domingo, 17 de novembro de 2019

Espacios naturales en Castilla y León

Doy inicio a este apartado diciendo a todos nuestros amigos y lectores: no sé si sabéis, pero Castilla y León es una de las tres regiones más extensas de Europa con aproximadamente 94.226 mil/km², (18,6% de España), incluso mayor que Portugal. La gran extensión geográfica y su excelente localización en el sentido de los paralelos (foto en rojo), así como la heterogeneidad del relieve y su orogenia elevada por encima de los 1000m de altitud (¡con 09 pisos bioclimáticos – Prádanos de Ojeda está a 1.180m!), producen una variedad enorme de ecosistemas, paisajes y formaciones naturales (arbóreas, arbustivas, matorrales, sotobosques etc) de un valor geográfico inestimable. Quién recorre sus mesetas, valles, colinas y montañas, percibe que está visitando una región ecológica diversificada con índices elevados de biodiversidad y una riqueza patrimonial que no encuentra equivalencia en toda España. La ley 8/1991 creó los llamados Espacios Naturales de la Comunidad de Castilla y León: son áreas que atesoran varios ecosistemas, y forman una Red de Espacios Naturales Protegidos (REN). En 2002, se dio un paso a frente con el programa Parques Naturales de Castilla y León, cuya finalidad es proteger aquella riqueza natural, uniendo, valorizando y preservando, las grandes posibilidades del medio ambiente castellanoleonés entre la cordillera cantábrica y el valle del río Duero. Su capacidad de atracción con panoramas y paisajes tan diversos, la creciente demanda por actividades deportivas y un aumento considerable del turismo nacional e internacional, bien como las grandes posibilidades de su medio rural con iglesias, ermitas y monasterios de estilo románico, hacen de Castilla y León una extraordinaria red de espacios naturales, con especial atención a los valores histórico-culturales que se mezclan a las actividades del campo y a otras potencialidades, como nos dice el reclame Unidos por la Naturaleza, todos ellos ‘bajo el prisma de la sostenibilidad’ => la interrelación de tres factores esenciales: el uso público del patrimonio natural (riquísimo), el valor añadido (o agregado) de su patrimonio natural y etnográfico, y la aplicación al mundo rural de las modernas tecnologías de las telecomunicaciones.                       
                 Castilla y León es una comunidad autónoma (‘con estatus de comunidad histórica’), compuesta por 09 provincias: León (15.580km²), Burgos (14.292km²), Salamanca (12.350km²), Zamora (10.561km²), Soria (10.306), Valladolid (8.119km²), Palencia (8.053km²), Ávila (8.050) y Segovia (6.923km²); incomprensiblemente perdió La Rioja y Cantabria, dos provincias íntimamente ligadas a Castilla y León por lazos históricos, culturales y artísticos, incluso lingüísticos. Está situada mayoritariamente en la cuenca del Duero, su espina dorsal geográfica. Castilla y León, para quien no lo sabe, es la región del mundo con más bienes culturales (08) considerados Patrimonio de la Humanidad. Por mera curiosidad y honrando el trabajo de nuestros antepasados los cito aquí. Nadie puede ignorar que los bienes histórico-culturales de Castilla y León constituyen el 60% de todo el patrimonio y riqueza artística existente en España: 8 bienes de Patrimonio de la Humanidad, 1.800 bienes de Interés Histórico-Cultural, 113 Conjuntos Históricos, 400 Museos, 550 Castillos (16 considerados de alto valor histórico), 13 Catedrales y la mayor concentración del Arte Románico del mundo. Los 08 Patrimonios de la Humanidad son: 1- catedral de Burgos; 2- Ávila e iglesias extramuros; 3- Segovia y acueducto/alcázar; 4- casco antiguo de Salamanca; 5- Camino de Santiago, en Castilla y León; 6- yacimiento aurífero de Las Médulas/León; 7- yacimiento arqueológico de Atapuerca/Burgos; y 8- arte rupestre [prehistórico] del valle de Siega Verde/Salamanca. Y como señalamos encima es la comunidad autónoma de mayor extensión geográfica y el 3º territorio más extenso de la Unión Europea. Con todos estos atributos, Castilla y León poseen una serie de valores y símbolos que enaltecen su enorme riqueza histórica, artística y cultural, además de su riquísimo patrimonio lingüístico. Y no olvidemos que Castilla y León poseen también 05 Reservas de la Biosfera así declaradas por la UNESCO: los Montes de Valsaín/Segovia, la Sierra de Francia/Salamanca, el Valle de Laciana/León, los Picos de Europa/Palencia y León y los Ancares/León.              
                 Antes de hablar sobre los animales emblemáticos de Castilla y León, es necesario entender un poco su geografía y el medio físico donde vamos encontrar 40 espacios naturales protegidos en relación a su flora y fauna [riquísimas]. De inicio, debemos confesar una fragilidad actual que no tenía antes: la salida al mar Cantábrico. La orografía, una característica marcada de Castilla y León, está formada por la meseta => una altiplanicie de paisaje seco y árido, y un cinturón de relieves montañosos por todos los lados. Las montañas con cumbres altas y espigadas predominan en el norte de León, Palencia y Burgos, en cuanto las montañas sorianas con el Moncayo o Pico de San Miguel (cumbre más elevada con 2. 214m) lo hacen al este, y las montañas zamoranas al oeste. Al sur, forman parte del sistema Central diversas sierras regionales (Gata, Gredos, Guadarrama, Ayllón, etc). Durante el plegamiento alpino, la meseta se rompió en varios puntos diferentes, originando los montes de León (su espina dorsal terrestre) y la cordillera cantábrica, formada por materiales graníticos y pizarras metamórficas a cuyos pies sestea Prádanos de Ojeda, nuestro pueblo inmortal. La principal rede hidrográfica de Castilla y León es constituida por el río Duero y sus numerosos afluentes entre los cuales está el Pisuerga y tributarios – uno de ellos es el riachuelo Arroyo Grande, en otros tiempos nuestro mejor curso de agua). Además de los ríos, la cuenca del Duero alberga lagos y lagunas de importancia faunística insuperable, sobre todo la Laguna de la Nava/Palencia, santuario ‘sagrado’ de aves inmigratorias; también lo son la Laguna Negra, el Lago de Sanabria y la Laguna Grande. Debemos destacar igualmente sus numerosos embalses, alimentados por las aguas pluviales y el deshielo de las cumbres nevadas                    
                 En Castilla y León, debido a las barreras montañosas que se interponen a los vientos marítimos, predomina un clima continental mediterráneo, de inviernos largos y fríos (entre 4/7ºC), y veranos cortos y calurosos (entre 19/22ºC). La pluviosidad oscila entre 450/500mm/anuales, con tres o cuatro meses de aridez estival. Sin embargo, las lluvias son muy desiguales en Castilla y León. En cuanto en las partes más bajas mal llegan a 450mm/anuales, en la cordillera cántabra caen precipitaciones de 1.500mm al año. En realidad, aunque hablemos en 09 pisos bioclimáticos, son tres los climas predominantes: en la cordillera cantábrica y estribaciones ocurre un clima atlántico (inviernos suaves y veranos templados); en él incluimos Prádanos de Ojeda; en la meseta central y Tierra de Campos domina un clima continental mediterráneo (veranos calurosos y inviernos severos); y en las zonas montañosas predomina el clima típico de montaña (lluvias escasas, veranos calurosos e inviernos muy fríos, con nieves constantes). En este cuadro físico mediterráneo continental encontramos áreas de protección ambiental, bosques de encina y sabinas solitarias, y ‘montes’ poco frondosos de comunidades mixtas (pinos, encinas, quejigos et c), explorados por la agropecuaria de una manera irracional, ocasionando la deforestación casi absoluta. Las vertientes cantábricas de Castilla y León -en una de ellas, encontramos Prádanos de Ojeda- aparecen laderas más húmedas, frescas o de solana, (re) pobladas de bosques mixtos donde proliferan el abedul, el roble albar, el carvallo, el fresno, el castaño, el pino de Lilo etc. Infelizmente, muchos robledales y encinares fueron substituidos por pinos de repoblación como aconteció en nuestro pueblo. En zonas alpinas o subalpinas aún subsisten algunos pinares nativos y diversos matorrales de piornos, enebros, tejos, tilos etc. En Salamanca, Zamora y Valladolid existen comarcas ocupadas por dehesas => bosques parecidos a las sabanas africanas con bosques de encinas, alcornoques, rebollos y, curiosamente, de algunos olivares ‘castellanos’ que cohabitan con espacios vinícolas de buena calidad.

                      Cuanto a la fauna cabe señalar que Castilla y León poseen gran diversidad faunística junto a una cantidad enorme de especies singulares, endémicas y en vías de extinción. La comunidad autónoma de Castilla y León cuenta con 63% de todos los vertebrados españoles (418 especies); son animales que se adaptan a ese mosaico castellanoleonés donde sobreviven especies de alta montaña y roquedales, especies que viven próximas a los cursos de agua, especies de tierras llanas y de pequeñas selvas o regiones forestales. Evidentemente, cada región presenta características específicas: en la alta montaña existen algunos endemismos como ocurre con la cabra montesa o el topo nival -éste vive en espacios abiertos por encima del límite de los encinares y robledales. Ya la cordillera cantábrica nos ofrece una enorme diversidad de pequeños y grandes mamíferos, abundantes en algunas áreas menos frecuentes en otras ej.: de pequeño porte como ardilla, lirón, garduña, zorro, gato montés, etc., y de grande porte como oso pardo, lobo ibérico, jabalí, corzo, ciervo, lince ibérico, etc., encontrados tanto en bosques caducifolios o de coníferas como en zonas de ‘monte’ bajo y matorrales ‘mediterráneos’ como los de Prádanos de Ojeda y pueblos limítrofes de la Montaña Palentina. En sus ríos de montaña viven nutrias, truchas, desmanes, anguilas, piscardos, cangrejos (cada vez más ausentes), etc. La nutria y los desmanes son mamíferos de hábitos acuáticos. Ya en canales, embalses y ríos de aguas tranquilas se pescan barbos, carpas, etc. En hoces y cañones de paisajes rocosos podemos ver ‘enormes’ cantidades de aves rupícolas como el buitre negro, el buitre común, el alimoche, el águila real, el halcón peregrino, etc, en cuanto en regiones más bajas y de exuberante vegetación viven colonias de martinetes, garzas reales, abubillas, martines pescadores, entre muchos otros pájaros. En los bosques de clima mediterráneo viven dos aves emblemáticas: la cigüeña (negra y blanca, de hábitos parecidos, aunque la primera vive alejada del hombre) y el águila real con nido en los árboles más altos.
                         En los bosques de coníferas encontramos el famoso urogallo, y otras aves rapaces como el azor, el gavilán etc. que viven de pinzones, picapinos, currucas, arrendajos…En Castilla y León, los Picos de Europa –macizo montañoso al norte de España > conjunto de accidentes de gran interés geográfico forma una unidad independiente de la cordillera cántabra- constituyen el más rico y exuberante santuario ecológico no sólo de España como de toda Europa. Su formación caliza se extiende por Asturias, Cantabria, Castilla (Palencia) y León, y en él encontramos el mayor Parque Nacional de España (peninsular), aunque debamos separar los dos complejos geomorfológicos: los Picos de Europa y el Parque Nacional de los Picos de Europa. Así, los Picos de Europa propiamente dichos abarcan una superficie más o menos rectangular de 20km N/S por 25km E/O, lo que da unos 550km². Se dice que son ‘tan modestos en extensión como ricos en cimas y picos, contándose 14 por encima de 2.600m, 40 por encima de 2.500m y 250 que superan los 2.000m de altitud’. Cada macizo está definido por los ríos que lo escoltan y atraviesan, y fue esculpido en un trabajo de millones de años por donde hoy discurren todos esos cursos de agua entre murallones de espléndidas vistas panorámicas. Nunca olvidé la visita que hice al valle y pueblo de Caín, en la ruta del Cares, a 1.500m más abajo. De los tres macizos (occidental, central, y oriental o Ándara, en el Norte Palentino), el central es más agreste y vertical con sus 14 picos de 2.600m y 38 picos de 2.500m, siendo el Naranjo de Bulnes o Picu Uriellu (2.519m) ‘el más auténtico símbolo de la montaña cántabra y lugar donde se han escrito, desde 1905, las más bellas páginas del alpinismo español’, sirviendo la Torre de Cerredo (2.650m) como techo de estas montañas y tercer máximo de la península Ibérica después de Sierra Nevada (Pico del Mulhacén, 3.469m) y los Pirineos (Pico Aneto, 3.404).
                        
No podemos dejar de considerar que la orografía y los climas existentes en los Picos de Europa han definido sus rasgos más particulares: la ganadería y el pastoreo de montaña, la producción de forraje y el almacenamiento de heno para el invierno, marcan las actividades típicas del lugar. En los Picos de Europa se destaca el rebeco (foto) => único mamífero que osa aventurarse en las zonas más altas, dada su agilidad sorprendente y espectacular en terrenos tan difíciles. Ya en los lugares más accesibles ocurre una mayor variedad de especies como el corzo, el ciervo, el jabalí, el zorro, el oso pardo, el lobo ibérico, etc. En sus ríos de corrientes rápidas, encontramos la nutria, el mirlo acuático, el martín p escador, el salmón atlántico, la trucha, etc. En sus bosques más o menos frondosos de coníferas, claros y abiertos, vemos el peculiar urogallo > de mayor presencia en la cordillera cántabra donde se escucha su canto y gritos de reclamo al amanecer o al atardecer durante la época de celo. Es presa fácil de lobos, jabalís, comadrejas y del peligroso azor. El urogallo convive con la perdiz, el gato montés, el pito negro, el lirón, la ardilla, la gineta etc. Aquí existen más de 100 variedades de aves, con destaque para el águila real, el águila culebrera, el alimoche, el buitre leonado, el quebrantahuesos etc. En estos parajes inhóspitos podemos observar el vuelo del acentor, del gorrión alpino, de la chova piquirroja, del cuervo, del bisbita etc. La flora también se hace presente tanto con especies vegetales atlánticas como mediterráneas, pues la costa está a escasos 15/30km. La vegetación en los Picos de Europa se torna diferente de acuerdo con la altitud del terreno: de ahí la predominancia de encinares y robledales, o simplemente de bosques de hayas. Por encima de 1.500m la vegetación crece donde el suelo lo permite como en los prados alpinos. A menores alturas encontramos el fresno, el enebro, el abedul, el nogal, el tilo etc., así como algunas flores típicas ej.: el alhelí del campo, la siempreviva, la aguileña cantábrica. Hasta plantas carnívoras aparecen por doquier ej.: la pinguícula vulgaris.     
               Por Parque Nacional de los Picos de Europa, originalmente denominado Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (1918), entendemos un conjunto de valles, glaciares, hayedos, robledales, bosques mixtos, avellanares, encinares, prados de fondo de valle, pastizales alpinos lagos glaciares, crestas, peñas, picos etc, donde existen innumerables rutas de alta montaña. Y todo ello completado con varias áreas recreativas. Fue ampliado en 64. 660 ha (1995). Hoy forma parte de la Red de Parques Nacionales, uno de los primeros espacios naturales protegidos junto con el Parque Nacional de Ordena y Monte Perdido. La Unesco le declaró Reserva de la Biosfera (2003). Detalle importante: no se debe confundirlo con el Parque Regional de los Picos de Europa, un espacio natural también protegido por la comunidad autónoma de Castilla y León, situado al sur de aquel Parque Nacional > éste sí, el 2º más visitado de España después del Parque Nacional del Teide (islas Canarias). El agua y el hielo han modelado este paisaje bellísimo: un levantamiento geológico de hace 65 millones de años produjo el modelado de dos desfiladeros (Beyos y Cares) > las hoces más espectaculares de España. Son simas y valles glaciares en forma de U excavados en las peñas y lagos sobre rocas calizas. Hasta hoy la actividad glaciar se manifiesta con nieves perpetuas y abrigos rocosos. En este exuberante y grandioso escenario, una riqueza extraordinaria de la fauna y flora aparece en diferentes tipos de bosques, caracterizados por la coexistencia de un macrobio clima templado oceánico y otro su mediterráneo.
                            Esas circunstancias climáticas junto con la variedad enorme de litologías crean una diversidad extraordinaria de la flora así dividida: 1- en líneas generales, predomina el bosque atlántico caducifolio (pino silvestre, haya, avellano, acebo, orquídeas, etc) y pequeños bosques de carácter mediterráneo (encinas, quejigos, madroños etc.; 2- ocurren especies vegetales típicas en enclaves con presencia de taxones eurosiberianos y mediterráneos subalpinos en zonas menos frías; 3- existen también espacios de alta montaña donde crecen parte de los endemismos del Parque Nacional, sobre todo de flores de diversos tipos y tamaños; 4- en el enclave de Posada de Valdeón (monte Corona) pervive un bosque autóctono de tilos, único en Europa. Con tantas variedades vegetales y zonas climáticas, podemos describir como excepcional la riqueza faunística del Parque de los Picos de Europa que posee: 82% de los anfibios peninsulares; 63% de los reptiles; 88% de los mamíferos terrestres peninsulares; y 72% de las aves reproductoras de España con 170 especies observadas. Entre las especies más emblemáticas del Parque Nacional de los Picos de Europa –todas ellas protegidas por entidades gubernamentales- se citan: el urogallo cantábrico, el quebrantahuesos, el rebeco, el lobo ibérico y el oso pardo, además de la perdiz pardilla, el acentor, el gorrión alpino, el pico mediano, entre muchos otros. En realidad, son más de 2.000 especies vegetales documentadas donde el visitante puede observar la explosión de colores en los pastos entre los meses de abril a junio (primavera): a medida que se asciende, la flora muda entre muy frondosa en las partes inferiores, e inexistente en las altas altitudes al sur de los Picos de Europa. En realidad, la vegetación de alta montaña se adapta al clima de largos periodos de nieve y a los ciclos biológicos más breves sobre todo entre los animales del bosque atlántico más frondoso (robles, castaños, fresnos, hayas, encinas, etc).En el Parque de los Picos de Europa existen programas de recuperación de algunas especies más amenazadas, como el águila real, el quebrantahuesos, el buitre y el alimoche etc., que anidan en las escarpadas paredes de montes rocosos –Peña Cortada, en Prádanos de Ojeda, ya fue lugar de nidación de aves rapaces; hoy no se escucha ni un reclamo cualquier. Urogallos y otros animales más ‘exóticos’ no resultan tan fáciles de ser encontrados en nuestros montes ya que se esconden en frondosas zonas forestales. Pero podemos decir con un cierto orgullo que aún encontramos no sólo rebecos, animales característicos de los Picos de Europa, como también parejas de osos pardos, lobos, jabalíes, corzos, gatos monteses, martas, comadrejas, armiños, nutrias, y hasta el más querido y amado de todos, el lince ibérico (foto), rarísimo de ser observado en nuestros montes o bosques cantábricos. Hablando del lince, con aspecto grácil, de patas largas y cola corta, con una borla negra en el extremo (‘la yergue en momentos de peligro o excitación’), y las curiosas patillas que cuelgan de sus mejillas, podemos decir que se trata infelizmente del felino más amenazado del mundo. Su hábitat preferido está en los bosque y matorrales mediterráneos, a la verdad zonas muy restringidas en la península Ibérica: en Portugal se le considera extinto, en cuanto en España sólo aparece en áreas bien conservadas y aisladas de toda actividad humana ej.: el coto de Doñana/Huelva. Una de las causas de su extinción estaría en el hábitat > zonas ricas en su alimento preferido, los conejos. El lince evita tierras de cultivo y plantaciones de árboles exóticos (eucaliptos y ciertos pinos), donde curiosamente escasea el conejo > 90% de su dieta diaria. Cuenta también el tamaño del territorio por cada ejemplar evaluado en 10km²: zonas ricas en alimento, el territorio puede ser menos, así como en zonas pobres tendrá que ser mayor.        

 En España el efectivo total del lince ibérico (1990) no excedía los 1.200 ejemplares, con unas 200/300 hembras reproductoras. La reducción de las poblaciones de conejos como consecuencia de virosis (enfermedades) y la ganadería intensiva es la mayor amenaza a la supervivencia del lince. Según estudios investigativos, el número restringido de estos felinos se debe a su única y excesiva especialización predadora, los conejos. En 2008, un programa de reproducción en cautividad contaba con 52 ejemplares, repartidos en tres centros de Andalucía. Es una pena constatar que las causas principales, aunque no sean las únicas, dependen del comportamiento humano: atropellos, caza furtiva, instalación de cepos y lazos dirigidos a otras especies, envenenamientos ilegales, etc. Desde el año 2000 hasta hoy, solo en el Parque de Doñana han muerto 57 linces, de los cuales 24 murieron por atropellamientos. En esta década, murieron 8 ejemplares atropellados sólo en la carretera de Matalascañas, una cifra altísima si llevamos en cuenta que el número de linces mal pasa de medio centenar: 4 de cada 10 linces mueren en esas carreteras. Infelizmente, la vía atraviesa la zona usada por los linces en su desplazamiento. Otra amenaza terrible para el lince es la fragmentación de su hábitat y área de distribución de infraestructuras, cortando e aislando el intercambio genético entre sus poblaciones. A todas estas amenazas constantes, debemos acrecentar los incendios forestales, las reforestaciones inadecuadas, las urbanizaciones indiscriminadas y gananciosas que afectan profundamente a las subpoblaciones del sur de España que contaría con algunos cientos de linces. Sin embargo, la UINC ya declaraba el lince ibérico como especie en peligro de extinción (1986), y lo cambiaba para la categoría en peligro crítico, tipo de amenaza mayor (2002). El lince es la única especie de felino catalogado en la Lista Roja en esa categoría.


domingo, 10 de novembro de 2019

Animales En Peligro (EN)


        1 - A servicio del Medio Ambiente
                                              
         
El Libro Rojo de Aves de España (2004) – un sustitutivo actualizado del Libro Rojo de los Vertebrados (1992)- comienza no sé si con un delicado o enérgico ‘es motivo de orgullo presentar este nuevo Libro…’. En realidad, cualquier servicio a favor del medio ambiente tiene que ser, debe ser un ‘motivo de orgullo’ para todos los españoles, pues a lo largo de las últimas décadas poco o nada se ha hecho para conservar la flora y la fauna de nuestro país, principalmente en lo que dice respecto a la avifauna y sus numerosas especies amenazadas por ‘cazadores irresponsables’ y agricultores alienados, sin una pizca de educación ambiental. El objetivo único de aquellos turistas (cazadores) de media pataca es divertirse a costa de nuestros animales silvestres amenazados de extinción, entre los cuales ya se incluyen el lince, el oso pardo, el lobo ibérico, el águila real etc (animales de gran porte), pero existen otros muchos de pequeño porte o mismo casi imperceptibles corriendo el mismo riesgo; los agricultores dicen defender el pan de cada día… Desde aquellos años más de 100 taxones > poblaciones de organismos clasificables en familia, género y especie jerárquicamente divididos, así como en geografía política hablamos en país, provincia y municipio. Pues bien: España posee 100 taxones (especies y subespecies) catalogados en alguna de las tres categorías de amenaza, una cifra que supone una ¼ de los 400 considerados en el estudio, además de otros 32 taxones en la categoría casi-amenaza. Las causas son siempre las mismas: el proceso de intensificación agrícola y ganadera, el indeseado abandono rural en muchos lugares de España, los tendidos eléctricos y el crecimiento desordenado de todo tipo de infraestructura. Son claras y evidentes amenazas que se ciernen sobre humedales y ciénagas (lagunas pantanosas) de gran importancia para las aves, por ejemplo, debidos también a las enfermedades humanas y a la pérdida de su hábitat natural por la acción indiscriminada e irresponsable del hombre: sobre todo la caza intempestiva, insostenible, ilegal y sin control, por parte de las autoridades gubernamentales, aunque veamos de vez en cuando algún guarda forestal.                   
                         Todos decimos abiertamente que es preciso poner un coto a tanta barbarie cuando vemos numerosos animales silvestres desaparecidos en nuestros poblados. En muchos lugares, estos animales no se ven más en los montes o rastrojos como antiguamente. Yo, personalmente, vi en Prádanos de Ojeda un lobo ibérico cuando fui niño. Muchos han desaparecido: así es necesario revertir las amenazas identificadas y tomar medidas drásticas al alcance de todos los ciudadanos para que el riesgo de extinción de los animales silvestres y aves (terrestres o acuáticas) disminuya a lo largo del tiempo. Antes de todo, porque España es un territorio peninsular y posee dos archipiélagos y dos ciudades autónomas enclavadas en el norte de África. Sin duda, su posición geográfica la convierte en una de las principales rutas inmigratorias de aves, además de su cercanía con el continente africano, lo que influye decisivamente en la avifauna ibérica. El aspecto biogeográfico influenciado por el Mediterráneo y la región eurosiberiana delimitan nada menos que 09 pisos bioclimáticos: España está situada entre dos mundos que hacen de su paisaje un conjunto faunístico variado y complejo. Esta diversidad ambiental tiene a ver con su localización geográfica, pero también con su orografía ; 20% de su territorio está por encima de los 1000m de altitud. Las montañas y cordilleras costeras delimitan grandes espacios llanos (mesetas norte y sur) y depresiones producidas por sus numerosos ríos. Toda esta heterogeneidad de hábitats y relieves geográficos hacen de España un lugar privilegiado para los animales silvestres, principalmente para la avifauna inmigratoria.
                  La incorporación de España a la Unión Europea conllevó substanciales avances y cambios en la legislación ambiental ej.: la protección de hábitats y especies amenazadas, pero también trajo un aumento desordenado y tal vez exagerado de infraestructura (autopistas, trenes de alta velocidad, embalses, aerogeneradores, tendidos eléctricos, roturación de barbechos y eriales, forestación de tierras agrícolas y parameras etc.), cuya realidad transformadora repercutió en la mudanza de    hábitats de los animales silvestres y aves (marinas, acuáticas, rapaces y parameras). La adopción de los criterios de la UINC; Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (fundada en 1948), bajo el patrocinio de la UNESCO – en el año de 1980, reunía 83 estados, 108 agencias gubernamentales, 766 ONG’s, 81 agencias internacionales, 10 mil expertos y científicos de 181 países- ha permitido mejorar la evaluación de los diferentes factores que conducen al riesgo de extinción de un determinado taxón. Pero es preciso aclarar el resultado de cualquier evaluación, sobre todo cuando corregido el riesgo de extinción regional, pues tan sólo ofrece una información sobre la probabilidad de extinción de un cierto y prefijado taxón. Sin embargo, el hecho de conocer el riesgo de extinción ya es una herramienta útil, complementar, y con frecuencia un paso importante para establecer prioridades de conservación tanto de los animales de grande porte como de la avifauna propiamente dicha. En el Libro Rojo se presenta la valoración del riesgo de extinción, uno de los tres pilares para establecer prioridades de conservación junto con la escala global y regional del taxón y la población global que se encuentra presente en cada una de los ecosistemas de los países estudiados. En realidad, el listado de especies en peligro o vulnerables lleva en cuenta, entre otras muchas consideraciones, las especies globalmente amenazadas, las especies casi amenazadas y dependientes de conservación, así como especies y subespecies amenazadas en España, catalogadas en las tres categorías principales de amenaza (PE, SAH y V). No olvidemos que muchas especies están excluidas de esa lista por diversos motivos, como por tratarse de taxones accidentales, raros o exóticos, muy escasos y marginales…                   
                   Mismo así en el Libro Rojo constan 205 taxones (177 especies y 23 subespecies) como representantes del 50% de los taxones posibles. Incluso, en el listado están presentes los que preocupan en términos globales, europeos, nacionales o regionales. Los criterios de la UINC siguen un sistema de fácil comprensión para clasificar especies en alto riesgo de extinción global, nacional o regional, aplicable a la mayoría de los organismos vivos, con excepción de los microorganismos. El sistema sitúa las especies en categorías amenazadas con un grado alto, medio o bajo, pero los criterios no llevan en cuenta el histórico natural de cada especie. En ciertos casos se corre el riesgo de que la extinción pueda estar sub o sobreestimado. Para quien se interesa por estos asuntos, la UINC relaciona 09 categorías utilizadas en la relación de especies amenazadas de extinción: 1ª) el taxón está extinto (EX), cuando no se detecta ni un solo individuo; 2ª) el taxón está en peligro crítico; el riesgo de extinción es extremamente alto (RC); 3ª) el taxón está en peligro (EN) > riesgo muy alto de extinción en el estado silvestre; 4ª) el taxón es vulnerable (VU) porque enfrenta alto riesgo de extinción en estado silvestre: 5ª) el taxón esta casi amenazado de extinción (NT), cuando no se integra en los criterios anteriores; 6ª) el taxón se considera de preocupación menor (LC) porque las especies son abundantes  y de amplia distribución; 7ª) el taxón no posee datos suficientes (DD), porque no existen informaciones adecuadas sobre aquellas especies; 8ª) el taxón no está evaluado (NE), o clasificado según los criterios de la UINC; 9ª) especies extintas o en peligro de extinción en términos regionales (RE).     
Entre los datos que nos interesan sobre la avifauna española o regional están los siguientes: 25% de su avifauna se consideran amenazados (CR, EN, VU), 8% casi amenazados (NT) y 6% no poseen datos conocidos (DD). Este número pode aumentar si consideramos que 34% de la avifauna se clasifican como ‘amenazados’ o ‘casi amenazados’ porque presentan ‘problemas de conservación’. Por eso, la UINC usa el criterio DD (14% de las especies evaluadas) porque las informaciones son extremamente pobres: son especies y subespecies restringidas a los archipiélagos de Baleares y Canarias. En un universo de 156 taxones situados en el criterio ‘con problemas de conservación’ podemos concluir señalando estos datos: 25% de las especies estudiadas están en las categorías CR, EN y VU; 34% en la categoría NT; y 40% en la categoría DD. Otro destalle: 50% de 15 especies estudiadas y clasificadas como ‘en peligro de extinción’ afrontan un alto riesgo de extinción en las próximas tres generaciones. Algunas especies como la pardela balear, el alimoche canario y el pinzón azul están en ‘peligro crítico’. Otras especies ‘en peligro crítico’ son la focha moruna, el águila pescadora, el ánsar campestre, el porrón pardo, el torillo andaluz, el alcaudón chico, etc. Su extinción en España significaría una pérdida irreparable de la biodiversidad, aunque su población sea marginal en varias regiones peninsulares. De cualquier manera, 8% de la avifauna en España está clasificada como ‘casi amenazada’, indicando por tanto que se encuentran próximas a considerarse ‘amenazadas’. En los tres niveles de amenaza (del mayor al menor) entre 1992 y 2004 (fechas de los dos Libros Rojos) sólo el avetoro común y la foca moruna han mejorado ligeramente, pasando de un estado desesperado para una situación de cierta esperanza, ya el alcaudón chico está prácticamente extinto. Curiosamente, el torillo andaluz y el zarapito picofino están rodeados de misterio, en cuanto la cigüeña (blanca y negra), el quebrantahuesos y el águila imperial ibérica han mejorado considerablemente. La mejoría se debe en parte a los esfuerzos de las administraciones públicas, entidades privadas y ciudadanía en general. Otros taxones como la paloma turquesa, el halcón tagarote y la hubara canaria han mejorado a causa de su mayor conocimiento actual y de una aparente y tímida recuperación.                     
             Actualmente, el CNEA – Congreso Nacional de Educación Ambiental, adopta nuevos criterios y categorías de evaluación: ‘en peligro de extinción’ (E), ‘sensible a la alteración del hábitat’ (SAH) y ‘vulnerable’ (VU), esto se debe a que 80% de la avifauna amenazada en España (en la actualidad) no cuenta con el grado de protección necesario ej.: en la categoría ‘vulnerable’ sólo 9% tienen una protección adecuada.
Hoy en día muchas personas se interesan por el medio ambiente, y desean saber cuáles son las causas que originan esas amenazas o ponen en peligro la fauna y la flora peninsulares. Las más importantes y amenazadoras suelen resumirse a 20 categorías, entre las cuales se citan siete como definitivas:
     1ª) la pérdida o destrucción del hábitat natural de las especies: 70% de los casos conocidos son de alta amenaza. Entre las aves, esta pérdida es 100% amenazadora;
    2ª) las molestias de la fauna son provocadas por el hombre de las formas más variadas posibles: deporte, pesca, circulación fuera de las pistas, recogimiento de leña, etc. Los 36% estudiados sufren esta amenaza alta;
   3ª) el abandono agrícola, así como su intensificación y la ganadería provocan graves pérdidas de hábitats esteparios y de secano cerealista. La destrucción de linderas y roturación de eriales aumentan la amenazan, así como el uso de productos fitosanitarios. El 54% de los taxones son afectados gravemente por estas causas; y 38% lo son también de forma continuada;
   4ª) las causas naturales como la depredación natural y las diferentes interacciones con otras especies también ocasionan grandes pérdidas específicas, sobre todo cuando se trata de poblaciones pequeñas;
    5ª) la caza insostenible, ilegal y desprotegida es sin duda una de las causas más consistentes contra determinadas especies como es el caso del águila-azor, del jabalí, del lobo ibérico, del quebrantahuesos, de la perdiz o codorniz, etc;
    6ª) la introducción de especies de fuera introducidas en el país, como aves, peces y mamíferos que depredan o compiten con especies locales, sobre todo con animales domésticos asilvestrados o no. De las especies catalogadas 19 se ven seriamente amenazadas por esta causa que depende exclusivamente de las autoridades gubernamentales;
   7ª) las electrocuciones o colisiones en tendidos eléctricos e infraestructuras (carreteras, parques eólicos, canalizaciones, minería, instalaciones deportivas en montañas y parques naturales, etc). Se citan también la reducción de recursos tróficos (suelo), contaminación de zonas húmedas, plumbismo y marina, exploración forestal intensiva o inadecuada, fenómenos naturales y atmosféricos (incendios por rayos), la propia urbanización y utilización de pesticidas/agro-tóxicos/venenos, alteración del régimen hídricos de los humedales (lagunas), fragmentaciones del hábitat y los efectos-barreras impuestos por carreteras, canales, puentes o viaductos etc.                     
La Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad creó un listado de especies silvestres en régimen de protección especial que incluye especies, subespecies y poblaciones merecedoras de una atención particular en función de su valor científico, ecológico y cultural y, antes de todo, por su singularidad, rareza o grado de amenaza, así como aquellas especies que figuran como protegidas por convenios internacionales. El régimen de protección especial conlleva prohibiciones de recolección o captura del medio silvestre, como también el transporte y comercialización de los individuos específicos. El catálogo o listado incluye sobre todo las especies en las dos principales categorías: ‘en peligro de extinción’ y ‘vulnerable’. El Real Decreto 139/2011 desarrolló aún más ese listado y pidió a todas las comunidades autónomas para que elaborasen y aprobasen planes de recuperación de las especies consideradas ‘en peligro de extinción’ y planes de conservación de las especies ‘vulnerables’. Este último listado cuenta con 904 taxones, de los cuales 120 son ‘vulnerables’ y 176 ‘en peligro de extinción’. El listado especial completo incluye las siguientes especies:
 * flora - 171 listados, 34 vulnerables, 112 en extinción              => total 317
* invertebrados -57 listados, 14 vulnerables, 17 en extinción    => total   88
* anfibios - 20 listados, 6 vulnerables, 2 en extinción                 => total   28
 * peces - 19 listados, 3 vulnerables, 10 en extinción                  => total   32
 * reptiles - 53 listados, 6 vulnerables, 7 en extinción                 => total   66
 * aves - 245 listadas, 31 vulnerables, 21 en extinción                => total 297
 * mamíferos - 43 listados, 26 vulnerables, 7 en extinción          => total   76
 Total: 608 listados, 120 vulnerables, 176 en extinción               => total 904    

                           Efectivamente, existen en España varias o muchas especies en peligro de extinción, lo que quiere decir que, si no se toman medidas eficientes a corto plazo, su desaparición puede ser inminente, con la terrible constatación sin vuelta: perderemos para siempre parte de nuestra fauna autóctona. Sí, es verdad: existen en el país muchos animales en peligro de extinción, principalmente debido a tres factores fácilmente identificables: la destrucción de su hábitat natural (incendios y deforestación), la caza furtiva, ilegal y discriminada, y la contaminación de las aguas corrientes donde esos animales se acercan para matar la sed. Estos y otros flagelos son cada día más severos y sus porcentajes aumentan de manera alarmante y asustadora: se dice que 37% de los vertebrados en España están en peligro de extinción, y 7% ya desaparecieron o están en vías inminentes de hacerlo. ¡Una verdadera catástrofe! Y aunque en España no se críen o medren las 10 especies más en peligro de extinción del Planeta: oso polar (1), el tigre de Bengala (2), los corales (3), el canguro (4), la ballena (5), el pingüino (6), la tortuga de mar (7), el orangután (8), el elefante (9) y el albatros (10) – especie más en peligro de extinción entre las aves, en el mundo entero. Infelizmente, también en nuestro país tenemos 10 especies en peligro de extinción (por orden de peligro inminente): el lince ibérico (1), el lobo ibérico (2), el oso pardo (3), la foca monge (4), el águila imperial ibérica (5), el buitre vulture (6), el chivo bucardo (7), la londra ibérica (8), la tortuga mora (9) y el milano real (10). Pero existen otros muchos, como la ballena franca, la mink europea (mustela), el falcón barbary, el urogallo cantábrico (o pirineo), la cigüeña, el quebrantahuesos, el lagarto gigante, el camaleón común etc. Es un listado interminable…

                      Como podemos observar, la biodiversidad en España corre serios peligros, siendo el país europeo donde se concentra el mayor porcentaje de especies amenazadas, casi amenazadas y vulnerables. La UINC nos alerta: ‘España concentra una gran proporción de especies amenazadas en Europa, y tiene la importante misión y responsabilidad de proteger a esas especies en su territorio nacional. El informe recuerda que, como miembro de la Unión Europea, España se comprometió a frenar la pérdida de su biodiversidad hasta 2020. Por tanto, es necesaria una acción urgente para cumplir estos objetivos regionales, nacionales y globales’. Según relatoría de la UINC, España alberga 85 mil especies de animales y plantas, lo que representa 54% del total descrito en Europa, o sea, 5% de la biodiversidad global. Empero, muchas de ellas están en riesgo de extinción: 38% de las especies que forman parte de la Lista Roja Europea están presentes en la península Ibérica y se encuentran en continua amenaza. Esa cifra es la más alta de Europa, seguida de Grecia con 32% y de Portugal con 23%. Un absurdo que no puede continuar adelante: está encendida la pisca-pisca roja para España que parece dormir la siesta, en cuanto sus animales y plantas sucumben a la depredación más irresponsable de su Historia. Por eso, si estos datos son preocupantes, también lo deben ser sus políticas de biodiversidad, estatales y autonómicas. La ONG Ecologistas en Acción acusa al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de centrar sus esfuerzos en modificar la normativa ambiental con graves consecuencias de desprotección y desregulación, mientas que las comunidades autónomas respaldan proyectos que dicen favorecer el crecimiento económico, pero en realidad conllevan graves resultados ambientales y sociales contra la biodiversidad. 
Las consecuencias son tan prejudiciales al medio ambiente que podemos testificarlo por los siguientes listados: en nuestro país están amenazados de extinción 19% de los mamíferos (grande y pequeño porte), 24% de los reptiles (sobre todo lagartos), 37% de los peces de agua dulce (ríos, embalses, canales y lagunas), 26% de los moluscos terrestres, 34% de los moluscos de agua dulce (entre ellos, nuestro famoso cangrejo autóctono), 7% de los anfibios, 8% de las libélulas, 6% de los escarabajos, 5% de las mariposas, y 26% de las plantas vasculares (de
tejidos especializados que conducen agua, nutrientes y minerales a través de raíces, tallos, hojas, etc). Más de 1/5 de las especies estudiadas está en riesgo de extinción, y 10% están casi amenazadas de extinción. Curiosamente, la mayoría de las especies en peligro de extinción se encuentran en matorrales, zonas rocosas, humedales y bosques (‘montes’) como es el caso particular de Prádanos de Ojeda. En verdad, estos ecosistemas requieren una atención especial si realmente se desea garantizar los hábitats donde esas especies más sensibles se encuentran en la actualidad. Por ejemplo: el lince ibérico, nuestro felino más amenazado de extinción, cuenta apenas 200 ejemplares en todo el mundo. ¿Causas de esta amenaza? Son tres principales: la fragmentación de su hábitat, la pérdida de alimento debido a la deforestación de nuestros montes, y a la mortalidad directa relacionada con el propio hombre (venenos, caza, atropellos en carreteras y caminos), así como la contaminación de las aguas donde intenta matar la sed, principalmente en tiempos de sequía. En Prádanos hubo un tiempo en que diversos animales, como el lince, el jabalí, el oso pardo, el lobo ibérico, el corzo, el raposo, la liebre, etc. se veían con relativa frecuencia. Hoy sólo algún que otro corzo o ciervo ibérico se ven en los rastrojos cuando salen en busca de agua refrescante.                    
Y como si las causas amenazadoras fuesen pocas, también entran en escena las diversas enfermedades causadas por la actividad humana. Los animales normalmente no tienen protección contra una enfermedad importada, y su contacto supone la muerte inexorable en muchas ocasiones. La polución a través de un gran número de productos químicos (fertilizantes, residuos industriales, insecticidas) es hoy en día un problema de elevada toxicidad, por dos razones: la primera ocurre cuando la especie extinguida sirve de alimento para otras especies; la segunda, cuando la especie desaparecida deja un nicho ecológico vacío que puede ser ocupado por otras especies llamadas oportunistas, como roedores o gaviotas. Las especies extinguidas son las más especializadas, mientras las que sobreviven son capaces de resistir a los estragos humanos, como ratas, cucarachas, etc. Normalmente son plagas de campos abiertos de cultivo o especies transmisoras de enfermedades tanto al hombre como a los animales domésticos. Las enfermedades transfronterizas son por lo general epidémicas altamente contagiosas que se propagan con mucha rapidez, y causan altas tasas de mortalidad y enfermedades a veces difíciles de diagnosticar, lo que genera graves consecuencias socioeconómicas y amenaza constante para los productores pecuarios. La globalización, los cambios climáticos y la invasión de tierras favorecen la diseminación de tales enfermedades animales, algunas incluso transmisibles a los seres humanos vía nutrición, alimento, producción y comercio de ganado (carne, leche, pieles, fibras, transporte, etc). La FAO viene elaborando estrategias para una gestión mejorada. En 2011, declaró erradicada la peste bovina: aunque no afectaba a los seres humanos, causaba verdadero pánico porque podía exterminar rebaños enteros.