sábado, 20 de outubro de 2012

De vacaciones en el Cristo del Otero (2)

             Existen imponentes esculturas representativas del Cristo Redentor, en el mundo entero. Todas ellas son obras de célebres escultores y, actualmente, de gran apelo popular en relación al turismo religioso y convencional, sobre todo en lugares donde la religión cristiana aún es un artículo de primera necesidad. Los gobiernos locales (municipales, provinciales o regionales) procuran incentivar la romería o peregrinación a estos lugares debido a la grandiosidad de sus construcciones, commumente imágenes/estatuas fabricadas con hierro y concreto, de masas absurdas y alturas gigantescas. Destaco algunas realmente impresionantes en su mayestática ordenación y estructura ciclópea:

        1ª. Cristo-Rei de Almada (Almada,Portugal). Es la estatua más alta del mundo si llevamos en cuenta su base: tiene 119m; la estatua en si mide 28m. Fue concluída en 1959. 
  
  2ª.  Jesuscristo, Rey del Universo (Swiebodzin,Polonia). Es considerada la estatua  propiamente dicha más alta del mundo. Sólo ella mide 36m y su corona 3m. El conjunto arquitectónico mide 56m.  Pesa 700 toneladas y ha tardado en construirse 5 años. Se inauguró en 2010 y es obra exclusiva del sacerdote católico, padre Sylwester Zawadzki, de 78 años, y donaciones de sus amigos.  
     
     3ª. Cristo de la Concordia (Cochabamba, Bolivia). Esta colosal estatua mide 34,20m de altura sobre una base de 6,24m. Su altura total es de 40,44m. Se inauguró en 1994.  
    
    4ª. Cristo de Las Noas (Coahuila, México). La gigantesca imagen mide 21,85m, desde su base, con 579 toneladas de hormigón. Fue inaugurada en 2000.
      
5ª. Cristo Redentor (Rio de Janeiro, Brasil). Su estatua mide 30m y más 8m de pedestal; es considerada la imagen más alta del mundo en estilo art decó. Forma parte de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, junto con 1ª) Machu Picchu (Peru); 2ª) Gran Muralla (China); 3ª) Coliseo de Roma (Italia); 4ª) Taj Mahal (India); 5ª) Chichén Itzá (México); 6ª) Ciudad de Petra (Jordania) y 7ª) Cristo Redentor (Brasil). Fue inaugurado en 1931. 
   
   6ª. Cristo del Pacífico (Lima,Peru). Mide 37m de altura: sólo la estatua tiene 22m, instalada sobre una base de 15m. El conjunto posee un sistema de luces de 26 colores diferentes. Fue inaugurado en 2011, después de mucha polémica como obra personal del presidente peruano, Alán García y réplica del Cristo Redentor brasileño. 
  
    7ª. Cristo del Otero (Palencia,España). Obra del virtuoso escultor palentino, Victorio Macho (1887-1966) y ‘símbolo indiscutible de la ciudad de Palencia (España)’. Sólo la estatua mide 21m de altura y su base, 10m > totalizando 31m de altura mayestática. Pero sus datos aún son imprecisos, y suscitan muchos debates entre los habitantes del lugar. Fue concluído en 1931. Los ojos del Cristo son dos ventanas de observación turística privilegiada. 
      
         8ª. Cristo Rey (Cali, Colombia). La estatua mide 45,5m de altura, de los cuales 5m son de su pedestal. Fue concluido en 1954. Su peso: 464 toneladas de masa.
          
      9ª. Cristo Luz (Camboriú/Santa Catarina,Brasil). Mide 33m y tiene 428 toneladas de hierro, acero y cimiento. Se realizan 86 combinaciones de luces coloridas que cambian conforme la estación del año. Sirve de atracción turística en el balneario de Camboriú (Santa Catariana,Brasil). Fue inaugurado en 1997. 
      
       10ª. Cristo de La Habana (La Habana,Cuba). Mide 20m de altura y reposa en un pedestal de 3m. Su peso es de 320 toneladas. La estatua está compuesta por 67 piezas de mármol de carrara,traídas de Roma y bendecidas por el papa Pio XII, en 1959.
      
     11ª. Glorioso Cristo de Chiapas o de Copoya (Tuxtla, México). Inaugurado en 2011, esta figura gigantesca de un Cristo Glorioso mide 64m de altura, incluídos los 2m de base. Sus autores quisieron rivalizar con la Estatua de la Libertad novayorquina. El arquitecto Jaime Latapí López dijo: pretendemos que sea una obra del siglo XXI. 
       
     12ª. Cristo Bendiciente (Tucumán,Argentina). Mide 28m de altura y fue obra del gobierno provincial que deseaba incorporar los cerros en torno de la ciudad al turismo de vanguardia. Es obra del célebre escultor argentino Juan Carlos Iramain (1900-1973), enterrado a los pies de la estatua. Fue inaugurada en 1942. Muchos detalles de esta obra no son meras coincidencias en relación a los trabajos y circunstancias que envuelven  al Cristo del Otero (Palencia, España).

       Oración al Cristo del Otero (1)

Oh Santo Cristo que estás en Palencia,
Y desde el Otero nos das tu protección.
Aquí, a tus pies, con mucha fe y devoción
Te pedimos paz, trabajo y clemencia.

Paz porque somos hermanos en esencia:
De corazón puro y alma en ascensión;
Imágines sacras de la creación
Y pruebas de tu divina existencia.

Y más: fuimos hechos para el trabajo
Por orden de Dios y santa armonía
Como piezas de ese excelso engranaje.

Así, pues, nadie está encima o abajo;
Somos iguales por el día a día,
A pie o sentados, con un mismo 'traje'.
 
Oración al Cristo del otero (2)

Hasta aquí llego, Cristo del Otero,
Cargado de omisiones y largas promesas
Que no cumplo, y que como pavesas
Me queman por doquier y por entero.

Traigo de lejos, oh Divino Cordero,
Mis recuerdos: son pequeñas remesas
De lo que hice, y algunas llamas presas
Que aún chispean dentro de mi 'foguero'.

Aquí traigo mis pecados y ocurrencias;
Los traqueteos de duras caminadas.
Son pedazos, rasgos de mis pasiones,

Y el noticiario de tantas carencias...
Es el relato de muchas carcajadas,
Un canto fiel de mis lamentaciones.

Oración al Cristo del Otero (3)

¡Cristo del Otero y Señor del mundo!
Vengo hasta la cumbre de esta colina,
Interceder por mi hermana Cristina.
Líbrala de todo mal tremebundo.

¡Líbrala de aquel desconcierto inmundo!
Dala de beber agua cristalina,
Y de comer ambrosía divina.
Líbrala del infortunio profundo.

No la dejes sola en su retortero.
Conserva su fe y la firme esperanza
De un día encontrarnos en el paraíso.

Que los cielos manden un pregonero
A decirnos "llegaré sin tardanza
Cuando el otoño descuelgue mi aviso".


Oración al Cristo del Otero (4)

Oh Cristo, a quien invocamos desde el Otero,
Y te alzas sobre el pueblo palentino:
Guíalo y protégelo en su destino.
Hazlo de la paz un fiel mensajero.

Que sea fuerte y valiente y altanero,
Como sus ancestros en el camino
De la honra, bravura y un mejor sino.
Y bajo tus brazos se acoja el obrero.

Señor de las batallas, nuestro Escudo:
Llevamos tu estandarte de gloria
Hasta los campos de estas llanuras.

Seremos tus guerreros a menudo;
Conquistaremos nuestra propia historia,
E izaremos tu nombre en las alturas.

Oración al Cristo del Otero (5)

Oh Cristo del Otero, de rodillas
Pido clemencia y algún lenitivo
Suplico calma a mis pies fugitivos
Y paz a mis 'ríos' y sus 'orillas'.

Vengo con un grande peso en las costillas,
Con el corazón errante y cautivo,
Con mi alma quemada al rojo vivo,
Y la conciencia presa entre rejillas.

Vengo contarte, oh Maestro Divino,
Los pasos de un cansancio antes santo
Y ahora deprimido y casi ausente.

Traigo el rudo cansancio de un sol a pino,
El sudor, mis lágrimas, y el espanto
Ante el vil desamor de tanta gente...

Oración al Cristo del Otero (6)

A tus pies, santo Cristo del Otero,
Descuelgo la lira y mis canciones.
Son lágrimas y algunas emociones,
Sacadas de mi viejo cancionero.

A tus pies, blanco Cristo del Otero,
Hoy deposito mis recordaciones:
Son tristezas, alegrías, razones,
De un apresado y devoto romero.

A tus pies, traigo mis años de escalada,
Mis hijos, mujer y toda la familia.
Y con ellos, postrado, vengo hasta aquí,

A mostrarte mí esperanza rezada,
Y pido a mi patrona santa Cecilia
Que interceda por nosotros junto a Ti

Oración al Cristo del Otero (7)

A Ti, Cristo bendito del Otero
Dedico estos humildes y pobres versos,
Y a pesar de tantos tiempos adversos
Traigo hasta aquí la oración de un romero.

¡Ay!, son las palabras de un dulzainero,
Pues somos iguales aunque diversos.
Somos devotos y también conversos;
Somos regentes de un mismo cantero.

Deseo con fe y mucha esperanza,
Ver unidos griegos y troyanos
En este altar, oh Cristo del Otero.

Y como el hombre que pide siempre alcanza
Quiero paz y amor entre mis 'hermanos'
Porque viajamos en un tren ligero...

Oración al Cristo del Otero (8)

Vengo hasta aquí, oh Cristo del Otero,
Pedirte amparo, protección y ayuda
Para mis sobrinos. Sin cualquier duda
Vengo a esta colina porque soy romero.

Y llego, contrito, como buen obrero,
Con mis ansias, deseos y la voz desnuda
De orgullo, improperios, y casi muda,
Porque aquí me siento un pobre jilguero.

Y te pido por Antonio y Marisol
Que fueron tan generosos conmigo.
Bendícelos con gracias especiales…

Haz que sus días se vistan de arrebol:
Las mañanas les traigan un buen abrigo
Y las tardes los mejores rosales.

Al Cristo del Otero (9)

Cristo del Otero > voz palentina,
Escuchada de lejos por creyentes
Y aún por los que se dicen oyentes.
Todos están de pie en esta colina.

No es por acaso que se descortina,
Desde aquí, la ciudad y sus vertientes:
El Monte Viejo con todas las fuentes
De donde brota agua tan cristalina

Que Palencia la juzga milagrosa.
Y la Urbe con los andares modernos,
Avenidas y calles del primer mundo.

Una ciudad condigna de cualquier prosa,
Pues su progreso refleja ojos tiernos
Y el ambiente refuerza un aire fecundo.

Al Cristo del Otero (10)

Oh Cristo del Otero > un cristo orante,
De mangas recogidas y ojos tiernos.
Te siento amigo en mis pasos alternos
Y salvador en mi camino ondulante.

Vengo a esta colina tan excitante
Pedir paz a mis quejidos internos;
Y autoestima a los pasantes modernos
Que se duelen en cada esquina restante.

Vengo traer la vigilia de mi alma,
Los tropiezos de estos pies sin alero
Y la mirada perdida a lo lejos,

Pues no quiero alejarme de la calma
Tan útil  en horas de desespero.
¡No se recusan los buenos consejos!

Al Cristo del Otero (11)

El otero donde el Cristo de Palencia
Se levanta y se alza como un gigante,
Es humilde, mas también exultante
Como estatua que pide complacencia.

Sobre la colina sin resistencia
Las gentes se arrodillan a su talante,
Pero todas rezan en voz suplicante
La oración que pide amor y clemencia.

El Cristo del Otero une corazones,
Familias enteras que buscan la paz.
A los pies de esta imagen gigantesca

Hasta los pesares y las sinrazones
Encuentran un medicamento eficaz.
¡Todos quieren la verdad principesca!

Al Cristo del Otero (12)

Cristo del Otero te pido perdón
Por los pecados del mundo sin entrañas,
De hombres que se sirven de patrañas
Y no aman a los otros de corazón.

Quisiera que todos tuviesen razón
En amar al otro sin usar de mañas,
Tinglados, pancartas, frases extrañas;
Usanzas antiguas que no más lo son.

Amar por amor, sin cualquier deferencia,
Como los padres aman a sus hijos,
Sin hora fija que engendre conflictos.

Quien ama debe hacerlo sin deficiencia:
Los santos no usaban duplos prefijos,
Mas amaban sin lugares restrictos…

Al Cristo del Otero (13)

A ti, Cristo del Otero, me ofrezco
Como caminante en busca de sosiego.
No quiero descanso ni exijo ruego.
Sí, quiero caminar… ¡No me aborrezco!

Quiero ir andando… Después amanezco
Con la dádiva real de un andariego:
Llegar al vértice sin cualquier apego
A la llanura, que desenmudezco…

Ascender al monte es nuestro destino.
Allí los dioses juegan a los bolos
Y tocan sus liras altisonantes.

En la montaña, siguiendo el camino,
Llegamos a ‘Olimpia’, sin protocolos.
Allí nos esperan nuestras dos amantes”.

Al Cristo del Otero (14)

En tu homenaje, oh Cristo del Otero,
Despilfarro mis tiempos de esperanza.
Llego con poca carga, y sin tardanza
Arrodillo mi mente y su cancionero.

Son cantigas de un simple pasajero
Que viene de fuera, de la lontananza,
De un pueblo que nos habla de bonanza
Y se recusa a ser un prisionero.

Este pueblo grácil y divertido
Nos envía un recado alegórico:
Aunque soy extenso y multiplicado,

Permanezco diverso, pero unido
A un símbolo común, categórico:
Ser dividido é un ser derrotado.

Al Cristo del Otero (15)

Cristo del Otero, muy señor mío:
Aquí vengo con todos mis parientes,
Sus deseos y anhelos recurrentes,
Y las angustias de un  toro bravío.

Aunque sea al caer de un sol tardío,
Traigo mis recuerdos aún pendientes
Del tiempo que, juntos y complacientes,
Registramos el mejor atavío.

Pena que los convites fueron pocos,
Y los misterios casi entrecortados
Se perdieron entre frases y datas.

Pero, revistando nuestros sofocos,
Encontramos los verdinosos prados
Y famosas y santas caminatas.

Al Cristo del Otero (16)

Al Cristo del Otero yo dedico
Mis recuerdos y algunas añoranzas:
Son cánticos de gloria y alabanzas
Que declamo a sus pies. Y aún suplico

Las bendiciones del Señor, que amplifico
Para sus ocho bienaventuranzas.
Le pido las divinas alianzas
A guiar mis pasos que hoy versifico

Con disposición y santa osadía.
También con mucho amor a mis parientes
A quienes traigo en la guardada aljaba

De este pecho  que vibra en simpatía
Con todos ellos, en rastros lucientes.
¡No olvido el amor que me acariciaba!

Al Cristo del Otero (17)

¡Oh Cristo redentor que a todos salváis!
Como uma humilde oveja descarriada,
Vengo hasta esta ermita tan prestigiada
En busca del bálsamo que aquí mostráis.

Soy oveja del redil y de ella cuidáis
Con prestimosas docencias mojadas
En las aguas puras y regeneradas
De la cruz, donde mana la luz que me dais.

Cristo del Otero > estatua gigante,
De fulgor que brilla en esta montaña,
A ti vengo, arrodillado y contrito,

Implorando un perdón resuscitante
Y las gracias que mi mente arrebaña
En los rincones de este templo bendito.

Al Cristo del Otero (18)

Mi Cristo del Otero y de Palencia >
Tierra comprometida y castellana,
De mil rastrojos y alguna ventana-,
Te venero con mucha fe y aquiescencia.

Junto  a mis hermanos de penitencia
Y desde  el mirante de esta solana
Quiero decirte con voz meridiana
Que soy peregrino  > tu quintaesencia.

En el otero, sigo por momentos
Mirando la estatua de un cristo orante >
Obra del escultor Victorio Macho:

Un palentino, autor de monumentos
Y de figuras con valor triunfante
En las ramblas de un ‘lindo penacho’.

Al Cristo del Otero (19)

Maestro divino: aquí nos ofertáis
Humildad, penitencia y mansedumbre;
Y bajo las sombras de esta techumbre
Paz, concordia, amistad y amor nos mostráis.

 Es por esta doctrina que aquí ministráis
Que yo reciclo mi mejor costumbre
De allegarme a esta minúscula cumbre
En que tantas enseñanzas practicáis

En este suave otero palentino
Nos ofreceis la lumbre que no se apaga
Y el ocaso de la Tierra de Campos.

Desde luego, asomado a mi destino
Te veo izado entre una y otra aulaga
Y luces piscantes de ‘pirilampos’.

Al Cristo del Otero (20)

Alzado como maestro en su púlpito,
Mi cristo manso y orante se perfila
Y en el alto del monte aún cintila
Su figura de asceta como un hito.

Parece un gran monumento ínclito
En medio a la llanura que rutila.
Un sol alto y ofuscante en mi pupila
Se dibuja, haciendome un ser insólito.

Aquí siento las huellas de un Dios pasante;
La mirada de alguién que nos protege
Y las pasadas de un cristo en oración.

Aquí, el aire de la montaña es rasante;
Los linderos buscan quien los maneje,
Y la ermita siempre está en meditación.

Al Cristo del Otero (21)

Subo al otero donde el Cristo reza
Por las llagas del pueblo palentino.
Es un menhir de rictus diamantino,
Expuesto al clamor de la redondeza.

Muestra poder y digna realeza
En su trono de porte alcantarino.
A él se dirige el viejo peregrino
En busca de paz y santa riqueza.

En el alto, la montaña le cubre
Con su estandarte de lienzo sagrado >
Una antorcha en la oscuridad de la noche.

Yo hago la romería en el mes de octubre,
Porque es cuando realizo mi agrado
De ascender al Cristo a pie y no de coche.

Al Cristo del Otero (22)

A ti, Cristo del Otero > un orgullo
Digno de fe y comovida nobleza,
Dirijo mis pasos con gran presteza
Buscando refrigerio, paz y arrullo…

No traigo recursos ni otro capullo
Para ofrecer que mi tosca llaneza.
Mas aquí estoy sintiendo la leveza
De  esta estatua gigante y su murmullo.

De hinojos, postro mis pobres rodillas
Con la esperanza de ser atendido
En mi letanía de ruegos largos.

Así son las plegarias en capillas
Donde el pueblo dice ser socorrido.
En sus atrios, yo dejo mil encargos.

Al Cristo del Otero (23)

No se si los turistas de verdad
Saben de un hecho asaz mensajero:
Los dos ojos del Cristo del Otero
Son ventanas que perscrutan la ciudad.

Palencia quiere verde y tranquilidad
Para sus hijos. El Cristo del Otero
Cuida, mira y con celo medianero
Les ofrece su dulce paternidad.

¿Quién no desea ser cuidado por Dios,
Estar bajo su mirada bienechora,
Y sentir sus dos ojos complacientes?

Nuestra capital, como decía Galdós,
Bien merece el remirar de la Aurora
Cuando es Cristo que nos quiere presentes.

Al Cristo del Otero (24)

Cristo del Otero > perpetuo farol
Para todos los hijos de Palencia.
Bien es verdad:  en cada residencia
Estás con tu luz como un gran girasol.

Desde la colina, haces de guardasol,
Y a todos alumbras con tu candencia,
Mostrandoles siempre amor y sapiencia.
¡Ante los escollos eres facistol!

Sí, un libro abierto para enseñar
A vivir , a rezar, a transformarse
En otro cristo vidente y altanero,

Bien visible desde cualquer encinar,
O elevado sobre un eficaz alzarse
Que haga de farol en tiempo postrero.

Al Cristo del Otero (25)

Cristo del Otero que estás sin la cruz.
Aquí eres maestro de la muchedumbre,
De todos que aman tu mansedumbre
Y de los que vislumbran un rayo de luz.

Para todos tu sirves de contraluz >
Un modo de ser -como de costumbre-
Que ama y cobija bajo su techumbre
Al pobre harapiento sin un tragaluz.

Así te veo, imponente, en tu pedestal,
Mirando a tu pueblo con ojos mansos,
Manos orantes de quien reza y suplica

Por sus seguidores al Padre celestial.
Cristo de mirar y labios en descanso
Porque sólo su mirada ya deifica…

Al Cristo del Otero (26)

¡Oh Dios mío! Nos dejaste a tu Cristo
Sobre una colina y un viejo encinar.
Y en Palencia, nació un hombre singular
De manos divinas y cincel imprevisto.

Victorio Macho, un palentino bienquisto
Y escultor religioso de especial ensamblar,
Nos dejó este gigante de porte ejemplar
Que reza como el propio Jesuscristo.

Nadie antes hiciera una estatua al igual,
-Cristo del Corcovado fue posterior-.
Ningun escultor hasta aquel entonces

Osara criar un cristo monumental
De aquel tamaño y con tanto resplendor.
¡Su construcciíon trajo el roncar de los bronces!

Al Cristo del Otero (27)

En el mundo, existen cristos gigantescos.
Son obras hercúleas de ardor religioso;
Monumentos de fe al Cristo amoroso.
Estatuas de trazados pintorescos.

Muchas guardan lucientes parentescos
Entre éllas por su aspecto grandioso,
O también por causa del porte lujoso.
Ambos acusan datos novelescos.

Nuestro Cristo del Otero, en Palencia,
Es figura carismática plena,
En la  inconfundible Tierra de Campos

Y en los altiplanos de relevancia
De la famosa meseta terraplena.
Los abuelos sufrían de estes lampos.

Al Cristo del Otero (28)

Ante esta monumental escultura,
-De verticalidad egípcia y cubista-,
Inclino mi alma junto al Macho artista,
Y beso esta obra prima de arquitectura.

Existen otras obras de gran altura,
Estáticas en la cumbre alpinista
De cerros > oteros de bella vista,
Pero no como esta de Macho artista.

No existe en élla un Dios crucificado,
Mas un Cristo Glorioso que a todo asiste
Y a todos enseña, con magna actitud,

En Tierra de Campos > nuevo Eldorado,
Del rico progreso que alli persiste,
Palencia > una ciudad de franca inquietud.

Al Cristo del Otero (29)

De manos y ojos preñados de celos,
De un otero palentino, Él nos dice:
Amaos unos a los otros ya os lo dije,
Si quereis ver a mi Padre en los cielos.

El Cristo del Otero y sus desvelos
Nos mostran desde su fúlgido vértice
Los preceptos, y un resumido índice,
Del ‘amaos’ crístico, y sus consuelos.

El Cristo Alto de Victorio Macho
Es también un Dios benigno y orante,
Que ruega por sus amigos y oyentes,

Tal como lo hizo en pequeño penacho,
El monte Tabor, donde un halo riscante
Transfigurou a todos los creyentes.

Al Cristo del Otero (30)

El Cristo de Palencia es un símbolo
De fé, amor y tierna misericordia
Para todos los que siembran concordia
Y recogen la paz con harpas y trémolos.

No vi en mi provincia hombres díscolos,
Ni rebaños (¡) donde la vil discordia,
O tal y cual maleficio de incordia,
Riese en sus hileras con malébolos

Instintos. Al revés, vi delicadas
Palabras y gentiles cumplimientos,
Sobre todo en el tránsito de coches.

Aquí, vi respeto y muchas paradas
En señales de calle cenicientos.
¡Los palentinos viven el anteanoche!

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