Más sobre el topónimo Prádanos de Ojeda -
Por MacPruiz Fontecha
Pasando
una criba sobre Plantas regionales – algunas existen en Prádanos (5), encontré un
árbol muy común en parques y calles de los centros urbanos, popularizado en
cualquier región o país de nuestro Planeta, preferentemente del hemisferio
norte. Este árbol ornamental clásico desde finales del siglo XVIII, se llama plátano de sombra o platanero, en
Castilla (Platanus x hispanica), un
híbrido como su pariente próximo el plátano
de Londres (Platanus x acerifolia),
según opinan botánicos ingleses desde principios del siglo XIX. Fundamentado en
estos acontecimientos de proyección internacional me sentí estimulado y hasta
interesado en estudiar a fondo este asunto que nos toca precisamente a
nosotros, paisanos y conterráneos de Prádanos de Ojeda. Comienzo con aquel introito
de antaño: en algún lugar, del cual no me
recuerdo exactamente, leí que el topónimo Prádanos de Ojeda podría derivar
del griego ‘platanos’ = nombre científico del árbol Platanus orientalis, del cual surgió el
platanero actual existente o común en nuestros pueblos y comarcas. En Herrera de Pisuerga vi unos 30 Platanus x hispanica en las alamedas del
Parque Municipal; en Prádanos, contradictoriamente a lo que sería de esperar, y hasta con lógica presumible, creo no existe un único ejemplar que haga justicia al
supuesto topónimo de nuestro
pueblo, conforme opinan algunos ‘entendidos’ en estos asuntos, entre ellos,
Joan Corominas (1905-1997) – reputado filólogo y etimólogo catalán, autor del Diccionario crítico etimológico de la lengua
castellana (1950-1957), citado por Roberto Gordaliza en su libro Boedo-Ojeda y Ribera (2004), y que sigue
la misma orientación. Entre tanto, si mal no digo o confieso, creo que los dos
están redondamente engañados, pues aunque así fuese sería tan solo un árbol cultivado
(trasplantado) y no nativo o silvestre, cosa que no se coaduna con la historia
y la geografía de Prádanos de Ojeda, tampoco con la realidad etnobotánica de
España. En verdad, el platanero (Platanus x hispanica) nunca fue árbol
nativo ni de nuestro pueblo o comarcas vecinas ni siquiera de la península
Ibérica. Hasta el momento, para ser
históricamente correctos, apenas sabemos que el origen etnobotánico del Platanus x acerifolia del cual estamos
hablando es desconocido, al menos en
un principio, aunque botánicos ingleses digan lo contrario.
De cualquier forma, está probado científicamente que este árbol no existe y nunca existió
en nuestro país en estado silvestre,
si bien que aparezca ‘naturalizado’ en márgenes de ríos y arroyos ibéricos. Así, lo único que se sabe con certeza es que ese árbol jamás existió en nuestro
pueblo, y tampoco en la comarca Boedo/Ojeda, o en cualquier otra comarca de la
Antigua Hispania, visto que sólo existieron en el mundo dos árboles primitivos
con el nombre botánico de Platanus: el
P.orientalis (originario de Eurasia > con ubicación desde los Balcanes hasta Laos/China, a este) y el P.occidentalis (originario de Virginia/EUA, conocido como sicómoro americano, extendido geográficamente
por la costa oriental de América, a oeste). Ambos derivan del único género Platanus con 07 especies cultivadas, de
las 40 descritas que se distribuyen desde el Asia Menor/Irán hasta Laos (Asia), y
desde el Canadá hasta Guatemala (América). Ninguno es propio o nativo de la península
Ibérica; ambos fueron descritos por el naturalista sueco, Carlos Linneo (1707-1778), y
publicados en Species plantarum 2
(1753). El Platanus x hispanica (> la x indica que es híbrido, y no originario o nativo;
hispánica, por haberse cultivado en
el Real Jardín Botánico de Madrid/ España)
que hoy conocemos y admiramos en nuestros pueblos y ciudades, sobre todo por su
sombra compacta y refrescante, es un híbrido
de P.orientalis y P.occidentalis, ‘nacido’ en España, 1770?.
Ahora bien: ni este acontecimiento es absolutamente verdadero, visto que los
ingleses dicen que el auténtico híbrido se llama Platanus hybrida, y ‘floreció’ en Londres (Inglaterra, 1804). Por
lo tanto, el topónimo Prádanos no puede derivar de estos árboles, visto que el nombre
de nuestro pueblo es muy anterior en varios siglos a esas fechas geoistóricas,
y nunca existió un solo Platanus silvestre en nuestras tierras. Si algún
‘entendido’ dice lo contrario, es afirmación gratuita; no tiene cualquier
fundamento. Si verdadero fuese habría algún relicto para hacer justicia a esa
opinión, que por lo visto nadie consigue explicar por qué y cómo un filólogo de
renombre como Joan Corominas sustenta aquel parecer inconsecuente, o sea, que el topónimo Prádanos derivaría del árbol hoy llamado
plátano de sombra (Platanus x hispanica).
Actualmente es
común verlo en calles, jardines y parques del mundo entero, apreciado por su
sombra, belleza y resistencia. Esto se debe exclusivamente al hibridismo conseguido en suelos hispánicos o
ingleses, pero apenas como árbol cultivado a partir de los dos ejemplares
arriba citados. Sabemos por estudios botánicos que la familia Platanus
presenta un registro fósil desde el Cretáceo
inferior (93-113 millones de años atrás) > el Platanocarpus, siendo que en el Cretáceo
medio las hojas platanoides se mezclaron con hojas pinnadas las cuales se
prolongaron hasta el Eoceno, cuando surgieron
las típicas estípulas del subgénero Platanus,
que a su vez se transformaron en grandes formaciones arbóreas al final del Paleoceno (60 millones de años atrás, época de los dinosaurios). El único género
actual Platanus es un relicto (dejado en herencia) de un fósil
viviente. Durante su evolución debe haber ocurrido una poliploidía > variación o cambio en el número de cromosomas de
una especie, a juzgar por el tamaño de los estomas actuales
Por otro lado, la familia Platanáceas se relaciona con varios
sistemas geobotánicos ej.: familia Fagáceas,
con las que comparte caracteres semejantes, pero sin indicar un parentesco
evolutivo cercano. El APW (Angiosperm
Phylogeny Website, sitio web dedicado a la filogenia y clasificación de las
plantas angiospermas), basado en datos moleculares y morfológicos, considera
que las Platanáceas a cuya familia pertenece
el Platanus x acerifolia constituyen
una familia del Orden Proteales >
familia Proteáceas, de las cuales
serían vicariantes templadas del hemisferio norte. De este modo, sólo nos resta
decir que el único género Platanus L
[inneo], 1753, tiene como especie el P.
orientalis, el cual se divide en dos subgéneros: el Castaneophyllum J-F. Leroy (1982), de hojas elípticas con estípulas
pequeñas y escariosas, y el Platanus kerrii (1939), una especie
aislada y relíctica de las restantes especies entre las cuales está el
subgénero Platanus. Ambos ocurren en
márgenes de ríos y arroyos, pero faltan completamente en áreas secas o excesivamente
frías, comprobando así la imposibilidad de Prádanos derivar de esta toponimia
arbórea.
Existe, al contrario, una contraprueba de
que el nombre de nuestro pueblo deriva de pratum > prado o pradería, por varias razones:
A -
más de la mitad del territorio municipal
de Prádanos con 21,35/km² es efectivamente ocupado por prados, esto es, tierra
llana o de relieve suave, húmeda o de regadío, en la cual crece la hierba
(natural o cultivada) con la finalidad de producir pasto para el ganado y
forraje cuando hay producción sobrante ej.: alfalfa, esparceta, trébol, etc.
Los prados formaban un ecosistema singular, al menos en mi tiempo de niño,
donde se practicaba una economía rural basada en la agricultura familiar/doméstica
y en la pecuaria extensiva, gracias a las alternativas agrícolas de siega y pastoreo (rebaños ovino, bovino,
equino, etc). Los prados son formados por plantas herbáceas verdes (perennes)
de escasa altura y raíces poco profundas, a veces transformadas en un tapizado
denso, diverso y continuo. La flora herbácea vivaz predominante en los prados
es la gramínea y sus correlatos ejs.: llantén (Plantago lanceolata), diente de león (Taraxacum officinale), lino (Linum
bienne), mastuerzo de prado (Cardamine pratensis), entre tantas otras
plantas (naturales o cultivadas) – unas 100 especies pratenses. De cualquier
manera, la biodiversidad de los prados depende de la intensidad agrícola y
ganadera, empobreciendo o aumentando la riqueza tanto de la flora como de la fauna, ambas asociadas a este
ecosistema.
En sentido geográfico, distinguimos tres
tipos de prados: los de siega, los de
diente y los alpinos
1º) los prados de siega – característicos y propios de nuestro pueblo – se
distinguen por una topografía plana o convexa (foto); se destinan a un
aprovechamiento intensivo, generalmente abonados y estercolados, y cuando
posible regados. De ellos se extrae la hierba
durante varios cortes sin permitir el pastoreo extensivo continuo. En
Castilla-León, y también en Cantabria, donde siempre prevalecieron las praderas de dalle (guadaña), los prados
están dominados florísticamente hablando por gramíneas altas y se desarrollan
en suelos no compactados, de relativa humedad que, según la altitud del
terreno, podrán estar sujetos a una moderada desecación en el verano;
2º) los prados de diente son habitualmente pastizales sometidos con exclusividad al pastoreo bovino y equino (raramente ovino y caprino),
situados en lugares de difícil acceso o con relieve irregular, pendientes y
laderas elevadas y muchas rocas aflorantes, deseando explotarlos como si fuesen
prados de siega. En Cantabria y en la Montaña Palentina, los prados de diente se llaman brañas o branizas (no confundir con breñas, por favor) > nombres
regionales en la zona de montaña (cordillera cantábrica y estribaciones) donde
el ganado aprovecha los pastos tardíos en el verano. En estos pastizales de
montaña, frescos y húmedos (entre 900 y 1300m de altitud), suelen existir
pequeñas cabañas donde los pastores se refugian en casos de tormenta o para
pasar las noches. Por lo general, los prados
de diente son comunales y juegan un papel importante en la práctica de la
llamada trasterminancia del ganado
vacuno, o sea, inicio y fin de la alzada (8
de mayo y 29 de septiembre) > de san Miguel a san Miguel. El propio nombre braña indica el significado de los prados de diente > del latín ‘veranía’ (época estival) o del celta brakna > ‘lugar fresco y húmedo’,
situado en zonas montañosas donde los pastos por lo general son verdes en el
verano;
3º) existen también los prados alpinos (por encima de los 1300m
de altitud) > un tipo de vegetación anual de gramíneas y plantas con flores
ej.: la edelweiss (Leontopodium alpinum) tirolesa, una
región intermediaria entre las nieves eternas (¡) e inaccesibles y la
vegetación del bosque intramontano > zona de pastos de verano utilizada por
los habitantes del lugar a través de una pequeña trashumancia con los
invernaderos y tenadas estabuladas. Posee un cierto parecido con la vegetación
de los páramos tanto en España como en otros lugares ej.: Alpes y Andes >
aquí la vegetación es más rica y variada, y se localiza en zonas más altas. Es
el bioma dominado por praderas y matorrales de montaña. O como se les llama
actualmente, los pastizales y matorrales
templados [o mediterráneos], situados entre el clima semiárido y el clima
húmedo, con una estación cálida en el verano y otra marcadamente fría en
invierno.
En este último ecosistema, las gramíneas, los juncales, los pastos y los
céspedes constituyen la vegetación
predominante. Aunque en los prados mediterráneos puedan existir más de 50
especies o variedades de plantas vasculares, y en las praderas tropicales más de 200
especies florales, en las praderas y estepas de los prados alpinos predominantes
en los Picos de Europa y áreas circunvecinas, vamos encontrar herbívoros y
aves, además de una flora sorprendente. Estos pastizales ocurren en terrenos más
o menos continentales donde la pluviosidad es intermedia entre las regiones semiáridas
y los bosques mediterráneos, con grandes variaciones térmicas > veranos
calientes e inviernos fríos. En estas zonas montañosas, los árboles se han
reducido debido a los incendios o quemas, al pastoreo y al pasto (ramoneo) de
herbívoros como caballos, venados, jabalís, osos pardos, etc. Actualmente, la mayoría
de los prados han sido alterados para la praticultura de cereales (trigo, maíz,
cebada, etc). Las gramíneas se adaptaron bien a los prados, y ahora son más
resistentes al fuego y al pastoreo (sus hojas crecen desde la base) que la
mayoría de las otras plantas donde las hojas se originan en las puntas de las
ramas. Además, como los prados son abiertos y facilitan el movimiento de los
animales, estos ambientes sustentan grandes poblaciones de mamíferos
herbívoros. Las aves en su mayoría son crípticas
> se adaptan al ambiente, ‘ocultándose’ de sus depredadores; curiosamente,
cantan mientras vuelan ya que no disponen de ramas elevadas.
B - en segundo lugar, quiero reforzar mi pesquisa
sobre la toponimia de Prádanos de Ojeda, basado en prácticas científicas de
naturalistas y geobotánicos cuando es necesario usar el término pratense, o sea, la flora forrajera
constituida por todas aquellas especies cuyas partes vegetativas o la planta
entera, son susceptibles de ser utilizadas como alimento para el ganado. En
sentido estricto, los prados (del latín ‘pratum’ >
prado o pradera) son ‘comunidades de
plantas herbáceas mesofíticas más o menos densas y perennes que forman un tapiz
en equilibrio dinámico con el medio ambiente’. Considerados como cultivos,
ocupan en el mundo el primer lugar en extensión y producción totales. El
Nomenclátor de Pastos (2001) distingue dentro de los pastos cultivados dos tipos
pratenses: las praderas o prados
propiamente dichos y los cultivos monófitos (o de mezcla sencilla). Las
praderas de Castilla son, antes de todo, cultivos forrajeros de varias
gramíneas y leguminosas que se aprovechan mediante la siega y/o el pastoreo en
diferentes etapas del ciclo vital agrícola. En cuanto eso, los cultivos
monófitos se constituyen de una única especie
que se aprovecha al final del ciclo de vida. El Anuario de Estadística
Agroalimentaria (2004) sustenta que la superficie de España dedicada al cultivo
de praderas y forrajes es de a penas 4% del total útil, teniendo por objetivo
conseguir un alimento sano y ahorrar la compra de piensos exteriores. El uso de
numerosas especies pratenses o forrajeras viene estableciendo/regulando la praticultura más
adecuada para el momento actual no solo en Prádanos como en todas las comarcas
palentinas.
Apreciar estos presupuestos, significa que
las especies pratenses son aquellas plantas utilizadas y cultivadas en los
prados, principalmente las gramíneas y leguminosas con destaque para los
cereales (trigo, cebada, avena, centeno, maíz, sorgo, alpiste y mijo) y las
leguminosas de grano. En todas ellas, las semillas provienen de especies
pratenses. Con esto resalto un hecho concreto: existen determinadas especies
muy conocidas por el agricultor que ocupan los lugares preferidos de su terreno
(parcelas) a lo largo del prado. Así, las
especies pratenses crecen en las praderas (bien sea de forma espontánea o
cultivada), pero siempre con un valor aceptable para el ganado y cuyo manejo
(siega y/o pastoreo) comprende más de un aprovechamiento en el ciclo vital agrícola.
Por más que el señor de la tierra desee plantar otras semillas, la pradera exige
especies pratenses, fundamentalmente aquellas que pertenecen a dos familias botánicas:
* las Poáceas >
ray-grass inglés (Lollium perenne),
ray-grass italiano (Lollium multiflorum), festuca de los prados (Festuca pratensis), poa común (Poa pratensis), dáctilo (Dactylis glomerata), grama (Cynodon dactylon), etc. Representan
alrededor de 65% de la población de especies vegetales de un prado;
* las Fabáceas > alfalfa (Medicago sativa) > la reina de las forrajeras, trébol
blanco (Trifolium repens), trébol
rojo (Trifolium pratense), esparceta
(Onobrychis viciaefolia), zulla (Hedysarum coronarium), loto de los
prados (Lotus carniculatus), etc.
Además, cuando hablamos en praderas nos referimos también a los cultivos
forrajeros > aquellas especies vegetales destinadas a alimentación del
ganado, que forman praderas temporales bajo un régimen controlado de cultivo;
su único aprovechamiento suele ocurrir esencialmente mediante la siega/año.
Ejemplos: el maíz (Zea mays), la remolacha
(Beta vulgaris), el girasol (Helianthus annuus), el sorgo (Shorgum vulgare), etc. Normalmente, las
especies pratenses se desarrollan en praderas permanentes, mientras que los cultivos forrajeros se hacen
en praderas temporales, incluidos en una rotación de cultivos. En España se
estima que se pierde un 20% de las aguas pluviales por escorrentía y 10kg/m2 de tierra,
mientras que en los prados se pierde 10% menos de agua y 50% menos de tierra:
este hecho acontece porque las gotas de lluvia son frenadas por las espesas
plantas pratenses y la tierra retenida por sus raíces.
Este discurso pretende demostrar que
si etnobotánicos, naturalistas e ingenieros agrónomos nos hablan de prados en sentido estricto, de
plantas cultivadas en los prados, de especies forrajeras desarrolladas en los
prados, ¿por qué, pregunto yo, la sabiduría popular de antaño iría procurar
para su lugar de origen, topónimos extraños y exóticos, sin cualquier
aprovechamiento agrícola o relación antropológica o social, cuando la vida y el
sustento de sus agricultores [y rebaños] depende fundamentalmente de los
prados? No hay razones plausibles para que se piense en topónimos complicados
que no vienen al caso, cuando en la puerta de casa existe un oro verde
reluciente. El hecho de que otros pueblos vecinos usen la vid, el nogal, el
olmo, la amayuela, el colmenar -mi hermana Cristi es natural de Colmenares de Ojeda- etc, como topónimos de sus entornos urbanos, no quiere
decir que las demás localidades irán seguir necesariamente aquel modelo en relación a los
vegetales. Existe, sí, un procedimiento común en relación a lo que abunda más
en determinado lugar: en relación a Prádanos, los prados son predominantes, y no árboles exóticos que ni siquiera de España ellos
son originarios. Lo mismo se puede decir del gentilicio local: si la raíz
lingüística del nombre es latina > pratum >> prado o pradera, es necesario entender el verdadero linaje o familia
de la cual derivamos. Y más aún: sin rodeos o subterfugios ajenos a nuestro
castellano vernáculo, debemos encontrar un sustantivo o adjetivo que exprese
nuestro origen remoto. Si dependemos de los prados que la naturaleza nos ofertó
como una dádiva de nuestros dioses domésticos, no existen razones convincentes
para forjar expresiones no armónicas o de pocos arpegios. Quien nace en
Prádanos de Ojeda es, por destino histórico y geográfico, un pratense > y por extensión un
pradanense, como lo son las plantas allí cultivadas, los animales que allí
viven y se mimetizan > adoptan el
color, la forma y el aspecto de los objetos/seres que se encuentran al su
alrededor y, consecuentemente, los hombres/mujeres del lugar que, por plantío, siega
y/o pastoreo, escogieron fijar allí su residencia o morada eterna.
En el asturlleonés más arraigado, pládanu es un sust. Árbol del xéneru Acer [de madera duro, de fueya grande y cayedizo que da flores en forma de recimu].
ResponderExcluiry precisamente el arce campestre muy abundante en el Oriente de La Cantábrica y ausente en el Occidente (Asturies y Lleón) debió de ser un sock para los repobladores.
Por cuestiones climáticas y edafológicas es imposible que estas vertientes sureñas de la Cordillera fueran un erial boscoso