quinta-feira, 13 de junho de 2013

PRÁDANOS DE OJEDA - más sobre su toponimia



                                        Más sobre el topónimo Prádanos de Ojeda  -
                                                      Por MacPruiz Fontecha
     
       Pasando una criba sobre Plantas regionales – algunas existen en Prádanos (5), encontré un árbol muy común en parques y calles de los centros urbanos, popularizado en cualquier región o país de nuestro Planeta, preferentemente del hemisferio norte. Este árbol ornamental clásico desde finales del siglo XVIII, se llama plátano de sombra o platanero, en Castilla (Platanus x hispanica), un híbrido como su pariente próximo el plátano de Londres (Platanus x acerifolia), según opinan botánicos ingleses desde principios del siglo XIX. Fundamentado en estos acontecimientos de proyección internacional me sentí estimulado y hasta interesado en estudiar a fondo este asunto que nos toca precisamente a nosotros, paisanos y conterráneos de Prádanos de Ojeda. Comienzo con aquel introito de antaño: en algún lugar, del cual no me recuerdo exactamente, leí que el topónimo Prádanos de Ojeda podría derivar del griego ‘platanos’ = nombre científico del árbol Platanus orientalis, del cual surgió el platanero actual existente o común en nuestros pueblos  y comarcas. En Herrera de Pisuerga vi unos 30 Platanus x hispanica en las alamedas del Parque Municipal; en Prádanos, contradictoriamente a lo que sería  de esperar, y hasta con lógica presumible, creo no existe un único ejemplar que haga justicia al
 
 supuesto topónimo de nuestro pueblo, conforme opinan algunos ‘entendidos’ en estos asuntos, entre ellos, Joan Corominas (1905-1997) – reputado filólogo y etimólogo catalán, autor del Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana (1950-1957), citado por Roberto Gordaliza en su libro Boedo-Ojeda y Ribera (2004), y que sigue la misma orientación. Entre tanto, si mal no digo o confieso, creo que los dos están redondamente engañados, pues aunque así fuese sería tan solo un árbol cultivado (trasplantado) y no nativo o silvestre, cosa que no se coaduna con la historia y la geografía de Prádanos de Ojeda, tampoco con la realidad etnobotánica de España. En verdad, el platanero (Platanus x hispanica) nunca fue árbol nativo ni de nuestro pueblo o comarcas vecinas ni siquiera de la península Ibérica. Hasta el momento, para ser históricamente correctos, apenas sabemos que el origen etnobotánico del Platanus x acerifolia del cual estamos hablando es desconocido, al menos en un principio, aunque botánicos ingleses digan lo contrario.
        De cualquier forma, está probado científicamente que este árbol no existe y nunca existió en nuestro país en estado silvestre, si bien que aparezca ‘naturalizado’ en márgenes de ríos y arroyos ibéricos. Así, lo único que se sabe con certeza es que ese árbol jamás existió en nuestro pueblo, y tampoco en la comarca Boedo/Ojeda, o en cualquier otra comarca de la Antigua Hispania, visto que sólo existieron en el mundo dos árboles primitivos con el nombre botánico de Platanus: el P.orientalis (originario de Eurasia > con ubicación desde los Balcanes hasta  Laos/China, a este) y el P.occidentalis (originario de Virginia/EUA, conocido como sicómoro americano, extendido geográficamente por la costa oriental de América, a oeste). Ambos derivan del único género Platanus con 07 especies cultivadas, de las 40 descritas que se distribuyen desde el Asia Menor/Irán hasta Laos (Asia), y desde el Canadá hasta Guatemala (América). Ninguno es propio o nativo de la península Ibérica; ambos fueron descritos por el naturalista sueco, Carlos Linneo (1707-1778),  y publicados en Species plantarum 2 (1753). El Platanus x hispanica (> la  x indica que es híbrido, y no originario o nativo; hispánica, por haberse cultivado en el Real Jardín Botánico de Madrid/ España) que hoy conocemos y admiramos en nuestros pueblos y ciudades, sobre todo por su sombra compacta y refrescante, es un híbrido  de P.orientalis y P.occidentalis, ‘nacido’ en España, 1770?. Ahora bien: ni este acontecimiento es absolutamente verdadero, visto que los ingleses dicen que el auténtico híbrido se llama Platanus hybrida, y ‘floreció’ en Londres (Inglaterra, 1804). Por lo tanto, el topónimo Prádanos no puede derivar de estos árboles, visto que el nombre de nuestro pueblo es muy anterior en varios siglos a esas fechas geoistóricas, y nunca existió un solo Platanus silvestre en nuestras tierras. Si algún ‘entendido’ dice lo contrario, es afirmación gratuita; no tiene cualquier fundamento. Si verdadero fuese habría algún relicto para hacer justicia a esa opinión, que por lo visto nadie consigue explicar por qué y cómo un filólogo de renombre como Joan Corominas sustenta aquel parecer inconsecuente, o sea, que el topónimo Prádanos derivaría del árbol hoy llamado plátano de sombra (Platanus x hispanica).
     Actualmente es común verlo en calles, jardines y parques del mundo entero, apreciado por su sombra, belleza y resistencia. Esto se debe exclusivamente al  hibridismo conseguido en suelos hispánicos o ingleses, pero apenas como árbol cultivado a partir de los dos ejemplares arriba citados. Sabemos por estudios botánicos que la familia  Platanus presenta un registro fósil desde el Cretáceo inferior (93-113 millones de años atrás) > el Platanocarpus, siendo que en el Cretáceo medio las hojas platanoides se mezclaron con hojas pinnadas las cuales se prolongaron hasta el Eoceno, cuando surgieron las típicas estípulas del subgénero Platanus, que a su vez se transformaron en grandes formaciones arbóreas al final del Paleoceno (60 millones de años atrás, época de los dinosaurios). El único género actual Platanus es un relicto (dejado en herencia) de un fósil viviente. Durante su evolución debe haber ocurrido una poliploidía > variación o cambio en el número de cromosomas de una especie, a juzgar por el tamaño de los estomas actuales
     Por otro lado, la familia Platanáceas se relaciona con varios sistemas geobotánicos ej.: familia Fagáceas, con las que comparte caracteres semejantes, pero sin indicar un parentesco evolutivo cercano. El APW (Angiosperm Phylogeny Website, sitio web dedicado a la filogenia y clasificación de las plantas angiospermas), basado en datos moleculares y morfológicos, considera que las Platanáceas a cuya familia pertenece el Platanus x acerifolia constituyen una familia del Orden Proteales > familia Proteáceas, de las cuales serían vicariantes templadas del hemisferio norte. De este modo, sólo nos resta decir que el único género Platanus L [inneo], 1753, tiene como especie el P. orientalis, el cual se divide en dos subgéneros: el Castaneophyllum J-F. Leroy (1982), de hojas elípticas con estípulas pequeñas y escariosas,  y el Platanus kerrii (1939), una especie aislada y relíctica de las restantes especies entre las cuales está el subgénero Platanus. Ambos ocurren en márgenes de ríos y arroyos, pero faltan completamente en áreas secas o excesivamente frías, comprobando así la imposibilidad de Prádanos derivar de esta toponimia arbórea.
     Existe, al contrario, una contraprueba de que el nombre de nuestro pueblo deriva de pratum > prado o pradería, por varias razones:
      A -  más de la mitad del territorio municipal de Prádanos con 21,35/km² es efectivamente ocupado por prados, esto es, tierra llana o de relieve suave, húmeda o de regadío, en la cual crece la hierba (natural o cultivada) con la finalidad de producir pasto para el ganado y forraje cuando hay producción sobrante ej.: alfalfa, esparceta, trébol, etc. Los prados formaban un ecosistema singular, al menos en mi tiempo de niño, donde se practicaba una economía rural basada en la agricultura familiar/doméstica y en la pecuaria extensiva, gracias a las alternativas agrícolas  de siega y pastoreo (rebaños ovino, bovino, equino, etc). Los prados son formados por plantas herbáceas verdes (perennes) de escasa altura y raíces poco profundas, a veces transformadas en un tapizado denso, diverso y continuo. La flora herbácea vivaz predominante en los prados es la gramínea y sus correlatos ejs.: llantén (Plantago lanceolata), diente de león (Taraxacum officinale), lino (Linum bienne),  mastuerzo de prado (Cardamine pratensis), entre tantas otras plantas (naturales o cultivadas) – unas 100 especies pratenses. De cualquier manera, la biodiversidad de los prados depende de la intensidad agrícola y ganadera, empobreciendo o aumentando la riqueza tanto de la flora como de la fauna, ambas asociadas a este ecosistema.
     En sentido geográfico, distinguimos tres tipos de prados: los de siega,  los de diente y los alpinos
     1º) los prados de siega – característicos y propios de nuestro pueblo – se distinguen por una topografía plana o convexa (foto); se destinan a un aprovechamiento intensivo, generalmente abonados y estercolados, y cuando posible regados. De ellos se extrae la hierba  durante varios cortes sin permitir el pastoreo extensivo continuo. En Castilla-León, y también en Cantabria, donde siempre prevalecieron las praderas de dalle (guadaña), los prados están dominados florísticamente hablando por gramíneas altas y se desarrollan en suelos no compactados, de relativa humedad que, según la altitud del terreno, podrán estar sujetos a una moderada desecación en el verano;
      2º) los prados de diente son habitualmente pastizales sometidos con exclusividad al pastoreo bovino y equino (raramente ovino y caprino), situados en lugares de difícil acceso o con relieve irregular, pendientes y laderas elevadas y muchas rocas aflorantes, deseando explotarlos como si fuesen prados de siega. En Cantabria y en la Montaña Palentina, los prados de diente se llaman brañas o branizas (no confundir con breñas, por favor) > nombres regionales en la zona de montaña (cordillera cantábrica y estribaciones) donde el ganado aprovecha los pastos tardíos en el verano. En estos pastizales de montaña, frescos y húmedos (entre 900 y 1300m de altitud), suelen existir pequeñas cabañas donde los pastores se refugian en casos de tormenta o para pasar las noches. Por lo general, los prados de diente son comunales y juegan un papel importante en la práctica de la llamada trasterminancia del ganado vacuno, o sea, inicio y fin de la alzada (8 de mayo y 29 de septiembre) > de san Miguel a san Miguel. El propio nombre braña indica el significado de los prados de diente > del latín ‘veranía’ (época estival) o del celta brakna > ‘lugar fresco y húmedo’, situado en zonas montañosas donde los pastos por lo general son verdes en el verano;
     3º) existen también los prados alpinos (por encima de los 1300m de altitud) > un tipo de vegetación anual de gramíneas y plantas con flores ej.: la edelweiss (Leontopodium alpinum) tirolesa, una región intermediaria entre las nieves eternas (¡) e inaccesibles y la vegetación del bosque intramontano > zona de pastos de verano utilizada por los habitantes del lugar a través de una pequeña trashumancia con los invernaderos y tenadas estabuladas. Posee un cierto parecido con la vegetación de los páramos tanto en España como en otros lugares ej.: Alpes y Andes > aquí la vegetación es más rica y variada, y se localiza en zonas más altas. Es el bioma dominado por praderas y matorrales de montaña. O como se les llama actualmente, los pastizales y matorrales templados [o mediterráneos], situados entre el clima semiárido y el clima húmedo, con una estación cálida en el verano y otra marcadamente fría en invierno.
      En este último ecosistema, las gramíneas, los juncales, los pastos y los céspedes constituyen la vegetación predominante. Aunque en los prados mediterráneos puedan existir más de 50 especies o variedades de plantas vasculares, y en las praderas tropicales más de 200 especies florales, en las praderas y estepas de los prados alpinos predominantes en los Picos de Europa y áreas circunvecinas, vamos encontrar herbívoros y aves, además de una flora sorprendente. Estos pastizales ocurren en terrenos más o menos continentales donde la pluviosidad es intermedia entre las regiones semiáridas y los bosques mediterráneos, con grandes variaciones térmicas > veranos calientes e inviernos fríos. En estas zonas montañosas, los árboles se han reducido debido a los incendios o quemas, al pastoreo y al pasto (ramoneo) de herbívoros como caballos, venados, jabalís, osos pardos, etc. Actualmente, la mayoría de los prados han sido alterados para la praticultura de cereales (trigo, maíz, cebada, etc). Las gramíneas se adaptaron bien a los prados, y ahora son más resistentes al fuego y al pastoreo (sus hojas crecen desde la base) que la mayoría de las otras plantas donde las hojas se originan en las puntas de las ramas. Además, como los prados son abiertos y facilitan el movimiento de los animales, estos ambientes sustentan grandes poblaciones de mamíferos herbívoros. Las aves en su mayoría son crípticas > se adaptan al ambiente, ‘ocultándose’ de sus depredadores; curiosamente, cantan mientras vuelan ya que no disponen de ramas elevadas.
     B - en segundo lugar, quiero reforzar mi pesquisa sobre la toponimia de Prádanos de Ojeda, basado en prácticas científicas de naturalistas y geobotánicos cuando es necesario usar el término pratense, o sea, la flora forrajera constituida por todas aquellas especies cuyas partes vegetativas o la planta entera, son susceptibles de ser utilizadas como alimento para el ganado. En sentido estricto, los prados (del latín ‘pratum’ > prado o pradera) son ‘comunidades de plantas herbáceas mesofíticas más o menos densas y perennes que forman un tapiz en equilibrio dinámico con el medio ambiente’. Considerados como cultivos, ocupan en el mundo el primer lugar en extensión y producción totales. El Nomenclátor de Pastos (2001) distingue dentro de los pastos cultivados dos tipos pratenses: las praderas o prados propiamente dichos y los cultivos monófitos (o de mezcla sencilla). Las praderas de Castilla son, antes de todo, cultivos forrajeros de varias gramíneas y leguminosas que se aprovechan mediante la siega y/o el pastoreo en diferentes etapas del ciclo vital agrícola. En cuanto eso, los cultivos monófitos se constituyen de una única especie  que se aprovecha al final del ciclo de vida. El Anuario de Estadística Agroalimentaria (2004) sustenta que la superficie de España dedicada al cultivo de praderas y forrajes es de a penas 4% del total útil, teniendo por objetivo conseguir un alimento sano y ahorrar la compra de piensos exteriores. El uso de numerosas especies pratenses o forrajeras viene estableciendo/regulando la praticultura más adecuada para el momento actual no solo en Prádanos como en todas las comarcas palentinas.
Apreciar estos presupuestos, significa que las especies pratenses son aquellas plantas utilizadas y cultivadas en los prados, principalmente las gramíneas y leguminosas con destaque para los cereales (trigo, cebada, avena, centeno, maíz, sorgo, alpiste y mijo) y las leguminosas de grano. En todas ellas, las semillas provienen de especies pratenses. Con esto resalto un hecho concreto: existen determinadas especies muy conocidas por el agricultor que ocupan los lugares preferidos de su terreno (parcelas) a lo largo del prado. Así,  las especies pratenses crecen en las praderas (bien sea de forma espontánea o cultivada), pero siempre con un valor aceptable para el ganado y cuyo manejo (siega y/o pastoreo) comprende más de un aprovechamiento en el ciclo vital agrícola. Por más que el señor de la tierra desee plantar otras semillas, la pradera exige especies pratenses, fundamentalmente aquellas que pertenecen a dos familias botánicas:
     * las Poáceas > ray-grass inglés (Lollium perenne), ray-grass italiano (Lollium multiflorum), festuca de los prados (Festuca pratensis), poa común (Poa pratensis), dáctilo (Dactylis glomerata), grama (Cynodon dactylon), etc. Representan alrededor de 65% de la población de especies vegetales de un prado;
             * las Fabáceas > alfalfa (Medicago sativa) > la reina de las forrajeras, trébol blanco (Trifolium repens), trébol rojo (Trifolium pratense), esparceta (Onobrychis viciaefolia), zulla (Hedysarum coronarium), loto de los prados (Lotus carniculatus), etc. Además, cuando hablamos en praderas nos referimos también a los cultivos forrajeros > aquellas especies vegetales destinadas a alimentación del ganado, que forman praderas temporales bajo un régimen controlado de cultivo; su único aprovechamiento suele ocurrir esencialmente mediante la siega/año. Ejemplos: el maíz (Zea mays), la remolacha (Beta vulgaris), el girasol (Helianthus annuus), el sorgo (Shorgum vulgare), etc. Normalmente, las especies pratenses se desarrollan en praderas permanentes,  mientras que los cultivos forrajeros se hacen en praderas temporales, incluidos en una rotación de cultivos. En España se estima que se pierde un 20% de las aguas pluviales por escorrentía y 10kg/m2 de tierra, mientras que en los prados se pierde 10% menos de agua y 50% menos de tierra: este hecho acontece porque las gotas de lluvia son frenadas por las espesas plantas pratenses y la tierra retenida por sus raíces.      
   Este discurso pretende demostrar que si etnobotánicos, naturalistas e ingenieros agrónomos nos hablan de prados en sentido estricto, de plantas cultivadas en los prados, de especies forrajeras desarrolladas en los prados, ¿por qué, pregunto yo, la sabiduría popular de antaño iría procurar para su lugar de origen, topónimos extraños y exóticos, sin cualquier aprovechamiento agrícola o relación antropológica o social, cuando la vida y el sustento de sus agricultores [y rebaños] depende fundamentalmente de los prados? No hay razones plausibles para que se piense en topónimos complicados que no vienen al caso, cuando en la puerta de casa existe un oro verde reluciente. El hecho de que otros pueblos vecinos usen la vid, el nogal, el olmo, la amayuela, el colmenar -mi hermana Cristi es natural de Colmenares de Ojeda-  etc, como topónimos de sus entornos urbanos, no quiere decir que las demás localidades irán seguir necesariamente aquel modelo en relación a los vegetales. Existe, sí, un procedimiento común en relación a lo que abunda más en determinado lugar: en relación a Prádanos, los prados son predominantes, y no árboles exóticos que ni siquiera de España ellos son originarios. Lo mismo se puede decir del gentilicio local: si la raíz lingüística del nombre es latina > pratum >> prado o pradera, es necesario entender el verdadero linaje o familia de la cual derivamos. Y más aún: sin rodeos o subterfugios ajenos a nuestro castellano vernáculo, debemos encontrar un sustantivo o adjetivo que exprese nuestro origen remoto. Si dependemos de los prados que la naturaleza nos ofertó como una dádiva de nuestros dioses domésticos, no existen razones convincentes para forjar expresiones no armónicas o de pocos arpegios. Quien nace en Prádanos de Ojeda es, por destino histórico y geográfico, un pratense > y por extensión un pradanense, como lo son las plantas allí cultivadas, los animales que allí viven y se mimetizan > adoptan el color, la forma y el aspecto de los objetos/seres que se encuentran al su alrededor y, consecuentemente, los hombres/mujeres del lugar que, por plantío, siega y/o pastoreo, escogieron fijar allí su residencia o morada eterna.

Um comentário:

  1. En el asturlleonés más arraigado, pládanu es un sust. Árbol del xéneru Acer [de madera duro, de fueya grande y cayedizo que da flores en forma de recimu].
    y precisamente el arce campestre muy abundante en el Oriente de La Cantábrica y ausente en el Occidente (Asturies y Lleón) debió de ser un sock para los repobladores.
    Por cuestiones climáticas y edafológicas es imposible que estas vertientes sureñas de la Cordillera fueran un erial boscoso

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