sexta-feira, 22 de junho de 2012

D. Gonçal’Eanes de Aguilar – entre el amor y la burla (9)

Trovadores y menestrales > poetas, músicos y cantores medievales, son palabras que nos recuerdan las canciones del amor cortés y el caballerismo andante del Medioevo, pues esa práctica trovadoresca siempre estuvo relacionada con cuestiones sociales, políticas y religiosas. Sabemos que el arte trovadoresco propiamente dicho se extendió a lo largo de los siglos XII/XIII por todo el sur de Francia – región de las actuales Provence, Cote D’Azur y Languedoc. Ya el auge de la canción lírica galaico-portuguesa ocurrió entre el año 1189  y 1354: el marco histórico de la poesía escrita en románico comenzó con la Cantiga de Ribeirinha (1189); en cuanto la muerte de Pedro de Portugal, el conde de Barcelos (1289-1354), con su Livro das Cantigas, señala el ocaso del lirismo galaico-portugués.  Los trovadores eran simples poetas-músicos que escribían en la lengua más refinada de aquel tiempo: langue d’oc > lengua vernácula que se diseminó por la mayor parte del sur francés, [abajo del río Loire y regiones fronterizas con Italia y España].  El origen del sustantivo trovador deriva precisamente del verbo occitano (> Occitania, región francesa) trobar, cuyo significado técnico sería componer, inventar o encontrar la palabra exacta en los cantares líricos. Así, los auténticos trovadores eran aquellos que encontraban la rima [consonante] perfecta para sus versos de amor, de amigo, de escarnio y maldecir… En general,  su poesía era musicalizada y, por lo tanto, debería ser cantada y danzada por juglares que pasaban de castillo en castillo, de aldea en aldea, de ciudad en ciudad. Ordinariamente, iban acompañados de menestrales y ejecutaban sus canciones con diversos instrumentos ej.: harpa, viola, flauta, laúd [cítaras] y guitarra ‘trastejada’ (brazo corto). En los castillos, mercados, torneos, festivales y banquetes, la música trovadoresca formaba parte indispensable de los entretenimientos del Medioevo.
Los artistas medievales se clasificaban en cuatro categorías principales y graduadas:
*el trovador > una persona erudita y culta; él mismo escribía las poesías y podía interpretarlas acompañado de música ad hoc, pero no recibía salario algún por su trabajo. Era puro entretenimiento;
*el segrel > un trovador profesional – ordinariamente un hidalgo venido a menos – que pasaba de castillo en castillo, o de corte en corte, acompañado de un juglar y su valorizado instrumento > un laúd o guitarra de brazo corto. Este recibía un salario que dependía de su desempeño y de su habilidad profesional, así como de la generosidad del rey o señor feudal;
*el juglar clásico > podía ser un cantor, un saltimbanco, un actor de teatro o un simple compositor. Este personaje era indispensable en fiestas populares, en torneos etc., donde cantaba, tocaba y danzaba las poesías que trovadores y segreles famosos colocaban en sus manos en troca de un salario no muy atrayente; habia también mujeres en este ‘trabajo’;
*el menestral > un músico profesional a servicio del rey, de una corte o de un ricohombre o caballero principal. Era el bufón de la corte > personaje cómico encargado de divertir a reyes y cortesanos con chocarrerías y gestos, o también con cantares de gesta leídos o cantados. En Castilla y Portugal era sinónimo de truhan, pues se ocupaba en hacer reír a todos los presentes, y vivía de engaños y estafas.
Por lo general, los trovadores descendían de familias ricas y poderosas: hubo trovadores en diferentes cortes ej.: Castilla, Portugal, Italia, Inglaterra… Muchos trovadores fueron hidalgos, o también hombres menos linajudos, pero todos ellos alcanzaron el status de trovador gracias a su formación literaria > viajaban mucho de corte en corte, y eran instruidos en la reglas del galanteo caballeresco, de la decencia y compostura  en el trato con las damas (mía senhor) y, sobre todo, sabían hacer poesía y componían músicas alegres y danzantes. Nota: si le gusta la música trovadoresca procure on-line inúmeros vídeos sobre Música Medieval. ¡Es linda y absoluta! Con este aparte, continuo mis anotaciones: el desarrollo del comercio a partir del siglo XI, hizo el sur de Francia una parte importante de Europa y un lugar donde la riqueza y la prosperidad trajeron divertimiento, alegría y danzas populares, así como el gusto refinado por el arte y la vida elegante de las cortes europeas. Muchos ricoshombres y familias de linaje fueron grandes promotores del arte trovadoresco. Desde entonces, los poetas y sus cantigas fueron muy valorizados y, por eso, pasaron a influenciar el trato con la literatura, la moda de determinadas ciudades en crecimiento y las maneras más refinadas de personajes históricos, salidos de la aristocracia provenzal, castellana, galaico-portuguesa…
Los trovadores prefirieron un tipo de composición poética – la cantiga y sus tres géneros más utilizados: de amor, de amigo y de escarnio y maldecir. Había muchos otros géneros…
*En la cantiga de amor, el trovador  incorporaba el papel masculino, o sea,  era el hombre que se dirigía a la dama, objeto de su cantar - la mía senhor. En estos cantares, el hombre es un cautivo del amor femenino y sufre terriblemente por su amada que, de ordinario, no corresponde a ese amor loco y desafortunado. En las cantigas, la mujer es valorizada tanto física como moral y socialmente. Los sentimientos del amado eran transferidos al poema lírico (cantiga) y recibían el nombre de coitas > maguas amorosas, pues el trovador amaba a una mujer que estaba lejos de su alcance, sea por causa de la distancia física, sea por causa de la distancia social y de linaje (la dama era rica, bien nacida etc.). El escenario de este tipo de cantar es la corte, y el origen de la composición es provenzal;
*En la cantiga de amigo, al contrario de la anterior, el trovador incorporaba el papel femenino, o sea, la mujer se dirige al hombre (amado/enamorado/amigo). Los sentimientos amorosos expresos en cantares de alegría, traición, mentira etc., colocan a la mujer en un estado de sufrimiento incontrolable por causa de la ausencia o añoranza (saudade) del amado, del enamorado, del amigo. El escenario es el campo, el mar, la casa etc, y el origen de esta composición es galaico-portugués.
*En la cantiga de escarnio y maldecir, los sentimientos se manifiestan a través de la sátira mordaz, de la ironía contundente, de la burla disfrazada, del sarcasmo despreciativo y cruel. Los cantares son direccionados a las costumbres del momento, a las personas y acontecimientos más en evidencia. En el escarnio, los ataques son indirectos y en ellos no se revelan los nombres de sus personajes; ya en las cantigas de maldecir los ataques son directos, y se dirigen a personas, costumbres y acontecimientos con nombres, datas y características físicas o morales. Son tan concretos y visibles que identifican a sus  personajes en género, número y caso.
El primer trovador de la historia fue Guillermo IX (1070-1126), duque de Aquitania (Francia), más conocido como El Trovador. Sus cantigas se caracterizan por el uso del lenguaje vernáculo y temas variados, aunque la mayoría versaba sobre sexo, amor carnal y mujeres. Esta preferencia causó un escándalo enorme y chocó a las gentes del lugar. Mejor dicho, este duque hacía cuestión de chocar y no mudó de opinión a pesar  de ser amenazado por la iglesia de excomunión. Llegó a proponer construir un convento solo de monjas excepcionalmente bonitas; las feas, infelizmente, eran feas… y, por eso, no tenían vez en su monasterio. Casó cinco veces y tuvo no se sabe cuantas mujeres; todas ellas, las más bonitas de la región. Pero afuera estos deslices, su poesía contiene todos los elementos que caracterizan técnicamente las cantigas del amor cortés. Los poetas provenzales y de Aquitania apellidaron a este tipo de amor de fin’amors (> amor refinado). Era, sin duda, un concepto revolucionario en relación a la mujer, responsabilizada por la iglesia de todos los pecados de la humanidad. En los enseñamientos eclesiásticos de la época, la mujer aparece siempre como la tentación personificada o un instrumento del demonio. Sería por eso  un mal necesario para el hombre.
En este sentido cabe el comentario a seguir: después de tres siglos, cuando la poesía fue engendrada y cultivada en monasterios de monjes, la lírica trovadoresca en pleno teocentrismo medieval se opuso al ascetismo de la iglesia, esto es, el trovador destronó al clérigo como productor de poesía lírica. Surgió entonces el ricohombre como poeta – nuestro antepasado Gonçal’Eanes ‘descolló entre los vates de Alfonso X’ (Ballesteros y Carolina Michaëlis) - , y construyó un marco expresivo y una novedad en el escenario de la Edad Media. Con la poesía caballeresca se inició el culto crecente al amor como sentimiento erotizado y fuente de bondad y belleza. La poesía caballeresca dio un nuevo sentido al amor en la literatura europea. En contraste con la poesía clásica, el trovadorismo galaico-portugués nos habla de un amor espiritual sublimado, pero sin dejar su carácter sensual y repleto de apelos (llamamientos) eróticos. Otras particularidades de esta poesía son la ternura y la intimidad del sentimiento amoroso, la ansiedad y la devoción a la mujer amada y, sobre todo, la idea central de que la felicidad depende del amor cortés. En las cantigas medievales, el hombre arde y se consume de pasión ante el desdén de su amada y se resigna con la inaccesibilidad del objeto amado. Y más: en tiempos en que la mujer ocupa un lugar de total dependencia y sumisión en la sociedad, el hombre en su deferencia poética reprime el orgullo y su impetuosidad lasciva y, por eso, mendiga el derecho de confesar el amor a una mujer, aunque ella esté distante y muy lejos de su alcance. Tratase de un amor impregnado de sensualismo y audacia, una vez que el objeto de ese amor erotizado es una mujer casada, esposa del señor y protector del poeta. En las cortes europeas y nos castillos medievales, había muchos hombres y pocas mujeres. En general, los hombres de las mesnadas eran jóvenes y solteros, y las damas o doncellas eran nobles, educadas en monasterios de clausura. Por lo tanto, era en la princesa o dama/señora del castillo donde recaía el deseo lascivo de aquellos hombres impetuosos. Y siendo una mujer prohibida, el trovador inteligentemente criaba una tensión erótica que transfería para las cantigas a través de ese supuesto amor cortés.
En realidad, esa poesía de la Edad Media es una composición puramente convencional: la mujer amada posee siempre las mismas características, o sea, el tema de la cantiga no es uma mujer determinada [de carne y hueso], de trazos individuales; al contrario, es una mujer idealizada > un modelo literario, como se todas esas composiciones líricas fuesen obra de un único trovador. Ese idealismo del amor cortés – sin disfrazar evidentemente su sensualidad y erotismo por veces grosero– se revela contra el mandamiento religioso de la continencia o castidad. Era una época en que la iglesia se presentaba extremamente represora, exigiendo de sus fieles cristianos la renuncia a cualquier placer que no fuese el espiritual y divinizado. Ahora, nos interesa saber: el amor cortés siempre fue adúltero, nos dicen los tratadistas de este tema. La discusión está apenas en comprender, como en una sociedad guerrera, la mujer pudo tener un papel tan relevante. En realidad, ese amor cortés no nació del pueblo; se produjo entre los trovadores, en general de clase alta y aristocrática. El amor cortés fue apenas un juego entre caballeros solteros. Para entretenerlos en el mayorazgo > casas del señor feudal, aparece el amor cortés, una forma de divertimiento entre hombres. La mujer está en las cantigas tan solamente como símbolo irreal. Y como el adulterio era castigado con la muerte, el amor cortés sublima los deseos carnales y el mirar voluptuoso del mesnadero.
Pero no toda poesía medieval habla de ese amor cortés. Existen otras muchas cantigas de escarnio, de maldecir, de villanía etc. Según el Arte de Trovar – él da inicio al Cancionero de la Biblioteca Nacional, de Lisboa -, las cantigas de escarnio y maldecir son aquellas poesías en que el trovador habla mal de personas que conoce, pero de manera encubierta; las cantigas de maldecir, habla de esas mismas personas, mas lo hace de manera  abierta o a las claras. En la práctica ambas  aparecen bajo una única rúbrica > de escarnio y maldecir. Los historiadores reputan cantigas de escarnio cuando no figura el nombre propio de la persona criticada; y de maldecir cuando aparece el nombre de la persona y sus circunstancias adversas. Sin embargo, historiadores modernos las diferencian a través de la figura retórica dicha aequivocatio > utilización de un determinado léxico que puede presentar dos lecturas: la inocente y la malvada o detractora. Muchas cantigas están aún sin interpretación porque faltan los sentidos de la aequivocatio. Pero podemos  decir, con plena seguranza, que las cantigas de escarnio y maldecir retrataban a las personas y a sus relacionamientos al revés, y en ellas se satirizaban vicios y defectos individuales/colectivos sin cualquier restricción o cortapisa. El lirismo medieval es simplemente un juego de salón, y dentro de ese juego los participantes aprovechan para criticar duramente a la sociedad del momento.
La clasificación de estas cantigas es muy compleja: hay 18 subgrupos y ninguno es satisfactorio. Scholberg trae una clasificación apenas razonable:
*cantigas contra otros poetas: segreles, trovadores y juglares, en que se atacan unos a los otros en todas las situaciones posibles (vida pública o privada). En este grupo estarían: el ciclo das amas > la mía senhor era una ama de cría; las cantigas de tenzóns (tensiones), diálogos entre dos trovadores que se alternan o refutan las ideas del oponente;
*cantigas contra las soldadeiras > bailarinas o cantarinas que acompañan a la corte en sus desplazamientos. En ellas aparecen las ‘virtudes’, los vicios y, principalmente su ‘belleza’ que sirve de objeto de escarnio. La más conocida es María Balteira o María Paes dicha Leve;
*cantigas/parodias burlescas de amor, de amigo, de heroísmo, etc. Los trovadores se burlan de si mismos y presentan al revés el laudatio [alabanza], transformándolo em vituperatio [escarnio de las maguas amorosas, saña de las damas, fin del amor etc]. Es el ciclo dedicado al Roi Queimado – un trovador de poca calidad y que murió de amor por su dama - pidiendo que muera de una vez. El escarnio contra las cantigas de amigo es escaso;
*sátiras y burlas sociales, cuyo motivo central y estructural es el escarnio. Por él pasan todas las clases sociales (sastres, médicos etc. No aparecen campesinos ni burgueses) y, antes de todo, los clérigos y aristócratas (nobleza). La iglesia es duramente criticada: desde el papa hasta el último fraile son vilipendiados a causa de sus costumbres licenciosas. Dentro de la nobleza son vilipendiados los infantones – el estrato más bajo de la ricahombría -; y los ricohombres - la categoría más alta de ese grupo social;
* sátiras y burlas político-guerreras,  muy numerosas en la poesía provenzal [se extendía por todas las cortes europeas], pero no en la poesía galaico-portuguesa. Aquí se critica la cobardía de los nobles portugueses [en la época de Afonso de Borgonha] y de los nobles castellanos que abandonaron Alfonso X en la guerra de Granada;
*sátiras morales en que el trovador expresa su amargura y disconformidad con el mundo alrededor. La joya de este tipo de cantiga sería Nom me posso pagar tanto, de Alfonso X, aunque el trovador de mayor destaque sería Martim Moxa o Moya, un clérigo castellano de Cuenca. Fue contemporáneo de Gonçal’Eanes, en la corte y en la escuela trovadoresca de Alfonso X.
En todos estos géneros de cantigas, el trovador usa la ironía/burla > cuando se dice lo contrario de lo que se piensa; si la burla es cruel se llama sarcasmo. Los trovadores utilizan mucho la aequivocatio > un juego de duplo sentido de palabras, sobre todo en cantigas de contenido erótico-sexual, donde casa, buraco (agujero), arca, peixota etc. se refieren al órgano sexual femenino; en cuanto madeira, pau, ferro, bastón, peza (pieza) etc. se refieren al órgano sexual masculino. Curiosamente, usan también el vocablo capa > ¿preservativo o anticoncepcional? El campo lingüístico es amplísimo, pues las cantigas de escarnio y maldecir discurren sobre todos los aspectos de la vida cotidiana (alimentos, ropa, oficios etc), al contrario de las cantigas de amor y amigo más limitadas en su léxico. El lenguaje sarcástico y burlesco (a veces también procaz y soez) ridiculiza  cualquier cosa que se pueda imaginar. En esta cantiga, João García de Guilhade así se expresa:

                  Ai, dona fea, fostes-vos queixar
                  Que vos nunca louve’eu [o] meu cantar.
                  Mais ora quero fazer un cantar,
                  Eu que vos loarei toda via;
                  E vedes como vos quero loar
                  Dona fea, velha e sandia.

Nuestro ancestral se mueve, con cierta osadía y atrevimiento, entre las cantigas de amigo > un complemento y contrapunto a las cantigas de amor, y las cantigas de escarnio y maldecir, pero sin agresividad, palabras soeces y arrogancia, o sea, un perfecto gentleman. En sus cantigas procura estudiar el alma de la mujer y de los personajes a quem se dirige, siempre desde una perspectiva masculina.  No es la mía senhor, y sí el amigo[a] que ‘canta’ y, cuando así lo hace, resalta el lugar concreto > paisajes bucólicos en el campo [prados, pinares, avellanos etc., donde predominan aves, conejos y ciervos. En este tipo de paisaje > locus amaenus (lugar ameno, aplacible), la amiga expone todos los trazos y gestos psicológicos de su alma ingenua, esquiva, narcisista. El trovador se dirige siempre al amigo[a], directamente, o bien a un personaje de su convivio (compañero o trovador). Esta familiaridad dá lugar a las cantigas dialogadas, donde prevalece un amor insatisfecho por la ausencia del amigo, aunque no siempre termine así. En este grupo encontramos cantigas con nombres variados conforme los ciclos temáticos: barcarolas (mar), romarías (peregrinaciones al santuario), alboradas (abandono o despedida), bailadas (canto y danza) etc.
Gonçal”Eanes de Aguilar subscribe algunas cantigas de escarnio y maldecir en que ciertamente utiliza sobreentendidos y palabras encubiertas, pero no vi ningún insulto o denuedo injurioso que le calificase como trovador de maldecir. Cuando satiriza a alguien se expresa de manera elegante y educada; usa el llamado fin’amors de la cantiga provenzal ej.: la sátira contra la abadesa que le deja esperando en la puerta del monasterio en cuanto recibe la visita de un comendador > caballero de una Orden militar de cierta dignidad y graduación; o la crítica que dirige al médico de la corte, D. Juan Nicolás, pues segundo él la cantiga de seguir que el ‘físico’ presenta a público no pasa de un simple plagio; o su participación satírica en el litigio entre Alfonso X y el hermano de este, D. Enrique, a causa de los rumores que corrían en Castilla. En este caso escabroso - D. Enrique era o entendedor (> amante) de D. Juana de Ponthieu, reina viuda de Fernando III y por lo tanto madrasta de El Rey Sabio - nuestro ancestral es extremamente político y mediador: desea la paz y la reconciliación entre ambos. Incluso, Gonçal’Eanes fue tan ‘esquivo’ y diplomático que usó como sátira dos cantigas de amigo y no cantigas de escarnio – Videira Lópes las califica como dos curiosas cantigas satíricas dos Cancioneros. Y más aun: ni siquiera hace mención a la cantiga en que el propio rey le apellida de El Caballero de las Dos Espadas, en referencia a su juego duplo en la guerra fratricida. De la misma manera, en sus cantigas de crítica literaria contra otros trovadores, se comporta con grande sutileza ej.: con los trovadores Pero García d’Ambroa y Pero Fernández da Ponte, ironiza el miedo de uno y la fanfarronada del otro, pero de manera jocosa y lúdica. La sátira contra Pero Garcia d’Ambroa es suave. Tratase de un trovador que tomó parte en el círculo de importantes juglares  de Castilla, de diferentes orígenes y lenguas, tanto en tiempos de Fernando III cuanto en la época de Alfonso X. Pero  d’Ambroa muestra verdadero pavor del mar en su pretenso viaje a Tierra Santa; no pasó de Monstpelier. Sobre Pero Fernández da Ponte, un trovador que frecuentaba la Escuela de Toledo y expedicionario de la armada contra la plaza norte-africana de Taount, cerca de Orán, nuestro ancestral es extremamente comedido. La sátira que le dirige es amena: apenas ironiza su coraje (¿!) cuando dice que no pagará peaje algún al pasar pelas tierras del poderoso conde Gastom de Bear. Aparentemente temas bobos, pero  existe la posibilidad de criticar su cobardía o pusilanimidad, en la época algo considerado grave.

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