segunda-feira, 25 de junho de 2012

Apellidos Aguiar/Aguilar: algunas restricciones (14)


Como resultado de esta nuestra pesquisa, concluimos subrayando algunos dados importantes por parecernos un tanto cuanto artificiales: en primer lugar, hay una ‘coincidencia’ y equiparación histórica - yo diría más aún, un cierto paralelismo forzado - entre los apellidos Aguiar y Aguilar, que a principio llamaríamos de enigmático, pues tal vez debiésemos denominarlo sospechoso. En todas las pesquisas que pude verificar, los diversos tratadistas dan como cierto (¡!) que nuestros apellidos tienen un origen común, a partir de los dos hijos de D. Mendo > un ricohombre [mozárabe], residente y dueño de grandes latifundios o/y próspero comerciante, en Toledo - ‘la gloria de España’, según proclamaba Miguel de Cervantes. La ciudad de Toledo fue capital de la Hispania visigoda, desde el reinado de Leovigildo (569-586) hasta la invasión sarracena (711/14), cuando pasó a formar parte del Califato de Córdoba. Durante todo ese tiempo conoció una era de prosperidad y grandeza: en 1035, se tornó capital del reino taifa Al-Mamún, y en 1085 pasó definitivamente al poder castellano como capital y centro cultural de Castilla, bajo el reinado de Alfonso VI de León El Bravo (1047-1109). Curiosamente, este rey murió en Toledo, a los 72 años de edad, pero fue enterrado en el Monasterio de San Benito de Sahagún (León). Con todo, la actividad económica de la ciudad siempre fue la producción agrícola, a través de la rica y exuberante Vega de Toledo – las condiciones del terreno en torno de la villa favorecieron también el crecimiento urbano. Con eso, hubo un desarrollo del comercio a media y larga distancia, que colocó Toledo en el  centro y entrecruce de caminos de toda la Hispania. En seguida, la intensificación del comercio crió centros de producción de cerámicas y otros bienes manufacturados en hierro (espadas, cuchillos, armas en general, etc.). Toledo fue proclamada  ciudad imperial’ e, especialmente, ‘ciudad de las tres culturas’> cristiana, judía e islámica. Con Alfonso VII (1118), Toledo vivió el período de mayor esplendor y de gran intensidad cultural, social y política. La Escuela de Traductores en los tiempos de Fernando III/Alfonso X dejó huellas perennes en la ciudad. Fue precisamente en esta época que surgió nuestro ‘bisabuelo paterno’ como un ricohombre y persona influente entre las diferentes comunidades de Toledo. Aquí comienza efectivamente la marcha de nuestro apellido Aguilar [español], pero no muy claramente el linaje Aguiar [portugués], como pretenden ciertos documentos no muy esclarecedores.
Evidentemente, nada demás si conociésemos la historia verídica de cada un de nuestros ancestrales. Ocurre, entre tanto,  un dado extremamente intrigante: sabemos apenas la historia genealógica de D. Mendo, padre de D. Egas > 1º señor d’Ovinhal  > padre de Egas Gómez Viegas d’Ovinhal >  2º señor d’Ovinhal > padre de Juan Gómez d’Ovinhal > 3º señor d’Ovinhal > padre de Gonçal’Eanes do Vinhal > 4º señor d’Ovinhal y nuestro biografiado. La localización geográfica de este señorío estaría en Vila Nova de Famalição, más concretamente en la Freguesía de Vermoim de Maia, hoy con 4,21 km² y 15.704 hab. (2011). De esta forma, verificamos que Juan Gómez y su esposa D. María Pérez de Aguilar son los padres del famoso trovador de quien recogemos todos esos dados biográficos atrás mencionados, en grande estilo y como conviene a un caballero linajudo de la Edad Media. En seguida, conferimos la carta foral donde Alfonso X El Sabio, su mujer D. Violante de Aragón [hija de Jaime I El Conquistador], y del infante primogénito de ambos y heredero al trono, D. Fernando de la Cerda, ’hacen merced y donación a D. Gonzalo Ibáñez de Viñal, de la villa y castillo de Poley, a quien su majestad ponía el nombre de Aguilar, entre Córdoba y Lucena, con todas las rentas y con todo su pedido, heredamientos […]. El texto está muy claro: Alfonso X muda el nombre de la villa y del castillo de Poley - antigua denominación ibero-romana -  para la villa y el castillo de Aguilar [de la Frontera], para siempre y por los siglos futuros: era el año de 1257. La mudanza  seguía una tradicional costumbre que tuvo inicio en el Repartimiento de Sevilla (1248), con la finalidad de ‘cristianizar todo y borrar las huellas paganas hasta los nombres de pueblos y alquerías’. En virtud de esta orden regia, nuestro ancestral  mudó el nombre y linaje portugueses de D. Gonçal’Eanes do Vinhal para D. Gonzalo Yáñez de Aguilar. Y así pasó para la Historia de España. Hay quien piense que fue el propio Gonçal’Eanes que mudó el nombre en reconocimiento y homenaje al rey Alfonso X, su amigo y protector. Pero esto no viene al caso.
          Mientras tanto, el nombre de D. Gueda El Viejo, hijo primogénito de D. Mendo y hermano de D. Egas Ibáñez d’Ovinhal sólo aparece en una supuesta donación de D. Henrique de Borgoña (1066-1112), más conocido por Conde D. Henrique, y su esposa, D. Teresa de León [hija ilegítima de Alfonso VI] – condes de Portucale, y padres del 1º rey de Portugal, D. Afonso I (1109-1185), más conocido por Afonso Henriques, fundador del reino portugués independiente a través del Tratado de Zamora (1143). El lugar de esta donación estaría situado en la Freguesía de Alfaiates, del consejo de Sabugal, en región fronteriza con la actual provincia de Salamanca (España), hoy con apenas 27,97 km² y 331 hab. (2011). Ya dimos algunos detalles de esta región, incluso anotando que se halla enclavada en los contrafuertes de la Serra da Estrela, en territorio portugués, y donde se localiza el actual Monasterio de Santa María de Aguiar, levantado sobre la famosa Torre de Aguiar, el castillo/fortaleza que dominaba toda la región de frontera, en aquel entonces. En verdad, era un territorio aguerridamente disputado por moros, cristianos y, como vimos, por lusitanos también. A partir de ese momento, la historia se calla completamente. Y no tenemos dados ni siquiera para reconstruir aquello que podríamos intitular de La Balada de un Guerrero, porque la localización del señorío no nos deja cualquier duda: se trataba de un lugar extremamente peligroso y, antes de todo, sujeto a constantes escaramuzas moriscas.
De ahí que si deseásemos dar fe a los descendientes de D. Gueda El Viejo deberemos aclarar una situación bastante común cuando se trata de apellidos topónimos como es el caso de Aguiar, suponiendo que nuestro ancestral fijó residencia en Freguesía de Alfaiates (Portugal). O sea, apellidos que toman la denominación de un lugar [castillo, paraje, población, comarca etc.], ordinariamente corresponden a familias en diáspora – gentes que abandonan su lugar de origen y cambian de residencia por diferentes motivos. Ahora, no es verdad que el apellido topónimo sea automáticamente pasado al nuevo morador. Entre tanto, nuestros antepasados acababan habitualmente (¡!) por tomar como apellido de linaje el nombre de la localidad donde nacieron o vivieron, después de trasladar su residencia. Por eso, si el apellido de la familia es un topónimo – en heráldica, se dice que probar eso es ¡una tarea de las más difíciles! -, seremos obligados a recurrir a diferentes ediciones de un nomenclátor > catálogo de nombres de pueblos, de personas o de voces técnicas, de obras eruditas, de documentos antiguos etc. Realmente, una tarea difícil para cualquier pesquisidor, mucho más para mí con interés apenas secundario. Y lo mismo podremos decir de apellidos topográficos, cuando se añaden al nombre propio, muchas veces simple patronímico, aunque con apariencia de nobleza ej.: los Gómez de Toledo, los Fernández de Córdoba etc. Sin embrago, no nos engañemos con falsas imprecisiones o juegos de apellidos compuestos. En verdad, ellos no son por sí mismos demostrativos o indicadores de nobleza. La partícula ‘de’, por ejemplo, cuando precede un apellido tipo ‘de Aguiar’, sea topónimo o topográfico, no tiene nada a ver con la posible descendencia de un noble linajudo de sangre o de privilegio > título alcanzado por medio de hechos militares ej.: D. Gueda y D. Egas, hijos de D. Mendo y ricoshombres de Toledo, consiguieron este título debido a sus grandes hazañas militares contra los moros.
           El sistema de apellidos españoles repensado en 1870 siguió la tradición histórica de usar dos apellidos: el de la familia del padre, como primero; y el de la familia de la madre, como segundo. Pero es necesario entender antes de cualquier cosa: el apellido legalizado comenzó a ser puesto en práctica sólo a finales del siglo XVII. Antes imperaba el capricho o algún costumbre más arraigado. En el siglo XX,  (ya en nuestros días), se promulgó una nueva legislación permitiendo la alteración del antiguo ordenamiento civil, esto es, los padres podrán alterar el orden de los apellidos de sus hijos. En la Edad Media, no era así. Las familias tenían una gran movilidad geográfica y, por eso, un Ibáñez cualquier de Toledo podía pasar a ser un Eanes cualquier en Nova Vila de Famalição, cerca de Porto, y viceversa. Así, apellidos de procedencia geográfica podían no tener una relación entre sí y ni denotaban cualquier nobleza. Hubo casos curiosos: un tal Martínez añadió a su apellido un pomposo y circunstancial mote ‘de la Torre’, apenas  porque la casa que heredó de unos parientes tenía el formato de una torre. Después, cuando se mudó de lugar, retiró este segundo apellido y se quedó con el antiguo. No había problema ninguno en hacer eso. Los gobernantes tenían cosas más importantes para preocuparse ej.: la guerra contra los moros; y los propósitos más imperativos del momento: la reconquista peninsular. Actualmente, quien desea obtener dados o referencias genealógicas pode usar la búsqueda on-line. Existen empresas que consiguen esos dados sin cobrar precio alguno. Incluso  localizan dados por países, regiones, provincias, municipios… Hasta acotan la búsqueda a determinados períodos históricos. Pero ahí reside un peligro muy grande: cuando las pesquisas comienzan a inventar dados, lugares, personajes, blasones, etc. Porque ciertos dados, en verdad, sólo podrán ser obtenidos por filólogos y pesquisidores de alto enjuiciamiento. Y suponiendo que ellos existan realmente, ya que a veces los personajes son muy insignificantes y la Historia no se importó absolutamente nada con su vida y obra.
          En el caso de D. Gueda, nuestro ancestral consanguíneo, vislumbramos algo que a mí me parece simplemente artificial, aunque haya una cierta lógica por todo lo que dijimos hasta aquí. Sólo tenemos un dado y no muy confiable Es apenas una suposición sin testimonios documentales. El apellido Aguiar está realmente relacionado a un lugar que ya ostentaba un nombre toponímico debido a la geografía escarpada de la Serra da Estrela, un lugar elevado donde las águilas hacían sus nidos > tratase de un castillo, de una fortaleza  y, principalmente,  de un monasterio construido en lo alto de la montaña, entre Sabugal y Guarda. Caminando más a oeste, encontramos Vizeu y, un poco más adelante, la Cidade do Porto. Se trata del Monasterio de Santa María de Aguiar, alrededor del cual creció y se desarrolló la Freguesía de Alfaiates.  La historia parece encajar algunos presupuestos, pero no tenemos dados que nos prueben todos los vacíos/huecos encontrados. Bien diferente del caso de D. Egas, donde podemos conferir nombres, personajes, datas, hazañas gloriosas, reyes ‘amigos’, épocas concretas… Claro, todo eso se debe al hecho de D. Gonçal’Eanes do Vinhal ser un trovador de renombre. Si  D. Gueda tuviese un descendente con las mismas cualidades, ciertamente no estaríamos exigiendo estos detalles. Por lo tanto,  que me perdonen portugueses, oriundi americanos y de otras plagas o nacionalidades: el apellido Aguiar, en mi modo de ver las cosas, mantiene simplemente un paralelismo subterráneo en relación al apellido Aguilar, este sí de brazos dados  con la historia. En cuanto el apellido Aguiar manifiesta mucha artificialidad, diría casi inventado apenas para figurar y decir que tiene un origen común, lo que tal vez no sea verdad. Tienen el mismo radical vernáculo Agui [l] > ‘lugar de águilas/aguiluchos’, pero eso no es suficiente para proclamar D. Gueda  como el ‘padre’ del apellido Aguiar. La impresión de quien de se asoma sobre estas circunstancias es de incerteza y desánimo. En realidad, es preciso convencerse: no es porque los Aguilar descendemos de D. Egas, automáticamente los Aguiar van descender de D. Gueda. Absolutamente, nada a ver. Sobre todo, porque los nombres topónimos ya existían antes de la llegada del personaje del cual se pretende hacer derivar una u otra alcurnia. De aquí también deducimos otra verdad conclusiva: no todos los lugares, pueblos o ciudades con el nombre Aguilar o Aguiar tienen cualquier relación con linajes. La genealogía y la heráldica son una cosa; los nombres topónimos pueden denotar, definir o determinar situaciones diversas. El ejemplo emblemático más en evidencia dice respecto a nosotros palentinos y, específicamente, a quien como yo nacimos en Prádanos de Ojeda y llevamos el apellido Aguilar como herencia de un pasado histórico relevante.  Este ejemplo responde por el duplo nombre de Aguilar de Campoó (Palencia), conocida como la ‘tierra de las galletas’.
Este pueblo y municipio del Norte Palentino - considerada la Ruta vía Besaya del Camino de Santiago/Norte -, hoy con 236,54 km² y 7.226 hab (2011) -, está situada en la ribera del río Pisuerga, en la comarca de la Montaña Palentina. En realidad, esta Ruta del Besaya (> referencia al río Besaya, de 47 km), fue un camino histórico de comunicación (‘antigua calzada romana’), muy conocida por los cántabros, entre el mar Cantábrico, los Valles Pasiegos del Campoó y la Tierra de Campos. Fue un camino alternativo a la Ruta Vadiniense por Liébana; esta vía atravesaba la Cordillera Cantábrica por los Picos de Europa, y era vista como una vereda protegida y segura por los peregrinos de Santiago de Compostela, aunque de poca tradición jacobea. La muy noble y leal villa de Aguilar de Campoó fue una localidad de gran importancia en la Edad Media por su participación en la historia de Campoó > comarca caracterizada por masas forestales de coníferas y pastos abiertos en las suaves y delicadas pendientes de sus cuestas o valles, y por ter sido capital de la Meryndat  de Aguylar de Campoó, una regia división administrativa de Castilla. Campoó es un topónimo latino derivado de Camp [podium] > lugar de campos altos. A su vez, el topónimo Aguilar hace referencia a la existencia de águilas, presentes en gran cantidad en aquella zona. No tiene ninguna relación con apellidos o alcurnias de cualquier especie. En la época de la Reconquista aparece como baluarte contra la dominación árabe. La Merindad de Aguilar de Campoó fue una de las más extensas de Castilla y contaba con 262 localidades actualmente repartidas entre las provincias de Palencia [poblaciones hasta Osorno, Herrera de Pisuerga, Alar del Rey, Prádanos de Ojeda y prácticamente las comarcas de La Ojeda/Boedo/Valdavia hasta Carrión de los Condes], Cantabria/Santander y Burgos. Es alfoz (> conjunto de poblaciones que dependen de otra villa principal) de 34 ‘pueblos’ alrededor.
En el Medioevo, Alfonso X la declaró Villa Realenga o ‘tierra de propiedad del rey’ (1255), y le otorgó el primer Fuero Real de Castilla. Más tarde (1339), el infante D. Pedro, hijo [ilegítimo] de Alfonso XI de Castilla, recibió la villa de Aguilar de Campoó en jurisdicción, tornándose titular del señorío de Aguilar, pero  con su muerte prematura, pasó a su hijo, D. Tello de Castilla, 1º Señor de Aguilar  > padre de  D. Juan Téllez de Castilla, 2º Señor de Aguilar, confirmado en el señorío por su tío, el rey Enrique II (1371). En seguida, le sucedió su hija, D. Aldonza Téllez de Castilla, que casó con Garci IV Fernández-Manrique de Lara, 3º Señor de Aguilar > padre de Juan Fernández-Manrique de Lara y Castilla, 4º Señor de Aguilar > padre de Garci V Fernández- Manrique de Lara, 5º Señor de Aguilar - este último fue confirmado en el mayorazgo pelos Reyes Católicos (1482), y a sus asociados con el  título de Marqués de Aguilar de Campoó. De hecho, la Casa de Lara/ Manrique de Lara estuvo enlazada desde sus orígenes con la Casa Real de Castilla, una de las más antiguas y relevantes noblezas medievales de España. Los marqueses de Aguilar de Campoó están incluidos entre las 25 dignidades de Grandes de España, con derecho a cubrirse en presencia del rey y ser llamados ‘Primos del Rey’ y tratados por ‘Excelencias’. Tradicionalmente, los marqueses de Aguilar de Campoó poseen en carácter hereditario la dignidad de Chanciller Mayor de Castilla, cuyo título permite ocupar altas funciones del Estado (virrey, ministro, embajador, general, caballero de Orden  Militar etc.).
Aguilar de Campoó es, por lo tanto, un ejemplo emblemático de cómo un topónimo no pasa automáticamente a ser apellido de linaje, ni sus herederos le toman como alcurnia no obstante su carácter realengo original.  Desde D. Pedro, Infante de Castilla (1339), hijo del rey Alfonso XI de Castilla, hasta el actual titular marqués Manuel Alonso–Martínez y Grisone (n. 1942), y esposa, D. María del Pilar de las Morenas y Travesedo, 24ª marquesa de Aguilar de Campoó (1971), ningún caballero linajudo heredó o trocó su sobrenombre para el apellido Aguilar. Absolutamente ningún ilustre personaje de la História de España aparece con el apellido Aguilar, a no ser como título nobiliario de cierta categoría. ¡Y solo eso! Encontré Juan Martín de Aguilar, expedicionario en la Circunnavegación de Magallanes/Elcano, sirviente en la nave Victoria. La villa le tiene por uno de los 18 hombres que consiguieron regresar, pero a lo que parece fue prisionero de los portugueses, en Cabo Verde. Este nombre simplemente confirma la regla, o sea, ciertos apellidos apenas señalan un lugar geográfico  y no un linaje. De ahí concluir con una advertencia a los interesados en encontrar el origen de sus apellidos:   a falta de informaciones más precisas, debemos recurrir a los registros y documentos acreditativos a través de nacimientos, bautismos, defunciones, enterramientos, y hasta matrimonios de nuestros antepasados. Los registros más fiables de autenticidad son: los registros civiles (autoridades judiciales o municipales) y los registros parroquiales, de cuño religioso. Hoy en día, la comprobación histórica de un personaje se tornó más fácil debido a expertos y aficionados que poseen todo tipo de herramientas genealógicas on-line, además de contar con tres fuentes de pesquisa: la genealogía, la heráldica y la nobiliaria, ciencias que permiten abocar la historia de nuestros antepasados. Incluso, el uso de herramientas gratuitas, entre ellas el llamado Buscador del Origen de apellidos y blasones/escudos de familia.

Um comentário:

  1. Comienzo por decirte, anónimo, que si quieres que te respete y acepte tu comentario (eres libre de decir lo que piensas y yo no me importo con eso), en primero lugar no debes ser grosero y mal educado; debes respetar a los otros, porque ciertamente no eres dueño de verdad ninguna, mucho menos cuando de trata de linajes y heráldica, cuyos títulos e historia son forjados, y la mayor parte inventados y sin ninguna credibilidad. Las dos fuentes citadas en tu comentario no son despreciables, pero no pasan de falsas interpretaciones aportuguesadas, sin cualquier fundamento in re.No sé por qué cagas de agua, yo me pregunto: existen ciertos individuos a quienes parece que su 'verdad' (!?) es más importante que la 'verdad' de los otros. Estos tales serán siempre pequeños... Son personas inmaturas, casi 'meninos' sin responsabilidad social. Les parece que por negar o desmerecer lo que otros dicen son más importantes, más audaciosos, más verdaderos que la verdad histórica. Mira, compañero, tu opinión no me importa como historiador. Puedes decir lo que te venga a la cabeza, y lleves en tu camino y arrobos de comentarista grosero y mal educado autores citados por ti, porque eso no vale nada.Sí, realmente los hechos son tozudos, pero no groseros e incompetentes. Los hechos, principalmente acontecimientos de los cuales poco se sabe, y cuando mal interpretados, no llevan a ningún lugar.
    Y para tu información: no soy ignorante pues tengo cuatro títulos universitarios y cursos de extensión en las materias de las cuales puedo ser profesor, además de las que lecciono, Historia y Geografía. No estoy de mala fé, porque soy responsable y una persona digna.Y estás totalmente enganado cuando dices que el linaje aguiar sea anterior al apellido Aguilar, ya que este linaje sólo tuvo importancia y alguna resonancia a partir de su ilustre representante, el Gran Capitán, comandante de los ejércitos españoles en tiempos de los Reyes Católicos. Lo demás es invención o suposiciones 'estóricas' (en portugués), inclusive los nombres, en España y en Partugal => este país en aquellas datas no siquiera existía. He dicho.
    Observación: no pretendo medir fuerzas con un desconocido, pero quiero que sepas anónimo sin una pizca de educación y respeto por el vecino, que no retiro ni una palabra ni una vírgula de lo que está escrito. Y justicia sea hecha, tengo casi 15 mil lectores conseguidos en menos de 2 años. Un hecho que llama la atención por tratarse de asuntos un poco 'sofisticados' para el común de los internautas no muy ligados en Historia de España y en personajes linajudos. Adiós, camarada, y suerte en tus comentarios de media pataca.

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