quinta-feira, 31 de maio de 2012

Prádanos de Ojeda – apellidos Gómez / Ibañez (4)

          D. Mendo Gómez y Ibáñez, nuestro antepasado hasta cierto punto remoto, tiene su ascendencia vinculada a dos linajes caballerescos y transnacionales que se unieron en diferentes partes de la geografía Ibérica. El apellido GÓMEZ nos remite a la época de los godos y visigodos, dos pueblos germánicos, fundadores de reinos en España e Italia. En español, las palabras ‘godo’ y ‘visigodo’ dejaron una aureola simbólica de poder y riqueza [aunque no de democracia] que añade a los sustantivos patronímicos el significado de ’nobleza antigua’ y, como consecuencia, antepasados ricos y poderosos que dieron origen a dos familias solariegas y numerosos abolengos,  y formaron parte de la más alta nobleza española. El apellido Gómez deriva de la raíz gótica ‘gom’, de origen germánico, y significa ‘hombre’, a cuyo sustantivo se añadió el sufijo –ez, que expresa cualidad adjetiva de donde deriva ej.: de altivo > altivez; de brillante > brillantez; de lúcido > lucidez etc. Los nombres propios adquieren la misma formación: de Sancho > Sánchez, de Gonzalo > González, de Rodrigo > Rodríguez, de Pero (Pedro) > Pérez… Aplicada esta regla al apellido de nuestros ancestrales, Gómez ciertamente proviene del patronímico Goma (> ¿Gomo, Gomer?), y expresa una cualidad de hombredad, hombría, hombrada, hombradía, entre muchos otros. En realidad, esta argumentación tienta evitar derivaciones extrañas y un tanto absurdas, pues el apellido Gómez así como Ibáñez sugieren las mismas particularidades y características de identidad genealógica, o sea, siguen la antigua y generalizada costumbre de convertir en apellido el nombre del padre u otro antecesor famoso. El sufijo –ez (> -es, en la lengua de Camões) añade al nombre propio el significado de descendiente (o hijo) de…
        La leyenda asevera que muchos ricohombres visigodos de Toledo, como otros tantos del resto peninsular, huyeron atropelladamente y se refugiaron en las montañas cantábricas, cuando percibieron que la invasión árabe se propagaba de manera arrebatadora y cruel por toda la península Ibérica, a partir de 711 dC. Este año fatídico, en que las tropas musulmanas [árabes y bereberes] cruzaron el estrecho de Gibraltar, bajo el comando de Tarik -  lugarteniente del gobernador de Ifriqya (actual Tunisia), Musa Ibn Nusayr -, marcó el primer embate entre moros y cristianos, uno de tantos otros que se seguieron interruptamente hasta 1492. En 711, los árabes derrotaron al ejército cristiano del último rey visigodo Rodrigo (687?-711) – ¡abandonado, según se dice, de propósito por sus propios soldados, y muerto en la batalla! – cerca o en  las riberas del río Guadalete (Cádiz). Y cuenta más la leyenda: ‘Don Pelagio de Asturias’ y algunos ricos hombres [entre los cuales aparece el linaje de los Gómez] consiguieron salvarse de la derrota y, a partir de entonces, prometieron ante la imagen de Nuestra Señora de Covadonga reconquistar la península Ibérica en toda su geografía. Tal vez por esta asociación con la batalla de Guadalete ciertos tratadistas en genealogía afirmen que los Gómez son apellidos ‘cántabros’, visto que la Casa de los Gómez aparece unida a la Reconquista peninsular. Por eso, sin especificar se surgen en Astúrias, Cantabria o Vizcaya, los Gómez pasaron  a ser considerados grandes guerreros entre los cuales se distinguió el conde D. Rodrigo Gómez, gobernador de Burgos/Pancorbo (1075) y teniente del rey Alfonso VI . Curiosamente, este ricohombre es contemporáneo de nuestro ancestral. En aquella época, Burgos ‘era una gran ciudad atravesada por un río y dividida en barrios rodeados de murallas […]. La ciudad es fuerte y acondicionada para defenderse. Hay bazares, comercio y mucha población y riqueza. Está situada sobre la gran ruta de los viajeros’- registra el geógrafo árabe Al- Idrisi (siglo XII).
          Todo ese relato puede ser verídico, visto que D. Pelayo sería un noble godo/visigodo, llegando a ser un guarda particular del rey D. Rodrigo, de quien era partidario contra el rey Witiza (702-710). Así, después de la batalla de Guadalete (711), él y sus seguidores se refugiaron en Toledo, pero con la caída de esta ciudad en poder de los sarracenos (714), todos volvieron al reino asturiano, ‘lugar de espesísimas malezas, cerradas y fragosas’. Probablemente, esos hidalgos y otros muchos se juntaron al ejército de D. Pelayo y dieron inicio a la Reconquista. Hubo ilustres y valerosos caballeros entre los Gómez. Apenas como ejemplo de esa lealtad caballeresca citaremos: el conde  Fernán Gómez, muy temido pelos invasores musulmanes, y reconocido como El Negro o El Cuervo en virtud de ostentar en sus armas un cuervo (>. simbolo de homem carnicero); Pedro Gómez de Carvajal participó en la conquista de México al lado de Hernán Cortés; Juan Gómez hizo lo mismo en Chile junto a Valdivia; Fernán Gutiérrez Gómez actuó en la unificación de España junto a los Reyes Católicos etc. Y así, de nombre en nombre, cada un más ilustre que el otro, el linaje de los Gómez es considerado por todos los historiadores de España una ‘casa’ de guerreros y grandes ricoshombres, incluso excelentes navegantes y intrépidos colonizadores. En realidad, ser caballero adquiere una importancia nada común en los siglos XI/XIV – período heroico de la caballería - , puesto que los hombres de este tiempo abrazaban los ideales caballerescos de la Edad Media, o sea, los ideales militares y míticos del famoso caballero andante cuyos valores eran, por orden secular: la honra, la religiosidad cristiana, el coraje y la justicia.  Por eso, en la historia de los pueblos quedó consagrada la personalidad del caballero medieval.
Don Mendo también está unido a la Casa de los Ibáñez, ilustre y noble linaje de muy antiguo abolengo, cuyo origen proviene [según pesquisa de tratadistas serios] de las montañas de Cantabria (¿?). El conde D. Gómez, maestre de la Orden de Calatrava, por ejemplo, es considerado el fundador de una casa solariega en Merindad de Trasmiera (Cantabria), una comarca histórica y ‘castellano-visigoda’ de Santander, que se extendía entre la actual capital y Santoña, al este del río Miera. Esta región – probable solariego de nuestros ancestros – se caracteriza aún hoy en día por acantilados y bellas playas. En el interior, ofrece extensos prados y un gran desarrollo de zonas  cuya cultura cántabra persistió hasta el final de la monarquía visigoda. Durante los siglos VIII/X, hubo un proceso de repoblación castellana, indicando que esas tierras estaban prácticamente deshabitadas. Quién ordenó  esa repoblación fue el rey Alfonso I de Asturias (739-757), duque de Cantabria, siguiendo la costumbre de la época, o sea, se fundaban pequeños monasterios en torno de los cuales gravitaban familias vecinas trashumantes, organizadas en aldeas y que dieron origen a muchos pueblos y villas actuales. En documentos del siglo IX, toda esta comarca aparece delimitada geográfica y administrativamente como una entidad dependiente y vinculada al Condado de Castilla, con la capital en Burgos. Los reyes castellanos elegían representantes, los famosos merinos > personas de familias burgalesas, aunque con el pasar de los años esos administradores fueron elegidos entre familias de rancio abolengo e ilustre ascendencia. Tal vez por este motivo los apellidos comarcales tengan un origen montañés que, en realidad, son topónimos y al mismo tiempo gentilicios, porque fueron llevados por los foramontanos cántabros, al sur de la montaña en dirección a otros solares también ricos y abolengos de Galicia, Portugal, Castilla, La Rioja, el País Vasco, Andalucía… Esta región de donde salieron probablemente nuestros mejores ancestrales fue considerada la ‘fuente inagotable de maestros canteros’ de España. Muchos de ellos trabajaron en El Escorial, en la catedral de Sigüenza, en monumentos de Galicia… Maestros canteros como Juan de Herrera que dejó su marca  en la catedral de Santiago de Compostela o en las murallas de Ávila. A partir del siglo XIX trabajaron por toda Castilla y tenían puestos de gran responsabilidad. Los maestros canteros y retablistas famosos así como sus carpinteros, talladores, ensambladores y doradores, eran arquitectos consumados. La fabricación de campanas en Cantabria es una tradición que remonta a la Edad Media. En Lima (1797), la campana catedralicia “Cantabria” refleja la importancia de nuestros antepasados y su lugar de procedencia.
        Se discute hoy en día la etimología del apellido Ibáñez: entre tantas opciones – no todas aceptables por extemporáneas – escojo dos más interesantes: la primera y prácticamente ‘verdadera’ nos habla de la raíz germánica ibán > un ser glorioso, brillante, resplandeciente. En este caso, como la ascendencia é goda/visigoda sigue las mismas vicisitudes arriba anotadas, esto es, persiste la costumbre de convertir el nombre del padre u otro fundador famoso, y añadir al nuevo patronímico el sufijo –ez, dándole el significado de descendiente [hijo] de…Por consiguiente, de Iván (ruso, catalán y búlgaro), de Ivañoé (inglés) e de Ivano (italiano) - en lenguas más accesibles a nosotros -, resulta el apellido Ibáñez. Pero, en mi opinión, por razones históricas, geográficas y antropológicas, continúo pensando que el apellido Ibáñez presenta origen germánico y, es muy probable que sea derivado de la palabra ibán > ser glorioso. Cuanto a la procedencia latina no quiero opinar, debido a los mil malabarismos utilizados para encontrar los dientes del pato. Si es posible decir que el apellido Ibáñez derive de nuestro Juan (> João, en portugués), no consigo vislumbrarlo. Tal vez lo sea, pero me parece un tanto cuanto difícil. Segundo este pensamiento, el Iván latinizado daría como resultado Iuan > Juan > Iuanes > Juanes > Ioanes > Joanes > etc. Parece un poco artificial. De cualquier manera, el apellido Ibáñez y sus numerosas variantes, entre ellos Fáñez, Yáñez (Eanes, en portugués) etc, probaron en la Historia de España su nobleza y arrojo colonizador a través de varias Ordenes militares ej.: Calatrava (1158), Santiago (1170), Alcántara, Montesa, del Temple, Avis (en Portugal)…  Todas ellas surgieron a raíz de las Cruzadas, en la lucha de los reinos cristianos contra los moros. Hicieron historia las repoblaciones de extensos territorios entre el Tajo y el Guadalquivir, realizadas por esas Órdenes militares.

Nenhum comentário:

Postar um comentário