionalismo catalán, apoyados en la felonía de los dos presidentes más ineptos y desidiosos de la Historia de España. Estos son los hechos, y no las fabulaciones y mentiras de la canalla separatista’. Esos dos presidentes a que se refiere Roberto Centeno son: Adolfo Suárez (‘este calamitoso ignorante que dividió Castilla en 11 trozos’) y Felipe González del PSOE (‘desmanteló la industria pesada, la pesca y la producción lechera para pasar a la historia como aquel que llevó España a la Unión Europea’). Roberto Centeno desentraña el caso de la Repsol = los catalanes ‘impidieron que fuera la primera petrolera privada mundial por reservas probadas, a fin de evitar la autosuficiencia energética de España’; el caso de Iberia y hundimiento del Aeropuerto de Barajas/Madrid a favor del aeropuerto de El Prat/Barcelona =‘vía Vueling y la masonería inglesa, que compraron voluntades de directivos desleales a su empresa y a su patria’. Este caso de Iberia es absurdamente uno de los hechos más espurios contemporáneos. Centeno habla también de la OPA catalana, que entregó ENDESA, ‘nuestra primera y más importante empresa eléctrica’, a Italia. Habla también de la expansión de los bancos catalanes con el dinero de los españoles. El Banco de España, según Roberto Centeno, ha permitido a La Caixa = banco dominado por la oligarquía catalana, esconder sus activos tóxicos, ya podridos.
          Otra personalidad notoria es Mario Conde (Tuy/Pontevedra, 1948), jurista (abogado del Estado), empresario y político español, aunque estuvo envuelto en el caso Banesto (un escándalo financiero) que nada tiene a ver con nuestro apartado, pues alguien puede ser ladrón, pero ser sumamente inteligente; lo peor es cuando se es ladrón y burro. Pues bien: en El gato al agua = un programa de TV y radio producido por Intereconomía Corporación, centralizado en el panorama político de España, uno de los entrevistados fue precisamente Mario Conde. Como entrevistado no midió palabras para decir claramente a todos los oyentes del programa: ‘el mito del nacionalismo catalán comienza cuando se estableció en la Constitución (1978) la palabra nacionalidades’. Según Mario Conde, ‘este término en sentido estricto no existía en España. Incluso, fue creado por una interpretación errónea del Tribunal Constitucional (¡?), dando margen a dos cuestiones extremamente polémicas y origen de muchas confusiones, sobre todo en relación al nacionalismo catalán (separatista): una, es la cesión por parte del Estado español a las comunidades autonómicas (en la práctica, sólo benefició a Cataluña y al País Vasco) materias tan importantes como la educación, sector administrativo especial, seguridad social y salud, justicia etc; otra fue la desidia (falta de interés por motivos excusos)  de los políticos  españoles a la hora de lidiar con la cuestión separatista que la consideraron de ‘poco realce e importancia’ (¡?). Sin embargo, es hasta hoy la más insidiosa y problemática porque ha originado y dado margen  a distintas historias de España confeccionadas en algunos casos por intereses políticos nacionalistas’ ej.: nuevamente, Cataluña y el País Vasco. Por eso Roberto Centeno se alza contra Adolfo Suárez que permitió (deliberadamente o no, no se sabe) estos pormenores y detalles de gran transcendencia por los resultados obvios actuales: Cataluña y el País Vasco y sus respectivos nacionalismos rabiosos (y desproporcionales) son contra el Estado español. Mario Conde respondió sin ningún dividiendo: Cataluña, en la historia de España, ¿ha sido un país independiente? ¡No, nunca lo ha sido! Castilla, en la historia de España, ¿ha conquistado por las armas a Cataluña? ¡No, nunca! Y, por último, ¿Cataluña entró en guerra o colocó su ejército en busca de la independencia? ¡No, nunca lo ha hecho! Entonces, ¿por qué cargas de agua el nacionalismo catalán insiste tanto en defender estas tres premisas si ellas se configuran como deslavadas mentiras? La respuesta está clara: cuando los catalanes  se sienten prisioneros de sus propias patrañas apelan para otro ‘instituto’, el sentimiento del pueblo. Pero ¿qué pueblo es ese, si el 72,8% de la población, conforme nos reveló una encuesta libre e independiente, y no de ‘institutos de estadísticas  catalanes’ (¡?) = fue realizada por una fundación alemana en 2009, se dice que no quiere separarse de España en ninguna hipótesis? Pero los ‘borregos’ y ‘carneros’ de Artur Mas i Gavarró y  Francesc Homs i Molist continúan haciendo paseatas y provocando a sus vecinos españoles.
    Ante las grandes personalidades citadas y sus opiniones en función del nacionalismo catalán, veamos lo que nos tiene a decir Francesc Homs i Molist (Vic/Barcelona, 1951), un simple licenciado en economía por la Universidad de Barcelona (¡?), conseller de Presidència y portavoz de la Generalitat. Ese Homs, aunque de forma matizada después de ser reprendido por sus compañeros, habla de un escenario en que los españoles en su conjunto decidirían  en una consulta sobre el nuevo encaje de Cataluña (¡?), tras celebrarse el referéndum catalán y, como consecuencia, la reforma de la constitución de 1978. Ante las críticas de los partidos catalanes (CiU, ERC y CUP), este lacayo zorruno de Artur Mas,  de frases confusas y nada tranquilizantes, dice abiertamente sin importarse con lo que dice la actual constitución: ‘no se puede negociar sin aceptar que la otra parte pueda decir alguna cosa’; o también, ‘si el pueblo de Catalunya vota independencia, se pueden negociar las condiciones, pero no la decisión’. Pero me diga una cosa: al ‘resto de los españoles’ (unos 44 millones/habitantes) no nos interesa negociar cosa alguna en relación a Cataluña, y si el pueblo catalán vota la independencia que la vote: las cosas no mudan porque yo quiera el cielo y nadie me lo ofrezca. Ahora, si mi vecino me molesta y me crea problemas, debe ser la justicia que los deberá resolver, y no los otros vecinos, pienso yo. ¿O estoy errado? Interesante: sólo es importante, para él y para su jefe, ‘ir quemando las etapas de una manera bien hecha’. Sin embargo, en cuanto lanza más leña a la hoguera, pide a los empresarios españoles para que rebajen el clima de tensión porque ‘esto se nos está yendo de las manos’. Es decir, los dirigentes catalanes insisten en crear anarquía con sus idas y venidas, y después piden a los españoles, ya hartos de sus bravatas, para que rebajen el clima ya extremamente tenso por ellos provocado, constantemente y sin cualquier descanso. Andan con medias palabras, cuando simplemente desean la independencia total de España. Mi respuesta como español, y creo ‘representar’ la inmensa mayoría de mis paisanos, sería el dicho brasileño: ‘los incomodados que se muden, y ya lo hacen tarde. Es para ayer’. Y nos dejen en paz que tenemos otras cosas más interesantes para hacer. ¿Por qué y para qué ejecutar gastos exorbitantes con consultas y referendos en un país en crisis  económica gravísima, simplemente para satisfacer a un pueblo rebelde y sin un mínimo de respeto por los demás españoles? Da la impresión que sólo ellos son importantes; los demás… Yo y muchos otros españoles nos preguntamos, pero ¿quiénes piensan que son esos catalanes de #&#, pues insisten sin descanso en un hecho ya juzgado y acepto por la inmensa mayoría de los españoles y de sus representantes, cuando ‘fabricaron’ la Constitución? Ellos están interesados en cambiar la Constitución de 1978, pero el resto de España no lo está (somos 44 millones o más): si prevalece la democracia sin chanchullos somos un número aplastante de contribuyentes contra unos 3 millones de catalanes que tal vez (¡las estadísticas catalanas no son confiables!) deseen la independencia de Cataluña. Entonces ¿por qué habríamos de cambiar la Constitución? Las cifras son tan exorbitantes que parece ridículo el gobierno español atender a un pedido tan patético. El territorio de Cataluña es exclusivamente de España  y no de los catalanes. Por lo tanto, coge tu mochila y chispa, catalán ‘farofeiro (en portugués, dado a bravatas)’. Los catalanes pueden hacer los referendos que quieran, pues el ‘resto de los españoles’ (¡somos tantos millones!) no mueve una paja ante tamaña desfachatez. Homs, vete para casa, por favor. Intenta concertar apenas los desperfectos de tu casa y familia, porque tu ‘licenciatura’ en España no vale absolutamente nada. Ese Homs es, además, atrevido: acusa al gobierno español de utilizar la ‘técnica del avestruz’ al no dialogar, y dice sin medias palabras: ‘parece que la democracia igual molesta a algunos’. Pero, cara pálida, ¿de qué democracia estás hablando, si somos 44 contra 3 millones ‘inciertos’? Democracia, ¿por acaso la democracia catalana es algo celestial,  o está hecha de oro para valer tanto así? ¡Ah, Dios mío, cuánta ignorancia y atrevimiento! Homs, mereces una palabrota de las peores que existen en el diccionario de la lengua catalana…     
          El otro cabeza de bagre (en portugués, sin mucho juicio e incompetente) es Artur Mas i Gavarró (Barcelona, 1956), también licenciado en economía por la Universidad de Barcelona (¡?). Fue proclamado por la tercera vez consecutiva a la presidencia de la Generalitat (2010), en un momento de fuerte crecimiento electoral y discusión nacionalista. En su discurso de investidura reivindicó un nuevo modelo de financiación para Cataluña como el gran reto de su gobierno, y proclamó la ‘transición nacional’ con fundamento en el derecho de Catalunya decidir su propia independencia (¡?). En plena crisis económica gravísima y de relaciones tensas con el gobierno central español, Artur Mas dirige el giro independentista a favor de la autodeterminación de Cataluña. Pero las malas o buenas lenguas apuntan otra razón más inquietante: la voluntad de distraer la atención de los numerosos escándalos de corrupción en los que su partido (CiU) está implicado. Por eso, en una deslavada extorsión y chantaje quiere que el ‘resto de España’ pague sus chanchullos, estafas y timos indecentes. Ese es el Artur Mas que convoca elecciones anticipadas (dos años antes de lo previsto), tras reconocer su fracaso ante el Pacto Fiscal para Cataluña. Para eso y a fin de mantenerse en el puesto después de tantos reveses y desastres financieros usa el pueblo catalán como material de cañón y el supuesto soberanismo de Cataluña, ya tan pisado y machacado por esos dirigentes de #$%&, para liquidar las propias deudas y despilfarros socialistas. De tantos desastres ‘consentidos’ llevó a toda España a la bancarrota. Y abre tus ojos, oh España ingenua, porque esos ‘amores por el Reino Unido’ (¡el caso de Iberia está muy mal explicado!) no huelen bien a ningún español atento a los acontecimientos. Ese es Artur Mas i Gavarró, un catalán ridículo, descortés y cazurro: en el discurso de ‘acogida’ al Príncipe de Asturias, Felipe de Bourbon (2014), sólo se autoelogió (¡?) y dijo a los convidados entre las tonterías de siempre: ‘bienvenidos a Cataluña, una vieja nación europea, con un lugar en la economía global’. Ni una referencia al príncipe de Bourbon. Otro catalán  y representante de una empresa catalana,  se negó a saludar al Príncipe de España: ‘no te doy la mano porque no nos reconocéis el derecho a votar. Te la daré cuando nos dejéis hacer la consulta’ (¡?). Como Felipe de Bourbon insistiera: ‘amigo, por educación me has de dar la mano’, el otro respondió: ‘no somos amigos, e insisto que te daré la mano cuando nos dejéis hacer la consulta’ (¡?). ¡Tiene cabimiento tanta falta de educación y de respeto! Estos son los catalanes que quieren votar por una Cataluña independiente y soberana, y aquellos que pretenden dirigir el futuro de una nación. ¡Cataluña está muy bien servida!          
               Y no paran por ahí las ‘soluciones’ de este hombre rabioso e indecente que dice abiertamente: ‘no estoy dispuesto a tropezar dos veces con la misma piedra llamada Plan Hidrológico del Ebro, porque debe velarse para que haya equilibrio entre los intereses de los regantes y el patrimonio tan extraordinario del Delta del Ebro (¡?). Patrimonio extraordinario, ¿qué patrimonio es ese, cara pálida? No inventa historias: poco sabes de economía, mucho menos de biodiversidad acuática o marina. Con todo, reconozco la importancia del Parque Natural del Delta del Ebro como 'zona ZEPA y espacio del Convenio de Ramsar (forma parte de la Reserva de la Biosfera de Tierras del Ebro,1983), pero infelizmente no están siendo bien cuidados como sería necesario: el delta del Ebro viene retrocediendo asustadoramente a lo largo de estos últimos 50 años.  En realidad, todo es pretexto para socavar al gobierno central de Madrid. Tratase de un plan hidrológico de gestión de la cuenca del río Ebro que impulsa, en estos días,  el gobierno central. Cataluña,  como siempre lo ha hecho, ya piensa en tomar medidas para frenar el proyecto, a través de Mas y de su partido, la Convergència i Unió (CiU), porque entienden que el proyecto ‘tiene que estar al lado de la gente del Ebro y de todos los regantes de Cataluña’. Es decir, un número considerable de españoles tienen que hacerse de rehenes porque a ellos les parece así. Mira, caro lector, no sé por quien te inclinas o tuerces, pero que esos catalanes están fastidiando al extremo a los españoles de otras regiones, esto nadie lo puede negar. Y creo que el nacionalismo catalán está jugando exactamente con esta variante: cansar a todo el mundo, y terminar como muchos ya lo han dicho: ‘manda esos catalanes a la m#&. Si quieren separarse de España, pues que se separen’. Y de hecho: para  la mayor parte de los españoles, la vida no mudará absolutamente nada; y si mudar, será para mejor. Incluso los diputados de ambos bandos ya están con los sacos (casi todos) transbordando no sólo de asco sino de odio porque infernizan la vida de España. Además, personas entendidas dicen que quién más saldrá perdiendo será la propia Cataluña y no España, incluso en sentido económico porque terminará de vez el proteccionismo y el parque industrial español se diversificará compitiendo con un mercado interno ocupado actualmente por Cataluña. El tiro en este caso les saldría por la culata. Vamos dar tiempo al tiempo, porque realmente esa historia de nacionalismo catalán ultrapasó todas las medidas. Detalle: ese Artur Mas i Gavarró, según referencias, ya fue un individuo ‘formal en extremo, tímido y con poco pedigrí nacionalista’, pero con todo ese hombre ambicioso ha sido el único capaz de dar una patada al tablero cuando se ha visto obligado a jugar con unas normas con las que Cataluña sólo puede perder. El aval que pretendía encontrar en las urnas no ha sido el que esperaba; al contrario, ha recibido un varapalo por su apuesta soberanista. Por increíble que parezca, a los 18 años no era ni siquiera nacionalista. Después como se ssuele decir, fue todo una carrera -‘primero lenta, y en los últimos meses desbocada- hacia el nacionalismo explícito’. Ahora se presenta con la promesa de convocar el referéndum de la autodeterminación. Pero con una sola intención: fastidiar al gobierno central. Si no fuese el referéndum, sería otra cosa cualquiera… Mismo consciente de que la histórica ambigüedad de CiU ha socavado su credibilidad, actúa hoy en día más para convencer a Madrid de que va hacerlo en serio que por convicción propia. Un consejo: después que todo acabe, la justicia española debería entrar no para confirmar el referéndum, mas para hacer una inspección en las cuentas de muchos catalanes, como se ha hecho en el caso del jugador de fútbol Neymar, del Barcelona. Apuesto que va a salir mucha carroña…
        El soberanismo catalán, como leí en un blog sobre Cataluña, ‘pese a todos los órdagos’ (en castellano, envite de juego al todo o nada), lleva consigo el si-no-lo-veo-no-lo-creo = una aptitud todavía muy extendida entre los habitantes de Cataluña con respecto a las intenciones de la federación nacionalista. El desafío de Mas y su partido CiU, si se racionalizan las manifestaciones de la Diada (2012) -‘una marea humana con 3km de gente’, entre 600.000 (gobierno) y 1,5 millón de personas (Mossos  d’Esquadra catalanes)’- y el portazo del gallego Mariano Rajoy al Pacto Fiscal, es de consecuencias imprevisibles, pues el soberanismo catalán tiene un difícil encaje constitucional. El tal Pacto Fiscal = Cataluña quiere recaudar y gestionar todos los tributos mediante una Agencia Tributaria propia, estableciendo un mecanismo adecuado para traspasar a la Generalitat las competencias y los medios actualmente atribuíos a la Agencia Estatal de Administración Tributaria en Cataluña. En resumo: la Generalitat desea actuar como único agente recaudador. Ora, ora, dejar a la zorra (¡y qué zorra!) tomar cuenta del gallinero sería mucha ingenuidad y bajeza. Pero no soy solo yo que así piensa. Ángel de la Fuente, doctor en economía y miembro del CSIC dijo a todos los españoles: ‘el Pacto Fiscal en la línea del concierto económico exigido por CiU [de Artur Mas] no es viable ni constitucional ni políticamente. En el primer caso porque atenta contra el principio de igualdad recogido en la Constitución; en el segundo porque comportaría una reducción substancial de la financiación del resto de las CCAA, muy difícil de ser vendida en el resto de España’ = me indigna decir el ‘resto de España’  siempre que se trata de Cataluña; da la impresión que el tal ‘resto’ es algo pequeño, insignificante, de poca valía. Pero convengamos: son 473.000km² de España frente a 32.000km² de Cataluña; y 40 millones de habitantes de España contra apenas 7 millones de Cataluña, suponiendo que todos los catalanes piensen como Artur Mas y Frascesc Homs, lo que con certeza no es verdad. Mismo ese ‘río de gente de 3km’ de que hablan los Mossos d’Esquadra (con absoluta certeza, mienten desbragadamente), el gobierno lo redujo a unos 500/600.000 personas, cuando los tales ‘mossos’ catalanes dicen tratarse de 1,5 millón de  manifestantes. Alguien está mintiendo y feo, porque las cifras son muy dispares. Ahora bien: a gentes que vienen mintiendo desde hace siglos, resulta difícil darles un crédito de confianza. Ese tal de Homs llegó a decir que ‘nunca en el mundo (= parece que estoy oyendo al propio Lula, ex-presidente del Brasil, aunque con una diferencia: Lula era más modesto a pesar del Brasil ser un coloso; caben 265 Cataluñas) hubo tanta gente como en las calles y plazas de Cataluña’. Pobre infeliz: aquí en Rio de Janeiro, en todos los finales de año por motivos variados y no tan importantes ej.: el reveillón congrega más de dos (02) millones de personas.  Generalmente, la fuerza de atracción son los fuegos artificiales (según parece ‘organizados’ por una empresa catalana), y cantores de variadas ‘tribus’. En la llegada del papa al Brasil fueron 2,5 millones por causa de la fe. En manifestaciones evangélicas en ciudades como Rio de Janeiro y San Paulo esas cifras son corrientes. Y más: en estas mismas ciudades (y en diversas capitales del Brasil) la llamada Parada Gay (casi siempre lleva más de 01 millón de personas a las calles) reúne mucha más gente que esa ‘inmensa Diada barcelonesa’; y sin mentiras. Por tanto, no te pavonees Homs, porque no pasas de un pequeño ignorante. Cataluña ciertamente debe ser el centro de la Tierra y el globo terráqueo aún no lo sabe. O como es costumbre decir, Cataluña así como el País Vasco entró en la disputa para ver quién es el mejor ‘ombligo del mundo’.
               Y desde el Brasil -por consiguiente bien lejos del centro neurálgico de los acontecimientos- veo algo más interesante: según números de institutos catalanes (¡?), el Área Metropolitana de Barcelona comportaría un 27,8% de ‘simpatizantes’ con el nacionalismo catalán (2009). Ora, si vino gente de toda Cataluña, y sobre todo de los pueblos alrededor de la capital (los llamados dormitorios de Barcelona, bastante poblados) la cifra entre 500.000 y un millón dice poco en relación a los actuales 7.565.603 millones de habitantes = 16,03% del total español, siendo que unos 20% de estos son extranjeros (sudamericanos, europeos del Este y del Magreb), pues mal pasa de 2,13% de la población española. Un índice absolutamente despreciable ¿Por qué entonces vanagloriarse con esa Diada (2012)? ¿A quién ellos quieren impresionar? Y en esa encuesta no están contabilizados los paisanos y descendientes de otras regiones de España. Por tanto, ese 27,8% de la encuesta es ficticio, lo que prueba que los institutos catalanes de estadísticas no son ‘serios’ ni confiables. De cualquier modo, no quitemos importancia a lo que ellos llaman de ‘tsunami nacionalista catalán’, porque realmente ha habido un profundo cambio: en 2010 apenas 23% de los catalanes tenían como primera opción territorial una Cataluña con derecho a la autodeterminación (‘una Cataluña independiente’). Esa cifra se ha doblado prácticamente en apenas dos años: hoy son 41% que defienden una Cataluña independiente. Es un cambio sin precedentes = un ‘verdadero terremoto político’ en esa Comunidad Autónoma. Como decía un comentarista, hoy en Cataluña ya no existen más partidos transversales: la fuerza electoral se ha dividido entre el catalanismo (CiU) y el españolismo (PSC), por causa de Artur Mas y los socialistas de un Zapatero que, conforme circunstancias adversas,  Mariano Rajoy y su PP tendrán que resolver a contento de todos. No será nada fácil. Y un detalle importante, pues no sabemos cómo todo eso terminará: Artur Mas ha sido citado por el Sindicado de Manos Limpias (fundado en 1995) ante el Supremo Tribunal de Justicia de Catalunya por prevaricación, desobediencia y sedición. Le acusan de llevar adelante acciones a favor de la desintegración de España. En verdad, es ‘autor, partícipe y mentor intelectual de actuar por la desmembración de España, contraviniendo la legislación vigente, con lo que sus acciones son pasibles de punición’.  El querellante, en este caso, es el Sindicato Manos Limpias = un Colectivo de Funcionarios Públicos de España, con sede en Madrid. Se define como un sindicato anticorrupción = ‘interpondremos todo tipo de denuncias ante las corrupciones políticas o económicas que lesionen el interés público o general’.  Es contrario a los nacionalismos separatistas históricos: ‘lucharemos siempre por la defensa del orden constitucional de nuestro país, frente a los movimientos separatistas que pretenden disgregarlo’. Es considerado un movimiento ultraderechista tanto nacional como internacionalmente, y toma el nombre del movimiento italiano y  fiscal Di Pietro contra las mafias de Italia. En realidad, hay gente interesada en descalificarlo o cuando menos ridiculizarlo porque incomoda a mucha gente. De cualquier forma, Artur Mas y otros 10 políticos responderán ante la justicia, pues al declararse como sujetos políticos y jurídicos soberanos ‘muestran repudio hacia España, hacia todos los españoles’, al herir el artículo 1.2 de la Constitución española, donde se declara que la soberanía de la nación reside apenas y tan solamente en el pueblo español. Es difícil decir si tendrán éxito, por motivos obvios…

La Ojeda: los nacionalismos en España (2)



       
                Es difícil diversificar, en términos catalanes, el llamado nacionalismo catalán del susodicho catalanismo político: para mí, en la práctica, son la misma cosa, aunque en la teoría, a través de retóricas falaces, se diga que son dos presupuestos diferentes. Este último, o sea, el catalanismo histórico propaga que apenas defiende y ensalza los símbolos y tradiciones catalanas, en la tentativa de preservar la cultura y la lengua catalanas; sólo desea obtener mayor autonomía, sin buscar directamente planteamientos políticos, defendidos abiertamente por el nacionalismo catalán. Me viene al pensamiento, el atraso logístico catalán: en cuanto el mundo se globaliza y se abre cada vez más, los catalanes se cierran sobre sí mismos a toda hora. Según diversas encuestas ‘catalanas’ (¡?), estos teóricos del catalanismo reafirman que Cataluña es sí ‘una nación’, pero dicen defender una plena integración de Cataluña con el resto de España, descartando absolutamente la opción por el independentismo catalán. Algunos partidos políticos no se reconocen como ‘nacionalistas’; lo hacen tan sólo como catalanistas. Y aunque venden pública y formalmente la idea de que Cataluña es una nación, defienden su pertenencia a España sea bajo el actual sistema de las autonomías sea por el sistema de estados federados. Ya el nacionalismo catalán critica violentamente el centralismo de Madrid y el nacionalismo español (¡?). ¿Da para entender tantas contradicciones ante la legislación en vigor? Y más: altos dirigentes o candidatos a serlo insultan y maltratan estúpidamente a otros grupos españoles llamándolos de vagos y señoritos, viviendo de ferias y panderetas, y de un hacinamiento al sol (especie de gueto). Ese nacionalismo rabioso y descontrolado de algunos catalanes contra determinadas comunidades autónomas sólo lanzan más leña a la hoguera cuyas llamas ya están llegando al infierno, donde el diablo en persona les espera con la sartén en la mano. Y se lo merecen por idiotas. ¡Y luego quiénes! Exactamente los dirigentes que maman de las tetas del trabajo duro y sufrido de andaluces, castellanos, extremeños etc, con salarios miserables que salen ya recortados por avaricias y ganancias de algunos chupones precisamente catalanes. ¿Qué hacen eses tales, ellos sí vagabundos y señoritos, viviendo de ferias y panderetas, con el dinero ajeno? No merecen, y nunca merecieron el salario que ganan. ¿Sabes, caro lector,  cuánto recibe un diputado catalán o español para no hacer absolutamente nada, antes pelo contrario crean confusión y desempleo en casi 26% de los trabajadores españoles? Pues confiere: por mes gana o ‘substrae’ de nuestros sudados impuestos 83.330 euros netos/año, con un suelto base de 6.410 euros limpios al mes, además de otras prebendas o colgajos, ayudas, franquicias e indemnizaciones muy discutibles y espurias en el desempeño de sus funciones (¡?), que los tales llaman de ‘indispensables’ ej.: tarjeta de taxi, 3.000 euros/año; dietas de desplazamientos , 7.000 euros/año etc. Ahora, yo te pregunto, ¿por qué y para qué tanto dinero despilfarrado con individuos que tanto mal hacen al país, sobre todo a Cataluña y, por ende, a las otras comunidades autónomas a quienes insultan y apostrofan públicamente? Y aún peor: tributan como si fuesen mileiristas = personas que ganan en torno de 1.000 euros/mes. El salario mínimo interprofesional (SMI) en España estaba en 752,85 euros en el mes de julio (2013). O sea, en cuanto nosotros y nuestros familiares, todos pobres y depauperados mortales (y a veces desempleados o en el paro), somos obligados a pagar al fisco hasta el último céntimo de impuestos fiscales, retirados de un sueldo miserable, esos tales diputados y senadores no pagan nada. ¿Está cierto eso? Evidentemente que no: ¿entonces, para qué sirve la democracia española? Las empresas saludables financieramente funcionan basadas en la ecuación  costes X beneficios. Aquí los costes políticos dichos democráticos son altísimos, y los beneficios…
        Bueno, me desvié un poco del nacionalismo catalán para discurrir sobre los dirigentes catalanes  que desangran a los españoles, y aún tienen el desplante de elegir diputados y otros semejados, que ganan sueldos absurdos retirados de nuestros minguados salarios. Y, ¿para qué, mis amigos? Para sembrar el odio y la discordia en nombre de una autonomía que ya ultrapasó la techumbre de lo razonable. De ese nacionalismo catalán nacido corriente intelectual y literaria, pero que degeneró para un partido político ultraconservador (‘Lliga Regionalista’), es que os deseo hablar en este apartado. Esa Lliga Regionalista comenzó muy mal: el ejército asaltó la redacción de un periódico de tendencia ‘catalanista’ (¡?), que a su vez desató la ira de los ‘nacionalistas catalanes’ (1906). En consecuencia, se unieron las dos tendencias catalanismo y nacionalismo formando la Solidaridad Catalana: en las elecciones de 1907 obtuvo 41 de los 44 escaños del congreso catalán, pero tras la Semana Trágica de Barcelona y provincias de Cataluña esa Solidaridad Catalana fue disuelta por tropas del ejército.  La Semana Trágica (1909) de la cual ya hice mención en otro apartado tuvo como detonante el envío de tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, siendo que esos reservistas eran padres de familia de las clases operarias, cuya única fuente de ingresos eran 10 reales por mes. Los ricos que dispusieran de 6.000 reales estaban libres de ir a la guerra. Ante tal desacato al mundo operario, hombres y mujeres gritaron por las calles de Barcelona en señal de protesta: ¡Abajo la guerra! ¡Que vayan lo ricos! ¡Todos o ninguno! En Barcelona se levantaron cientos de barricadas y varias armerías fueron asaltadas para proveerse de pistolas y fusiles. La violencia se dirigió contra iglesias y propiedades eclesiásticas, especialmente, conventos, colegios y patronatos de las Órdenes religiosas, además de  pillajes, saqueos e incendios de toda especie. El punto culminante de la violencia anticlerical se produjo durante una ‘noche trágica’: 23 edificios del centro y 8 en la periferia fueron incendiados, con religiosos y religiosas sufriendo insultos y escarnios humillantes, aunque la chispa detonante de la revuelta fuese la convocatoria para la guerra en Marruecos. Entre los participantes del terrorismo insano estaban obreros, jóvenes militantes y dirigentes del Partido Republicano Radical (nacionalismo catalán). El saldo total fue: 78 muertos, 500 heridos y 112 edificios incendiados de los cuales 80 eran iglesias, conventos y colegios católicos. La represalia gubernista también fue dura con varias muertes por fusilamiento, y otros condenados a cadena perpetua. No sé de donde Pau Casals retiró la idea de que los catalanes son contra guerras o revueltas sangrientas y contra sus efectos inhumanos. Numerosos pueblos de Cataluña y no solamente la ciudad de Barcelona participaron de la insurrección y de los graves disturbios que colocaron Cataluña en trágica evidencia no sólo en España como también en Europa, pues hubo manifestaciones y asaltos a varias embajadas.          
             La Semana Trágica de Barcelona será difícil apagarla de la Historia de España, sobre todo por los disparates, desatinos absurdos, insospechados y macabros, como el caso de un ensandecido catalán (un caso insólito en los anales históricos del mundo) que bailó con el cadáver de una monja por las calles de Barcelona. No resulta fácil explicar el giro anticlerical con incendios de iglesias, conventos y escuelas religiosas. Alguien intento decir: la causa estaría en la educación impartida en las escuelas controladas por la iglesia donde se inculcaban valores contrarios a la causa obrera (¡?). ¡Pero qué idiotice absurda es esa! Culpar a la educación impartida por la iglesia católica, en aquella época como lo es ahora, la única que se salvaba en la ya clásica mediocridad y anodina enseñanza laica. Tal vez fuese como siempre fue: el pueblo catalán se ceba en los más flacos por cobardía e irresponsabilidad ya proverbiales en las huestes catalanas desde hace siglos. Más en consonancia con la realidad, tal vez se fundamente en la envidia y revuelta de los humildes en no poder educar a sus hijos en las escuelas católicas siempre las mejores ayer, hoy y posiblemente mañana. Como no consiguen vengarse de quien coloca sus hijos en las mejores escuelas de la ciudad, parten para acabar con esos colegios y sus profesores. Es la única razón que encuentro para tanta salvajería. Conozco pocos países, pero por lo que sé tanto en España como en el Brasil donde vivo, los colegios confesionales, sobre todo católicos, son los mejores con muchos kilómetros de distancia, casi a perder de vista. En el Brasil, entre los 10 colegios con mejor excelencia en la enseñanza privada de Rio de Janeiro (la pública no tiene condiciones de competir con ella; es simplemente algo anecdótico) cinco (05) son católicos, donde estudia y se prepara la juventud de las clases media alta y alta, las élites más preparadas del país - son familias con poder adquisitivo alto. Éstas tal vez sean las verdaderas causas o razones, y no consigo descartar el instinto salvaje contra la religión que por esencia debe decir lo que está cierto y lo que está errado; ¿o no debería ser así? A final  de cuentas, la iglesia como institución ¿debe o no debe cumplir su papel, ‘siendo la sal de la tierra y la luz de los pueblos’, como pidió Jesucristo a sus seguidores? Además, el pueblo siempre piensa que la iglesia está al lado de los ricos (¡sus colegios son excelentes porque existe un coste o cobranza, sin esta premisa no existirían!), lo que no es y nunca fue verdad absoluta. Basado en mi pensamiento lógico, quiero vislumbrar un de los pilares por qué los que ganan un salario decente colocan a sus hijos en los colegios confesionales y no en las escuelas públicas: simplemente porque la enseñanza impartida en los colegios católicos es responsable, se compromete con el estudio y la formación ético-moral, además de visar el progreso del país: existe en las escuelas confesionales lo que se llama deseo de cumplir con sus obligaciones cívicas. Las escuelas públicas son deficientes en el mundo entero, cuando no están en auténtica ruina física y moral. Entonces la respuesta de quien no consigue obtener los beneficios de una buena enseñanza para sus hijos, es la revuelta que en España siempre se cebó en la iglesia y Órdenes religiosas: las desamortizaciones de Mendizábal (1835/36) son un ejemplo. La nación estaba mal por causa de los políticos y dirigentes; entonces vamos acabar con la iglesia, porque ella nos dice que estamos errados y ‘no posee batallones armados para defenderse’. El propio Stalin en persona (un gobernante ruso) indagaba del papa Pio XII: ‘¿dónde están los batallones de la iglesia?’. Los ‘batallones de la iglesia’ están precisamente en sus hombres bien preparados y responsables que levantan los mejores colegios del país. En el Brasil, los bandidos y otros grupos descontrolados en su agresividad ensandecida incendian ómnibus y atentan contra el patrimonio público y privado; en España, esos grupos que se apellidaban de revolucionarios incendiaban iglesias y conventos. Daba la impresión que sus líderes querían impartir la ignorancia y la salvajería de sus espíritus trogloditas, verdaderos hombres primitivos que aún no habían dejado las cavernas. Todo esto son factos irreductibles e históricos. Era el dictado: ‘ya que no puedo colocar a mis hijos en buenas colegios, entonces vamos acabar con esos colegios y sus maestros!  A los hombres que impartieron e imparten hasta hoy una enseñanza ‘actualizada y coherente con su tiempo’, los revolucionarios e incompetentes ministros del gobierno español les apellidaban de ‘manos muertas’.
       Tal prepotencia absurda y ridícula contra la iglesia en la Semana Trágica de Barcelona muestra un poco lo que fue realmente  el nacionalismo catalán en algunos episodios de su historia (no sé si aún prevalecen las mismas ideas). Sí, porque los casos indecentes se han repetido con frecuencia en sus calles cubiertas de cadáveres. Continúo respetando la memoria de Pau Casals como músico y compositor, pero no consigo entender de donde él retiró aquel concepto de que Cataluña siempre fue ‘contra las guerras, [contra] la inhumanidad de las guerras’. No condice con la historia real de Cataluña. La ciudad de Barcelona, principalmente, siempre estuvo metida en confusiones de todo tipo y especie. Hasta hoy continúa así. Son muchas historias ocultas que el nacionalismo catalán busca esconder tanto en acciones como en frases proferidas por catalanes, y gente que vive en Cataluña. En su libro bastante difundido Cataluña Hispana (Barcelona, 1963), Javier Barraycoa recoge 222 ‘historias ocultas’ del nacionalismo catalán, una más despampanante que otra. Como esta: la financiación del fascista Benito Mussolini a Francesc Maciá y Josep Carner para invadir Cataluña, pues ‘mientras haya una monarquía en España, Cataluña no podrá tener autogobierno. Por lo tanto, hace falta romper cualquier relación con España y proclamar el Estado Catalán que se podrá confederar con el País Valenciano, las Islas Baleares, Cataluña Norte y quizás Occitania’. Otra ‘historia oculta’ del nacionalismo catalán fue el apoyo político y económico de destacados nacionalistas para que Francisco Franco ganara la guerra civil en Cataluña, así como los homenajes del Barça (equipo de fútbol) a Francisco Franco y el racismo permanente de líderes nacionalistas contra andaluces y extremeños. El gran pintor Salvador Dalí (le disculpamos por su genialidad y locura) pasó los últimos meses de su vida escuchando una única pieza musical: el himno nacional de España, con letra de José María Pemán. También cuentan las sandeces y majaderías, como aquella que sustentan aún en nuestros días: ‘el catalán fue la única lengua que se hablaba en el mundo antes de la confusión de la Torre de Babel’. Verdad es decir que la única Babel de España es la propia Cataluña, un antro de anarquía federal. Interesante, os vascos dicen la misma cosa del vascuence, con una pequeña variante. Los dos nacionalismos compiten en mentiras y tonterías. De hecho, existen patrañas inconcebibles en que el nacionalismo catalán no controla la lengua de sus dirigentes en proferir tantas necedades. Por ejemplo: Venezuela habría sido conquistada por catalanes. Curiosidad perturbadora para el nacionalismo catalán es la historia personal del presidente de la Generalitat, Lluís Companys (1882-1940): pasó buena parte de su vida con absoluta carencia del sentimiento nacionalista por Cataluña. Fue capturado por la Gestapo de Adolph Hitler y fusilado por el franquismo en el castillo de Montjuic. Pero llegó a decir ante las cortes como diputado por Barcelona: ‘estamos aquí para intervenir en otras cuestiones que afectan a la grandeza de España: la constitución, la reforma agraria, las leyes sociales’. Companys fue más un buen catalanista que nacionalista catalán. En 1917, al ser elegido concejal de Barcelona, gritó ¡Viva España! En relación a frases fuertes difundidas contra el nacionalismo catalán, ésta me parece sorprendente sino diabólica: ‘el nacionalismo catalán sabe que necesita generar odio contra España y, por consiguiente, contra los españoles’. ¿Y no es que parece verdad?
       A principio, podemos afirmar sin cortapisas: el nacionalismo catalán histórico es totalmente falaz; y peor que eso, fraudulento y mentiroso. Si no que decir del dietario (libro de cuentas) de la ciudad de Barcelona (1492): con motivo de la toma de Granada de la cual participaron ‘numerosos’ catalanes (¡?), hubo celebraciones ‘las más grandes jamás vistas’.  Y en la rebelión de las Alpujarras (1568/71) -se la conoce también con el nombre de Guerra de las Alpujarras = ‘la guerra más salvaje de las que hubo en Europa en aquella centuria’ (Henry Kamen), cuando miles de catalanes participaron de los combates contra los morisco sublevados.  Don Juan de Austria, el héroe de la batalla de Lepanto y hermanastro de Felipe II, dijo sobre los combatientes catalanes: ‘son los súbditos más leales del rey de España’. Consta que el propio Alfonso XIII pidió al catalán Eduardo Marquina  (1879-1946), poeta y dramaturgo [histórico], varias letras para el himno nacional español. Pero de todos los embustes, el que más me impresionó por ser defenestrante es el de Pere Gimferrer (Barcelona, 1945), escritor catalán, académico español y autor de ‘El Castell de la Puresa’ (2012): ‘el nacionalismo catalán se nutre de historias apócrifas, como la de las cuatro barras’, presentes en la bandera catalana. ¿Cómo entonces acreditar en lo que dicen tantos embusteros catalanes, cuando ensalzan el nacionalismo que sus gentes más representativas e ilustres rechazan? El pueblo simple es formado en general por  ingenuos ‘borregos’ que van para donde se les quiera llevar, pero gente con la cabeza en el lugar como Pere Gimferrer, un miembro de gran relevancia en la Real Academia Española (1985), con 24 premios regionales, nacionales e internacionales, conseguidos por merecimiento propio debido a su prolífera obra, donde prevalecen temas recurrentes: ‘la actitud de rechazo y de silencio que caracteriza a los intelectuales en determinados momentos de la historia; la crítica del poder y la política; el poeta y el artista en aprendizaje constante; la voluntad de definir el momento cultural catalán. En fin, sus evocaciones personales literarias, artísticas y cinematográficas’, le valieron el reconocimiento unánime de los españoles como uno de los poetas y prosistas más originales nacidos después de la Guerra Civil, y que más modificó el panorama de la poesía española contemporánea por la innovación de sus propuestas. Indagado ¿cómo coexisten castellano y catalán en el Gimferrer  poeta?, salió por la tangente, y respondió: ‘¡también escribo poesía en francés e italiano! Tengo acabado un poemario inédito en italiano de 2013 que verá la luz pronto. Yo no elijo la lengua. Es la lengua que me elige a mí y hace la mitad del trabajo. En función del efecto rítmico y sonoro, me decanto por una u otra lengua’. Detalle: casi toda su obra está en castellano. Y es un literato de renombre internacional, y no un botarate que no sabe dirigirse a sus ‘oyentes’ ni en catalán y mucho menos en español.   
           Otro importante intelectual de Cataluña es el actor, director y dramaturgo Albert Boadella (Barcelona, 1943). Sus obras tienen una fuerte carga crítica y satírica, especialmente con el poder establecido [catalán] y ‘con cualquier poder fáctico’, especialmente con la iglesia. Boadella defiende públicamente y con emoción el ritual taurino (los toreos) por encima de las otras artes: ‘no existe en el mundo occidental ninguna ceremonia capaz de conmover y elevar con semejante fuerza al ser humano […] A lo largo de mi vida he gozado de las mejores expresiones del arte, en música, danza, ópera y teatro, pero nada es comparable al ritual taurino’. Este apoyo a las corridas de toros le ha granjeado acerbas críticas por los sectores anti-taurinos catalanes. Pero él se hace el desentendido: ‘nadie me ha insultado con más fruición, saña y fanatismo como las que ejercen los anti-taurinos con su beatífica máscara de anti-violentos’. En su ensayo de memorias Adiós a Cataluña. Crónicas de amor y guerra (2007), en la presentación del libro explicó que su adiós a Cataluña no era metafórico, sino real y para siempre. Anunció que no volvería a trabajar más en Cataluña ante el boicot sufrido en su propia tierra natal (porque contrario a los desatinos catalanes. Esta es la democracia catalana que no acepta discordancias). En la juventud estuvo cercano a posiciones catalanistas y fue uno de los integrantes de la Nova Cançó. A lo largo de su trayectoria ha sido defensor de la libertad y crítico férreo del dogmatismo y poder catalán de cualquier especie: a Jordi Pujol, a Franco, a los obispos etc, granjeándose asimismo el odio del independentismo catalán (de derechas y de izquierdas). Actualmente se opone de forma beligerante a la ’deriva catalanista’ y a las políticas del socialismo catalán. Es por así decir ‘un rebelde oficial contra la causa nacionalista catalán’, y su rebeldía es fundamentalmente ‘un símbolo de que algo no funciona bien en Cataluña’. Albert Boadella, el fundador de Els Joglars, califica al nacionalismo catalán como ‘una religión laica y, como tal, peligrosa’. Y dice aún más: ‘los nacionalistas [catalanes] tuvieron las armas para adoctrinar y han conseguido que haya dos generaciones de catalanes que odien todo lo español’. Comenta también el caso de la lengua catalana: los nacionalistas han creado un problema que no existía; nunca hubo conflicto lingüístico. La sociedad catalana funcionaba fantásticamente hasta que llegaron esos *&%$#. Él propio recuerda la actitud de sus padres que hablaban diferentes lenguas: uno hablaba catalán, el otro español. Nosotros les hablábamos indistintamente, y en muchos otros hogares pasaba lo mismo. Comentando el comportamiento actual de muchos catalanes, Boadella responde: ‘los catalanes tienen una enorme fe en algo que no saben exactamente lo que es, pero que creen que es muy importante’. El nacionalismo catalán tergiversa la historia: ‘la guerra de los ‘segadors’ nada tiene que ver con el nacionalismo. Si algo tiene a ver es que gracias a aquella guerra se perdió el Rosellón’ para Francia con  quien hemos vivido de modo esquizofrénico, con momentos de amor y momentos de odio. Ese territorio que tanto dinero y sangre costó a los españoles, España lo perdió gracias a la actuación catalana. Hoy en día, el gobierno catalán -nos lo dice Boadella- tiene ‘un comportamiento teocrático, no al servicio de los ciudadanos, sino de los principios fundamentalistas del movimiento, la separación de Cataluña’. Por eso, es fácil percibir que el nacionalismo catalán como religión ‘alberga en su seno un grupúsculo de fanáticos que puede ser más o menos numeroso, pues en toda religión aparece una colección de talibanes, incluso en el mundo de la prensa está el CAC - Consejo Audiovisual de Cataluña, que se dedica a ver quiénes son los buenos y los malos periodistas’, o sea, quién es a favor y quién es contra.  Esa religión nacionalista promete un ‘futuro excelso’, porque ‘la Cataluña fantástica -comenta sarcásticamente Boadella- fuera de España, a la que la UE abrirá sus brazos, será la nación económicamente más importante de Europa. Y lo peor es que se lo creen’. Y así termina su comentario: ‘el día en que desaparezca esa paranoia, ¿qué sucederá? Pues que vendrá una depresión general, una depresión brutal. Y enseguida vendrá también la pelea entre ellos. Por tanto, el futuro de la independencia [de Cataluña] es un futuro absolutamente negro’. A una delegación de alumnos de derecho, como paraninfo en la Universidad de Valladolid, dentro del congreso ‘Nación y nacionalismos’ (2014), Boadella dejó este mensaje: ‘les parecerá que estoy exagerando. Me gustaría que así fuera’. Son palabras y comentarios no de un político catalán cualquier, sino de un gran intelectual que los nacionalistas le hacen boicot porque coloca el dedo en la herida de ese nacionalismo catalán tipo talibán. Así se comportan los actuales dirigentes de Cataluña; por lo menos es la visión real que ellos transmiten al visitante. Mi idea es la siguiente: si un día visitar España, el interés que tengo por Cataluña es absolutamente ninguno. Y como yo deben existir millones de turistas porque Cataluña muestra al mundo una ‘nación’ insegura, beligerante e insatisfecha, lo que convengamos son adjetivos de rechazo al visitante o turista. Mismo siendo español de nacimiento, y con mucha honra… Un hecho prueba lo que digo: en un restaurante, el turista pidió cualquier cosa para comer; el camarero le respondía en catalán. Como éste insistiese en contestarle en catalán, el turista se levantó y se marchó echando chiribitas… ¡Yo haría lo mismo! La estupidez se reviste con máscara catalana.